LECCIÓN
10
EL
CAMINO ES FÁCIL Y SIN ESFUERZO
Amado y Santo Hijo de la Luz y del Amor
Divino, como siempre, vengo a permanecer contigo en perfecta verdad, en
perfecta aceptación, y en perfecta paz. Vengo desde aquel lugar que nosotros compartimos
eternamente como el único Hijo Unigénito de Dios. Yo soy, por lo tanto, esa Mente que te susurra en cada momento
de inspiración. Yo soy, de hecho, esa
Mente que se cuela subrepticiamente en tu mente en el espacio entre dos
pensamientos de miedo y que te recuerda a la Verdad que te hace libre.
Una vez yo fui un hombre —es decir, al
igual que tú. Una vez centré y dirigí mi atención y me identifiqué con un ser
único que nació en el tiempo y que se desvaneció en el tiempo. Y caminé sobre
tu plano como todos los hombres y las mujeres lo hacen. Pero mientras caminaba
en tu planeta, comencé a reflexionar sobre el significado de la Creación, sobre
el propósito de mi existencia.
Y mientras que los demás parecían más
bien, estar alegremente atrapados o al menos entregados a los caminos del
mundo, en la búsqueda de sus distracciones momentáneas, de sus intentos de
obtener y de controlar tanta riqueza como pudieran, y de toda las demás cosas,
a menudo yo prefería alejarme y estar solo. Me gustaba mucho sentarme debajo de
los árboles al lado del afluente de un riachuelo para tratar de descifrar el
misterio que se muestra en la belleza de una flor, a tratar de ver el poder que
se revela en el viento que baila a través de los pastos, y para contar los
relucientes diamantes que brillaban por toda la superficie de un lago cuando el
sol de la mañana se levantaba para hacer brillar su luz.
Comencé a aprender a preguntarle a esa
Fuente, a ese Misterio:
“Padre, Aquél que me ha dado nacimiento,
¿Por qué yo existo?
¿Dónde estoy?
¿Quién soy yo?”.
Fue creciendo mi deseo de llegar a
conocer a la Verdad que pudiera darle la libertad a toda la humanidad y hacerla
libre. Descubrí que a menos que la libertad se manifestara plenamente en mí, no tendría sentido hablar de ella
con los demás. Así que busqué a las más grandes mentes, a los mejores de los
maestros. Y sí, fui bendecido por una estructura familiar que ya estaba dedicada
a la comprensión de los misterios de lo que ellos conocían como Dios. Ellos me
llevaron a muchos de esos maestros.
A medida que mi propia sabiduría
comenzaba a evolucionar, los maestros me miraban y se decían unos a otros:
“Algo interesante está ocurriendo aquí, en este hijo
de José”.
Pero entre ellos habían algunos que ya sabían
mucho más de mí, acerca de algo que yo todavía no sabía sobre mí mismo. Eran
los profetas, los videntes, los astrólogos y los sabios de muchas culturas que ya
sabían que en el marco de la mente
consensuada de la humanidad, la que tú llamas la consciencia colectiva, se había
arrojado una piedra, en esa cristalina y tranquila piscina, y que eso crearía
las ondas que comenzarían a cambiar la forma en la cual la consciencia de la humanidad se percibía a sí misma.
Yo aún no sabía estas cosas de mí mismo,
debido a que mi propio nacimiento en este mundo fue velado en el misterio para
mí, al igual que tu nacimiento fue velado en el misterio para ti cuando tú te
asumiste como un ser humano.
A medida que crecía, comenzaron a
revelarse en mí en lo profundo de mi oración silenciosa y en lo profundo de mi
meditación muy silenciosa, destellos, ideas, reconocimientos y recuerdos de
otras dimensiones. Comencé a desarrollar la capacidad de estar en comunicación
con los maestros de mi linaje que habían abandonado el planeta desde hacía ya mucho
tiempo. Empecé a entender que la consciencia no se limita al espacio y al
volumen de un cuerpo en lo absoluto.
Mientras yo observaba a la gente ocupada
en sus trabajos, comencé a ver que la gran mayoría de los seres se confundían
totalmente a sí mismos con el cuerpo. Vivían como si habitaran dentro
del cuerpo, y por consiguiente, como si fueran prisioneros, como si estuvieran
encarcelados, de alguna extraña manera. Vivían como si lo que le pasara al cuerpo
les pasara a ellos. Vivían como si no
supieran que podían trascender el cuerpo en cualquier momento; que podían
probar la vasta extensión de la consciencia, que podían viajar a otros tiempos
y lugares con poco más que entregar la atención que le ponían al mundo que
habían hecho.
Al principio, yo no entendía estas cosas
y me percibía a mí mismo como un ser bastante
extraño. Dentro de mí, se producían conflictos cuando surgían los miedos en mi consciencia, los miedos que
forman parte de la consensuada realidad humana, el conflicto:
“¿Debo ser y permanecer como todos los demás? Tal
vez debería volver al taller de carpintería de mi padre y simplemente aceptar
que estoy destinado a ser solo un carpintero”.
Pero también había otras voces que me
hablaban y me llamaban, que venían frecuentemente por la noche. Como yo había
desarrollado mi habilidad de discernir estas otras realidades, estas otras
dimensiones, al dirigir y cambiar mi atención desde el mundo del cuerpo hasta el
mundo de la visión interior, a menudo ellos venían por la noche y se paraban al
lado de mi cama. Llegué a reconocer quiénes eran. Llegué a reconocer a los
maestros y profesores de un antiguo linaje del cual yo era parte. Ellos venían
y me susurraban:
No olvides el propósito por el que fuiste enviado
desde la Mente de Dios, porque a través de ti habrá de nacer el comienzo de un
antiguo recuerdo. Y tu vida se convertirá en aquello que le demostrará a muchos
la Verdad de que solo el Amor es real.
El punto de todo esto es simple. Quiero
transmitirte a ti, una vez más, que la vida que yo viví como un hombre no fue
diferente a la tuya. Empecé con un velo de misterio, un niño entre los niños,
un ser humano que lucha para darle sentido a su mundo. Sí, había dentro de mí
algo que me estaba llamando, un anhelo de saber algo que el mundo no parecía
enseñar. ¿Pero no es cierto que muchos de ustedes han sentido esa misma
llamada, ese mismo anhelo —de tocar lo que es invisible, de ver lo que no se
puede ver, de escuchar lo que los oídos nunca han oído, de abrazar lo que los
brazos no pueden alcanzar, de permanecer en perfecta paz y perfecta confianza?
Amado amigo, comprende esto bien. Te lo
digo nuevamente. Vengo solo como tu hermano y tu amigo; alguien que caminó como
tú caminas, alguien que respiró como tú respiras, alguien que lloró como tú
lloras, alguien que ha reído como tú ríes. Soy como tú eres.
Si hubiera alguna cosa que yo pudiera
darte a ti, sería simplemente esta: cuando contemples tu vida y cada evento que
se desarrolla en ella, cada vez que sientas que has fracasado, cada vez que estés
en conflicto, cada vez que estés seguro que nunca serás capaz de trascender
todos estos altibajos y las olas emocionales que parecen que vienen cuando
vives en tu mundo, recuerda, que:
Yo he vencido al mundo. [1]
Y
debido a que yo lo he vencido:
Tú
ya has vencido al mundo también.
¿Por qué? Debido a que compartimos el
mismo Campo Infinito de la Mente que trasciende en mucho a todos los niveles y
dimensiones de la manifestación. Tú puedes conectarte con lo que ya ha
ocurrido. Solo necesitas verme a mí como tu hermano y amigo, y reconocer que el mundo ha sido vencido,
y luego aceptar la libertad, que es
el efecto de haberlo vencido, como tuya.
Así que aprende a sentarte en tu silla,
después de tus cinco minutos de permanecer como Cristo, en los que te dices a
ti mismo:
He aquí, que yo soy libre.
El Cielo es ahora.
El pasado se fue, y yo elijo nuevamente.
En este día, me comprometo a enseñar solo Amor
Al compartir solo pensamientos amorosos.
En este día, voy a contemplar a cada quien que venga
a mi experiencia y primeramente respiraré profundamente la presencia del Espíritu
Santo.
Y miraré a través de unos ojos transformados
por el simple reconocimiento de la verdad:
Todas las mentes están unidas, y no veo a un extraño
delante de mí,
sino a alguien que camina como yo camino, que siente
como yo siento, que anhela como yo anhelo,
que es humilde como yo soy humilde, que reza por paz
como yo he rezado.
Por lo tanto, le daré lo que está buscando.
Y en ese dar, lo recibo yo.
RECONOCE
LA VERDAD QUE TE HACE LIBRE
El camino es tan simple y tan fácil que la
mente del mundo la pasa por alto, pensando simplemente que no puede ser. Porque
lo que es simple parece imposible para los que insisten en la complejidad. Y
una mente que insiste en el conflicto simplemente no puede aceptar que hay otra manera. Sin embargo, lo que
espera delante de ti es simplemente esto: al final de todas tus luchas, al
final de todas tus dudas, y al final de todos los momentos en los que
inconscientemente te conformaste de acuerdo a la mente del mundo, de ahí solo te
quedará hacer la simple elección que ha de ser hecha, la elección de reconocer
la verdad que ya te ha hecho libre:
Yo y mi Padre somos Uno. Así ha sido por siempre.
Esto se logró en el ser de Jeshua ben Joseph,
quien me reveló a mí la verdad de mí mismo, porque
me amaba.
Y si él puede hacerlo, yo puedo hacerlo.
Incluso en este momento,
yo acepto mi destino de caminar despierto en esta Tierra
en paz,
con dominio, con maestría y no en el miedo.
Y empiezo mi ministerio ahora.
Porque, ¿a quién tú puedes buscar que
pueda sanarte? ¿A quién puedes descubrir que pueda traerte alguna forma de
magia que pueda superar tu resistencia a la Verdad? Mira por lo alto en el
Cielo y por lo bajo en la Tierra y no lo encontrarás. Busca por siempre, y
seguirás siendo un buscador por siempre. Porque la Verdad se encuentra en tu
corazón y todo el poder bajo el Cielo y la Tierra te ha sido dado a ti[2]. Ese es el poder que cambia el impulso de
la mente y que cura toda percepción de estar herido.
Al final de toda búsqueda, tú debes
mirarte en el espejo y decidir ser el que
se cura a sí mismo. Tú eres el
que decide, desde la libertad infinita, cómo utilizar el poder de tu mente en
cada momento. Por lo tanto, la única pregunta que un buscador de la verdad,
real y verdaderamente necesita preguntarse a sí mismo es la siguiente:
¿Quiero conocer el conflicto o la paz?
¿Quiero tener la razón o ser feliz?
¿Quiero ver la perfecta neutralidad de todos los
eventos en este mundo
como briznas de un sueño, que nacen y desaparecen?
¿Quiero verme a mí mismo pleno y completo?
Porque como contemple al mundo, me habré juzgado a
mí mismo.
Y como me contemple a mí mismo, juzgo al mundo[3].
Ese fue el simple secreto que una vez yo
descubrí cuando caminé en tu planeta. No se trataba de lograr algún gran estado
místico de consciencia. No se trataba de la adquisición de grandes poderes que
podrían atraer la atención de miles de personas. Ni siquiera se trataba de ser
capaz de manifestar, aunque estos poderes pueden de hecho a menudo expresarse a
través de la mente, a medida que despierta.
Se trata de aceptar la Verdad que es
verdad siempre y estar determinado a permitir que la Verdad sea la base y el
fundamento desde la que disfrutas cada
momento de tu experiencia.
Estoy despierto. Estoy a salvo. Estoy en paz.
¿Para qué quiero que sea verdaderamente este momento?
Porque como yo lo decrete, así será.
Amado amigo, el camino es fácil y sin esfuerzo[4].
Tú existes para extender tu tesoro. Y tu tesoro es aquello que se guarda en el
Cielos a través de la decisión de recordar solo tus pensamientos amorosos, para
extender solo pensamientos amorosos, y permitir que tus acciones puedan
expresar o manifestar en el campo del tiempo lo bueno, lo bello, y lo santo. Nunca te quitan tu libertad. Nunca en
ninguna circunstancia pierdes la inocente libertad de enseñar solo Amor, de ser
la presencia de la Paz, al reconocer que el mundo no puede darte nada, al igual
que el mundo no puede quitarte nada.
Cuando un niño pasa por un cambio de consciencia,
llega a un punto en su proceso de maduración, que no es debido a la lucha, ni
al diseño, ni por haberlo procesado mucho, ni es tampoco por ningún tipo de
estrategia. El niño simplemente, en un instante, mira a los juguetes con los que
él había estado jugando y simplemente los trasciende. Los padres llegan a casa
y el niño toma el camión de juguete y lo guarda en el armario. La muñeca es
puesta en la repisa de la ventana y se toma a un libro en su lugar. ¿Quién ha
hecho el cambio? No es nadie afuera de ese niño.
Cuando abandonas algún hábito “negativo”,
ya que esta es la manera como tú prefieres percibirlo, cuando has renunciado a darle
valor a aquello que ya no te sirve, tú simplemente lo trasciendes, y ya has
terminado con eso. No es gran cosa. Nadie lo hace por ti, tú simplemente lo
decides. Le retiras el valor que le habías
puesto, y los objetos que habían sido los símbolos de aquello que habías valorado simplemente abandonan tu vida.
Es solo de esta manera, como la no-iluminación
se puede poner a un lado como si fuera un juguete que se ha superado por la
edad —con solo observar a todos los efectos de la no-iluminación, y luego hacerse
la pregunta:
“¿Es esto lo que deseo que continúe como mi
experiencia?
¿O estoy dispuesta a poner la muñeca en la repisa de la ventana,
y tomar un libro en su lugar?”
¿O estoy dispuesta a poner la muñeca en la repisa de la ventana,
y tomar un libro en su lugar?”
Es un libro que habla de la Vida, un
libro que está lleno de sabiduría, un libro que te enseña a entrar suavemente
en el mundo, pero sin pertenecer al mundo.
Ese
libro
es la profundidad de tu propia consciencia en la cual todas las cosas ya están
escritas. Y esa profundidad encuentra
su fuente en tu corazón. Tú entras en él a través del perdón, a través del
proceso de renunciar al mundo —no
odiando al mundo, no menospreciando al mundo, sino simplemente renunciando a
él. Tú permites que tu tiempo te
sirva en el proceso de renunciar a lo que ya no te sirve, y que solo perturba
tu paz.
COMPROMÉTETE
A DESPERTAR A LA PAZ QUE YA ESTÁ DENTRO DE TI
A medida que cultivas esta práctica, encontrarás
la paz que ya está adentro de ti, que has tocado una y mil veces en un millón
de maneras diferentes, esta paz comienza a crecer más constante —como los rayos
del sol que comienzan a filtrarse a través de la niebla que se ha asentado en
el valle de la montaña que oscurece la claridad de todas las cosas. Tu paz
desciende suavemente, como una paloma[5],
que desciende como dirían algunos, a través de la coronilla de la cabeza, hacia
abajo a través del cerebro-mente, y hacia abajo hasta el corazón, el abdomen, y
en todas las células del cuerpo, mientras que el cuerpo dure.
El renunciar suavemente al mundo, descansa
en tu decisión de elegir enseñar solo Amor, porque te has dado cuenta de que
cuando no lo haces, el efecto que inmediatamente llegas a conocer es doloroso,
es conflictivo, es insatisfactorio, y que eso es lo que ya no deseas.
Aquí, ya has comenzado a trascender el
mundo que has hecho, y así reclamar el mundo que fue hecho para ti, un mundo
que se basa en la unión perfecta, en la unión de Padre e Hijo, Dios y
Descendencia, Creador y Creado. El camino es
fácil y sin esfuerzo.
¿Qué valor que alguna vez hayas puesto
sobre el mundo, te ha restaurado a ti la paz que buscas? Tú has pensado
erróneamente: “Oh, este automóvil lo logrará;
esta relación lo hará; esta nueva carrera lo hará. Si pudiera hacer un viaje a
los rincones más lejanos del mundo, entonces yo estaría en paz”. De esa
manera la paz nunca llegará a ser lo suficiente.
Un creador, que permanece iluminado,
sabe que todos los eventos son neutros, tan neutros que no tienen ningún
efecto, excepto para aquellos que eligen estar atrapados en las ilusiones. El
creador, despierto, simplemente crea a partir de la devoción al Misterio de
Aquello que lo ha creado a él o a ella. La mente de un creador iluminado no se levanta
por la mañana y dice: “¿Cómo podré sobrevivir
otro día en este mundo?” Por la mañana, cuando se levanta un creador
iluminado, la pregunta que se hace es:
¿Cómo
podría yo en este día extender el tesoro de lo bueno, lo santo y lo bello?
¿Cómo
podría, justo donde yo estoy, experimentar estos tesoros
incluso
dentro del espacio y el volumen de este cuerpo?
¿Cómo puedo observar amorosamente lo que mis ojos físicos
me muestran,
de manera que yo pueda discernir o extraer lo bueno,
lo santo y lo bello,
y que por lo tanto, me los dé a mí mismo?
La mente de un creador iluminado sabe que por sí misma, no hace nada.
Pero en cada momento que decida, puede permitir
que el Gran Poder y el Misterio del Amor dirija su curso. Puede utilizar el
tiempo para perfeccionar su habilidad de escuchar únicamente a la Voz a favor del Amor, momento a momento,
respiración tras respiración, día tras día, hasta que el tiempo se traduce en la
eternidad. Y la mente descanse, reclinada, en su perfecta unión con Dios.
Todavía ocurrirán los eventos. El mundo seguirá
siendo lo que el mundo elija ser, ignorando que en el medio camina uno que está
despierto, quien no tiene que hacer ninguna demostración. Simplemente ser la presencia del despertar, que ahora
sabe que en cada momento será informado
por la guía y orientación del Confortador, por la guía de la mentalidad correcta,
la guía de la iluminación. De manera que ya no estará aferrado al miedo: “¿Qué debería decir? ¿Qué debería hacer?
¿Cómo lo tomará esta persona?” El mundo ya no le preocupa.
Experimenta su propia vida como un
misterio que continuamente fluye, como si algo
más estuviera viviendo a través de él. Este es el significado de las
palabras de mi amigo[6]: “Deja que la Mente que esté en ti, sea la que
estuvo en nuestro Señor, Cristo Jesús”[7],
como leerías en la Biblia. Esa Mente
es la Mente de la perfecta libertad. No pertenece a nadie, pero puede ser
cultivada para que fluya a través de ti.
Pero únicamente —únicamente— si cada fibra de tu ser está totalmente comprometida
con la santidad. No puedes dejar un dedo afuera y llegar al Cielo. Toda tu mente, toda tu energía, todos
tus dones, toda tu propia consciencia
debe comprometerse a ser la presencia de la Paz. Esto es lo que nadie puede
hacer por ti. Sentarse a los pies de los maestros iluminados, leerme o
escucharme a mí, no lo hará por ti.
El más sabio de los estudiantes es el que
oye la palabra y la pone en práctica[8],
con diligencia, para sí mismo, y no por su madre, no por su
padre, no por su cónyuge, no por su hermano, no por su hermana, no por el bien
del planeta, no por el bien del universo, no por el bien del nuevo amanecer que
viene, no por el bien de todo, sino para sí
mismo. Porque su Ser es lo que Dios creó. Y ese Ser te llama para que lo honres, al separar a tu Ser de las
ilusiones que tú has permitido que hagan un hogar en tu mente,
y que
te
comprometas totalmente a enseñar solo Amor.
No hay otra manera. Sí, tú puedes aprender
a sentarte en meditación y permitir que la mente y el cuerpo floten libres, para
relajarse. Sí, tú puedes aprender rituales que te ayuden a enfocar tu atención
para recordar aquello con lo que estás comprometido, y que así las
distracciones del mundo no parezcan que te atrapan o te enganchan tanto. Hay
muchas estrategias que puedes disfrutar y experimentar. Pero al final, es solo
esto:
una
tranquila elección interna que nadie reconoce, que nadie ve, que nadie escucha.
Es por esta razón que una vez le grité a
los Fariseos: “Oh, sí, Ustedes en verdad ya
recibieron su recompensa cuando se paran en las esquinas de las calles para que
todos los vean y sepan que están ayunando y orando, cuando deberían ir a su
propio cuarto privado para orar”[9]. Es decir, estar
en tu propia privacidad, sin hacer un espectáculo, sino simplemente utilizar cada momento para
reafirmar tu compromiso de aprender todo lo que el Amor es, al enseñarlo. Enseñar
por la palabra, quiero decir simplemente que tú elijes expresar solo el Amor en
cada momento.
El perdón es un acto a través del cual
se aprende lo que es el Amor, que te lleva a una trascendencia del mundo. Al compartir
solo pensamientos amorosos —pensamientos de apoyo— al contemplar suavemente al
Cristo en otro de una manera que te lleva a la trascendencia del mundo. Contemplar
todas las cosas de este mundo y ver su perfecta inocuidad, su incapacidad de
limitarte o aprisionarte, es un camino que te lleva más allá del mundo.
Y por encima, de todas estas cosas,
descansar en la práctica de “buscar primero el Reino”, que significa no creer
en mí, no tener alguna noción teológica de lo que Dios es, no es adherirse a
una determinada religión, o a una determinada doctrina de la iglesia . El Reino de los Cielos está dentro de ti[10]. Que es precisamente
el mismo poder de elección. ¿Qué piedra vas a arrojar en la piscina de tu consciencia?
Imagínate llegar a un punto en el que,
justo antes de cada acción en la que participas —sin ritual, sin ninguna dificultad,
sin grandes espectáculos y exhibiciones, sin la quema de incienso y sin el
encendido de cuarenta millones de velas y de todos los cantos gregorianos o del
rock and roll o lo que sea que elijas, sin nada
de eso— en el silencioso templo de tu corazón, haces esta simple elección:
En
este momento, voy a descubrir lo que significa enseñar solo Amor.
Podría ser una simple sonrisa. Podría
ser que dejaras que tus ojos contemplaran la belleza de una flor, y digas: “Ah, esto es muy bueno”. Podrías
desayunar y en realidad estar allí
mientras estás comiendo, en lugar de dejar que tu mente se vaya a la oficina.
Aquí, amado amigo, este es el camino a
la Verdad que te hace libre:
Debes estar total y absolutamente comprometido a
estar despierto por ninguna otra razón que, te has dado cuenta que no tienes
otra elección.
Ya las has tomado todas y solo te han llevado
al dolor.
RECONOCIENDO
LA PRESENCIA DE CRISTO EN TU INTERIOR
Tu Ser te está llamando y clamando para
ser reconocido como lo que es —un maestro despierto, la presencia de Cristo en
ti que te informará cada paso, que te informará cada decisión, que te informará
la cualidad de tu percepción, que te informará la propia naturaleza de la
expansión por siempre de tu propia consciencia transparente. Porque es tu consciencia,
únicamente, la que puede llegar a extenderse y abrazar a todas las cosas
creadas, hasta que literalmente, te das cuenta de que todas las cosas, ¡han surgido desde adentro de ti!
¡Así es lo grande que eres! ¡Así es lo grandioso
que eres! ¿Por qué? ¡Porque eso es todo
lo que tú eres! Tú eres el océano desde el cual las olas y las olas de dimensiones
y mundos han surgido. Esa Mente es lo
que tú requieres dejar que esté en ti, como una vez estuvo dentro de mí, cuando
caminé sobre la Tierra. No lo hagas más difícil.
Cada vez que escuches hablar de que hay un
maestro que enseña esto, o de que hay un maestro[11] que
enseña aquello otro, pregúntate esto:
¿Me ofrecen estos maestros la simplicidad o la complejidad?
¿Me ofrecen una paz sencilla y nada especial, o debo tener varios ropajes
llamativos y enseres a mí alrededor? ¿Me dan meditaciones y oraciones complejas
y cosas que hacer, o simplemente me recuerdan a la Verdad y me piden que
descanse en ella? ¿Vienen a decirme que tengo que ir a mil peregrinaciones? ¿O
es que ellos me recuerdan que cuando estoy haciendo mi taza de té por la
mañana, el Cielo está presente, y que si voy a recordar quién está haciendo el
té?
Es Cristo.
Por tanto, no te distraigas. Porque en
el final de esta Era, van a venir una gran variedad de aquellos que profesan
ser maestros de la iluminación que te guiarán en todo conocimiento[12].
Mira con cuidado, ¿Te exigen ellos a ti que los sigas? ¿Te exigen a ti que
renuncies a tu propio discernimiento?
¿O ellos te piden que mires más profundo
adentro de ti? Te preguntan: “¿Qué es lo que estás sintiendo tú? ¿Qué es lo que piensas tú? ¿Qué quieres tú hacer? ¿Estás tú dispuesto
a aceptar la responsabilidad por el efecto? ¿En qué crees tú? ¿Qué deseas tú? Tú eres
libre. Yo soy igual a ti. Estoy solo en el papel de un guía temporal para ti y
algún día estarás mucho más allá de mí”.
¿Cómo hablan? ¿Qué enseñan? ¿Se filtra
el miedo en sus palabras? ¿Creen ellos que deben enseñarte a controlar las
fuerzas de la naturaleza, las fuerzas de la mente[13]?
¿Te enseñan a protegerte contra el mal? Hay muchos que profesan ser maestros de
la iluminación, y habrá muchos más[14].
Cuando escuches que estas cosas provengan de ellos, ¡date la vuelta y huye de
su presencia! Porque no los necesitas. Tú estás ya más allá de ellos.
Solo pregúntate:
¿Cómo
podré extender mi tesoro en este día?
Y acumula tesoros donde la polilla y el
polvo no pueden corromperlos[15],
es decir, donde el tiempo, la materialidad, el cuerpo y el mundo no puedan
“atraparte”. Más bien acumula tesoros de los que están en el Cielo: el perdón,
la paz, la ilimitación, el reconocimiento de tu poder ilimitado, aquello que te
trae alegría y que pone una sonrisa en tu semblante. Acumula para ti mismo
estos tesoros y todas las cosas se te darán por añadidura.
Porque hay una manera de estar en el
mundo que no requiere de planificación o esfuerzo, aunque para entrar en ella se
requiere renunciar al miedo. Para entrar en ella se requiere el compromiso de
enseñar solo Amor, hasta que la mente este de nuevo completa y no dividida.
Hay una manera de estar en el mundo que
no está aquí en lo absoluto. El cuerpo aún permanece. Sí, todavía actúas exactamente
igual a como todo el mundo piensa que actúas. Es decir, saben tu nombre; saben
dónde vives. Tú sabes qué automóvil se supone debes conducir; sabes con quien
te vas a casa por la noche. Pero en medio de todo eso, hay una transparencia que
impregna tu consciencia cuando observas a todas las cosas.
Cualesquiera que sean los sentimientos que
surjan, estos vienen y se van. Pero de alguna manera empiezas a reconocer que eres
mucho más grande que las cosas que vienen y se van, que estás viendo una danza
de sombras, un sueño, que pasa suavemente, que se ha ido en una fracción de
segundo cósmica. Esto no se convierte en un camino en el que niegas tu experiencia. Más bien, esto te
da la libertad para abrazar tu experiencia
y vivirla
totalmente, con pasión, con un propósito, con poder, y en perfecta libertad
—sin ansiedad, sin presión, tan solo el deseo de danzar en el mundo de los
sueños, mientras permaneces despierto.
Si, de hecho, tú has estado poniendo en
práctica tus cinco minutos, ya te estás llevando a ti mismo cada vez más cerca,
o tal vez más y más profundamente, dentro de la transparencia que te estoy
describiendo.
Y esa transparencia crece hasta un punto
—podrías pensar que es como una especie de masa crítica— cuando repentinamente tú como un ser ya no podrías seguir manteniendo el
pensamiento de ti mismo como un cuerpo en el espacio y el tiempo. Entonces, el
cuerpo simplemente se disuelve, y tu consciencia nunca más volverá a
experimentar las limitaciones del cuerpo otra vez. Pero sí te llevarás contigo
las alegrías que la experiencia corporal te enseñó, porque estas están impresas
en tu consciencia para siempre.
Esta Tierra es un lugar hermoso, pero es
solo un pálido reflejo de la radiante y trascendente belleza de lo bueno y de lo
santo que impregna a la Creación de mi Padre. Ámala, abrázala, dale gracias,
pero no te aferres a ella.
Aprende, entonces, a enseñar solo Amor.
UNA
SIMPLE PRÁCTICA
Ahora, para agregarle algo más a lo que
has estado haciendo, simplemente te pediremos que agregues esta práctica muy
simple. Cuando te sientes en tu silla a permanecer como Cristo durante cinco
minutos, a recordar a la Verdad que te ha hecho libre, comienza a hacerte esta simple
pregunta:
En
este día, ¿cómo puedo extender mi tesoro?
¿Cómo
podré añadir más a lo que estoy almacenando en el Cielo de mi consciencia?
Inmediatamente, comenzarás a tener
imágenes —un viejo amigo que necesita una llamada telefónica, alguien a quien
escribirle una carta. Podría ser algo tan simple como recoger a tu gato,
colocándolo en tu regazo, y ver toda la infinidad en ese ser vivo, y sentir la
alegría que viene a medida que pasas la mano por su pelaje. Podría ser algo tan
grande como ir a la capital de tu país, con el fin de enviarle una bendición a
tu presidente. No importa lo que sea porque la Voz del Amor estará guiando tus
acciones. Puede ser algo tan simple como volverte hacia tu esposa y decirle: “Sabes, te aprecio”.
Sea lo que sea, no dejes que el día se
desvanezca hasta que cumplas esa acción, o al menos ponerla en movimiento.
Así que la gran pregunta es:
¿Estoy dispuesto a confiar en lo que fluye desde la
Mente de mi Padre,
que a través de la mía, es lo que me da el poder
para extender mi tesoro?
Sí, esto significa vivir de una manera diferente
a como vive el mundo. Sí, esto significa ir en contra de la corriente. Puede que
al principio parezca que necesitas aplicar más energía, a medida que obtienes
el impulso de dirigir a tu mente en otra dirección, al sacudirte de todo el
lodo que se ha asentado en tu consciencia.
Pero puedo prometerte, que si vas a
tomar tal camino —con sencillez, con alegría, con suavidad, con paciencia— el final de tu viaje es seguro. Si eliges
un camino lleno de magia y muchas estrategias complejas, el final no es tan
seguro. El camino es fácil y sin esfuerzo:
Yo soy ya Aquello que busco. Solo necesito
permitirle que me guíe.
Mientras este cuerpo dure, voy a permitir que sea un
medio de comunicación
que extiende el tesoro del Amor perfecto, la
seguridad perfecta,
y la paz perfecta a todos los que entren en mi casa.
Y tu “casa” es tu campo de energía, la extensión de tu presencia.
Te sugerimos que hagas esto,
especialmente si te vas a involucrarte en este proceso de manera mensual
consecutiva. Hacia el final de tus cinco minutos, obsérvate a ti mismo desde los
ojos internos de tu mente, como si, desde el día en que comenzaste este curso
hasta ahora, hubieses viajado alrededor de un círculo.
Has atravesado muchas casas
astrológicas, has viajado a través de muchas influencias energéticas. Te has
involucrado en relaciones con innumerables hermanos y hermanas. Has tenido
miles de visiones, sueños y revelaciones que llegan a tu consciencia. Has
tenido incontables millones de oportunidades de ser perturbado y de perder tu
paz. Has sido como un forastero, el hijo pródigo o hija que ha pasado a través
de los reinos de la consciencia humana y que ahora se ve a sí mismo completando el círculo.
CELEBRA
TU RENACIMIENTO COMO CRISTO
Cuenta los días, desde este día hasta el
veinticinco de diciembre. O si estás leyendo estas palabras en otra época del
año, solo tienes que elegir una fecha —aproximadamente siete semanas en el
futuro— que signifique para ti tu día
de re-nacimiento.
Deja que cada día sea como un paso, una
peregrinación, una finalización de un círculo muy antiguo. Que cada día sea el
día en el que tú reafirmas tu compromiso de liberar todo lo que es diferente al
Amor en ti mismo, de modo que a medida que llegues al veinticinco de diciembre
o el día designado, te dedicarás a estar preparado para ello.
El veinticuatro de diciembre o la
víspera de tu día elegido, ve a la cama bien temprano en silencio y en oración,
de manera que puedas despertarte antes de que los primeros rayos del nuevo día
lleguen a acariciar a la Tierra.
Sal afuera al aire libre, aun si tienes
que abrigar al cuerpo. Dirígete apresuradamente a un lugar de visión, a un
lugar desde donde puedas mirar a lo lejos dondequiera que vivas. Deja que eso
represente tu habilidad de contemplar totalmente a toda la Creación.
Allí, ponte de cara a la dirección del
sol naciente, y entra en una oración sencilla. Cierra tus ojos. Date cuenta de
que no ves nada a través de los ojos físicos de todos modos. Ponte de pie, con
los brazos a los lados y las palmas de las manos abiertas. Respira profundamente
en el cuerpo, relaja la mente, y comienza simplemente a decir dentro de ti
mismo:
La muerte ha ocurrido, y ahora el nacimiento de
Cristo está al alcance de la mano.
Padre, acepto plenamente tu voluntad para mí.
Tu voluntad es solamente que yo sea feliz y que use el
tiempo para extender mi tesoro.
Ahora, recibo el calor de Tu Luz y Tu Amor.
Luego, simplemente mantente de pie y
espera, y recibe el calor de la Luz. Puedes estar seguro, incluso si el cielo
está nublado, que al salir el sol, hay un cambio en la energía del aire. Si estás
tranquilo, puedes sentir la forma en que comienza a afectar a la esfera de
energía de tu consciencia y de tu cuerpo. Bebe esa energía solar a través de
cada célula de tu cuerpo. Bébela hasta que sientas que tu columna vertebral se
calienta.
Y cuando todo el cuerpo —desde la
coronilla de la cabeza hasta la punta de los dedos de los pies y hacia abajo a
través de cada dedo, se llene de Luz, entonces, abre suavemente los Ojos de Cristo, y permítete ver un nuevo mundo, una nueva creación, un nuevo
comienzo. Ahora el camino hacia el Reino ha terminado, y el viaje dentro de él puede comenzar. La escuela
de estudios avanzados y posgrados está a la vuelta de la esquina.
Cuando viajes de regreso a tu hogar en aquel
veinticinco de diciembre por la mañana o por la mañana de tu día elegido, haz
algo para celebrar tu nacimiento —no
el mío— el tuyo. Yo puedo ocuparme de
atender mi propia celebración. Llénate de gozo y celebra de la forma que desees.
Y sabes que la Nueva Era, el Nuevo Día, ha amanecido. Nunca jamás volverás a ser
capaz de convencerte a ti mismo de que hay una excusa para creer en algo que es
menos que la Consciencia de Cristo Iluminado.
Independientemente de cuándo puedas
estar leyendo estas palabras, la misma verdad se aplica. Elije una fecha,
aproximadamente siete semanas en el futuro, que significa tu día de re-nacimiento. Y entrégate cada día a este proceso que he
descrito hasta que llegue ese día.
Se te han dado tus instrucciones.
Reflexiona muy bien lo que se te ha dado, porque hemos estado entrando en una
especie de iniciación muy simple, pero muy poderosa que una vez me fue dada a
mí cuando yo también desperté a la Realidad de que solo Cristo habita dentro de mí.
Amado amigo, reflexiona muy bien todo lo que te ha sido
compartido. No lo tomes a la “ligera”, aunque este solo lleno de Luz. Considera
bien cada frase, cada oración, e incluso hasta los espacios entre las palabras.
Porque en esos espacios, pueden venir revelaciones.
¡Es
el momento de hacer nacer completamente a la presencia del pacífico Cristo
dentro de ti!
Que la paz esté siempre contigo. Yo
siempre estaré contigo. Amén.
[1]
1 Juan 5:4 “Porque todo lo
que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo: nuestra fe”. (N. del T.)
[2]
Mateo 28:18 “Y acercándose
Jesús, les habló, diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la
tierra”. (N. del T.)
[3]
Lucas 6:37 “No juzguéis, y
no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados”.
(N. del T.)
[4]
Mateo 11:30 “Porque mi yugo
es fácil y mi carga ligera”. (N. del T.)
[5]
Mateo 3:16 “Después de ser
bautizado, Jesús salió del agua inmediatamente; y he aquí, los cielos se
abrieron, y él vio al Espíritu de Dios que descendía como una paloma y venía
sobre El”. (N. del T.)
[6]
Se refiere al apóstol Pablo
(N. del T.)
[7] Traducción de la versión en
Inglés del versículo en la Biblia, Filipenses 2:5 “Let that
Mind be in you which was in our Lord, Christ Jesus” (N. del T.)
[8]
Lucas 11:28 “Jesús
respondió: Pero aún más bendito es todo el que escucha la palabra de Dios y la
pone en práctica”. (N. del T.)
[9]
Mateo 6:5,6 “Y cuando
oréis, no seáis como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y
orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los
hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando
ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre
que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.…” (N.
del T.)
[10]
Lucas 17:20,21 Habiéndole
preguntado los fariseos cuándo vendría el reino de Dios, Jesús les respondió, y
dijo: El reino de Dios no viene con señales visibles, ni dirán: ‘¡Mirad, aquí
está!’ o: ‘¡Allí está!’ Porque he aquí, el reino de Dios dentro de ustedes
está”.
[11]
Mateo 7:15,16 “Cuidaos de
los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces. Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas
de los espinos o higos de los abrojos?…” (N. del T.)
[12]
Mateo 24:11 “Y se
levantarán muchos falsos profetas, y a muchos engañarán”. (N. del T.)
[13]
Mateo 24:24 Porque se
levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y
prodigios, para así engañar, de ser posible, aun a los escogidos. (N. del T.)
[14]
2 Pedro 2:1 “Pero hubo
también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos
maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán
al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina”.
[15]
Mateo 6:19,20 “No os
acumuléis tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre destruyen, y
donde ladrones penetran y roban; sino acumulaos tesoros en el cielo, donde ni
la polilla ni la herrumbre destruyen, y donde ladrones no penetran ni roban”
(N. del T.)
Nota:
Lección revisada, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 07/11/2016).
Nota del traductor
La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.
Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/
Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz,
El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:
1er Libro "El Camino del Corazón"
de la Lección 1 a la 12
2do Libro "El Camino de la Transformación"
de la Lección 13 a la 24
3er Libro "El Camino del Conocimiento"
de la Lección 25 a la 35
Recomendaciones:
- Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
- Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
- Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
- Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.
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