LECCIÓN 26
ACEPTAR LA PURIFICACIÓN
Amados y santos amigos, es con gran alegría que venimos a morar contigo de esta manera. Las formas de comunicación son virtualmente ilimitadas. La comunicación requiere solo de la disposición de cualquiera par de mentes de unirse en comunión. La comunión requiere de la disposición de rescindir cualquier inversión que uno tenga de querer tener la razón. Rescindir cualquier inversión que uno tenga de querer tener la razón requiere del reconocimiento de que cada mente no sabe qué es una sola cosa o para que es.
En el viaje que comenzamos en El Camino del Corazón, que continuó con El Camino de la Transformación, y que empieza a culminar en El Camino del Conocimiento, me escuchaste decirte incontables veces y de incontables maneras que despertar en remembranza requiere absolutamente que elijas querer —por sobre todas las cosas— pensar con la Mente de Dios.
Pensar con la Mente de Dios requiere que se te enseñe nuevamente. Que se te enseñe implica la disposición de aprender. Y una disposición a aprender implica que uno está dispuesto a crear un espacio vacío adentro que pueda ser llenado con una nueva sustancia, un nuevo elixir, con una nueva sustancia alquímica.
CULTIVAR LAS LLAVES DEL REINO
Por lo tanto, el sendero que lleva al alma a la perfecta remembranza requiere cultivar las llaves del Reino: deseo, intención, aceptación, rendición. La más esencial de estas llaves, nuevamente, es la aceptación.
No hay ninguno de los que están leyendo estas palabras que no hayan cultivado ya al menos el deseo lo suficiente. Puede que no en un cien por ciento perfecto, pero el deseo ha estado allí. Porque nadie vendría a mi presencia, nadie vendría a comunicarse con este grupo de seres —maestros, instructores, amigos, que han decido como grupo ser conocidos simplemente como “El Linaje,” para el cual yo sigo siendo el vocero principal— que no haya deseado ya la salvación, el despertar, la remembranza.
La intención en el único punto con el que puedes comenzar a utilizar correctamente la voluntad ya que fue el regalo original que Dios te dio a ti. Porque el uso correcto de la voluntad o de la intención clara es para que surja lo bueno, lo santo y lo bello. Cualquier mente que reflexione sobre sus experiencias y que ha llegado a ver que con frecuencia el miedo ha sido el conductor más que el amor, con todo derecho pedirá ayuda para lograr la corrección de la mente, para que esa mente por sí misma, esa alma, pueda nuevamente llegar a alinearse con la voluntad de Dios.
Llegar a alinearse con la voluntad de Dios no es un acto de servilismo, aunque así lo sienta el ego demente. Pero para los puros de corazón, para los mansos que heredarán la Tierra, para aquellos que reconocen su demencia y que quieren la transformación para sanar perfectamente, alinearse con la voluntad de Dios a través de la clara intención es buscar aquello que es nuestro mayor bien. No es una pérdida en lo absoluto. Es la remembranza perfecta.
Llegar a alinearse, entonces, es como quien entrega una moneda de oro para recibir diez millones de monedas de oro. Es como si uno entregara una muñeca de trapo para entrar en una relación de amor con alguien de carne y hueso con emoción y pasión. Es como si alguien entregara la esperanza o deseo de beberse un vaso de agua y fuera hasta la fuente y llenara la copa con elixir de vida.
Entiende que la intención, cuando está enfocada totalmente en desear solo a Dios, no podría nunca quitarte nada que tú verdaderamente desees. Más bien, te traerá lo que tú siempre has deseado, que conoces desde hace mucho tiempo, y que regresa a ti ahora.
Amados amigos, hay muchos de ustedes que han llegado a probar la verdad de lo que debo decir. La aceptación es la más grande de las llaves del Reino. Porque la aceptación requiere revocar —lentamente, a veces pacientemente, a veces dolorosamente— cada percepción que alguna vez hayas tenido de cualquier persona y de todas las cosa. Es descender en el completo reconocimiento de tu ignorancia, en el completo reconocimiento de que tu alegría-plena depende del poder correctivo del Espíritu Santo.
La aceptación requiere cultivarse en el tiempo. Cuando se ha tenido el deseo de despertar y de sanar, ten por seguro, de que ya tu Padre, a través del Espíritu Santo, trabaja para rediseñar cada momento de tu experiencia —cada momento único. De forma tal que los maestros correctos, las lecciones correctas, los libros correctos, incluso el clima correcto puedan obligarte a ver tus aristas de infelicidad, tus aristas de juicio, tus aristas de inseguridad, tus aristas que son las definiciones basadas en el miedo de lo que el Amor es, a que debería parecerse, y como deberían ser sus efectos.
En otras palabras, el mundo entero que hiciste por error debe ser traído a la superficie de la mente para corregirlo.
La aceptación es más dulce que la miel. Porque la aceptación es el reino en el cual los milagros pueden finalmente comenzar a suceder. ¿Qué es un milagro? No es realmente un cambio en lo absoluto. Es simplemente el reconocimiento de lo que siempre ha sido —que existe un Amor, un poder, que vivirá través de ti, que te guiará en todas las cosas, ya que no necesitas ser el capitán del barco, que solo necesitas estar dispuesto a tomar el crucero.
Estas tres llaves, que se activan de cierta forma —es decir, se experimentan en el tiempo, que ponen de manifiesto ciertos cuestionamientos, que requieren de firme resolución, de compromiso y de fe— culminan en la rendición. Pero esta culminación no es algo que logras por ti mismo.
Mejor dicho cuando la semilla ha sido bien plantada, cuando la tierra ha sido bien labrada y cultivada, cuando el sabio granjero está seguro que las condiciones climáticas, las condiciones de riego, y que todo está listo para que la semilla pueda ser bien nutrida, entonces la rendición será muy parecida a cuando los pétalos florecen a su tiempo. Aquí el granjero no puede hacer nada, sino esperar a que la gracia descienda.
Puede ser que él no vea que los pétalos están floreciendo como resultado de todas las cosas que ha hecho antes: en la selección de las semillas, al esperar por el tiempo perfecto para plantar, en el día a día dedicado al cultivo y desmalezamiento del jardín. En otras palabras, cuando decide que es tiempo de estar en oración. Cuando decide ver donde el miedo ha hecho un hogar dentro de la mente y decide rendirlo al Espíritu Santo. Al cultivar la entrega de cada decisión, día a día, momento a momento. Puede que él no vea la conexión causal. Él solo será testigo y verá los pétalos florecer.
Ese florecimiento ha sido llamado en muchas culturas “dones especiales,” tales como la clarividencia, la clariaudiencia, la habilidad de levitar el cuerpo, la experiencia de comunicarse con seres como yo, y la capacidad de ver y leer el alma de los demás.
Pero más importante que todas esas cosas es la paz. La paz es la culminación del viaje espiritual. La paz se vuelve el campo por el cual uno entra al Reino y ahora viaja dentro de él en perfecta libertad —una libertad que no puede ser entendida por las mentes humanas que todavía viven en el miedo, en la duda, en la separación, e incluso en las más sutiles huellas de egoísmo. La paz es una meta. Pero la paz no es pasividad. Es realmente la base del poder creativo. Porque tú fuiste creado para crear lo bueno, lo santo y lo bello.
Por un tiempo, tú aprendiste a crear algo más. Sin embargo, esa creación no ha ocurrido en ninguna parte, salvo dentro de la mente. Es simplemente una quimera o una ilusión. Pero como tú cultivaste el poder de crear ilusiones, el viaje hasta Dios requiere de purificación, que es el proceso mediante el cual entregas tu voluntad, entregas la mente egoica, para que sea finalmente corregida por el Espíritu Santo.
Este viaje te llevará adentro de la esencia de lo que no sabes que no sabes. Es decir lo que se hizo inconsciente. Porque tú has usado el poder de la mente para empujar hacia abajo y fuera de ti mismo tus miedos —donde realmente ganan poder, pero no es necesario que los confrontes directamente. La negación o la represión, como se habla en el lenguaje psicológico, es la raíz de la creación del ego. Lo que ha sido escondido debe ser conocido. Y al ser conocido, entonces la purificación puede ocurrir.
Como compartí contigo muchas veces: Dale gracias a los salvadores que te fueron enviados. Ellos vinieron en muchos aspectos y formas. Muchos de ustedes me verán a mí como su salvador. En el sentido de que yo fui enviado a ustedes como el maestro que soy. Pero ha sido solo la enseñanza lo que te ha salvado, no yo.
Tus salvadores se mostrarán ante ti como aquellos que provocan dentro de ti tus más profundas reacciones, tu juicio vehemente, ¡y la certeza de que tú tienes la razón! Cuando ocurren estas cosas y se perturba tu paz, se ha provocado tu mayor reactividad, se ha provocado tu mayor emocionalidad, ¡ahí está la arista que exige de tu atención!
Pero recuerda siempre, que nada puede venir a ti a menos que tú lo llames desde dentro de ti mismo para crecer más profundamente en perdón, en sabiduría, en amor, y en el poder de Cristo.
Cuando la purificación comienza a tocar los más fundamentales o más radicales niveles, la dulzura de la paz comenzará a ser recordada —débilmente al principio, y después cada vez más y más. Uno se ha realizado. Recuerda que todo el viaje es simplemente un viaje sin distancia hacia una meta que nunca ha cambiado. Es simplemente un cambio de mentalidad, una remembranza. La realización, entonces, puede ser el reconocimiento de que,
“Ah, yo pensaba así antes, pero ahora veo la futilidad de tales tonterías.”
Que veloz, que rápido —terminó; se fue. ¿A dónde se fue la ilusión? Fue borrada por el borrador cósmico que está en el extremo del lápiz sostenido por el Espíritu Santo debido a tu deseo, a tu intención, a tu aceptación, y a que cultivaste todas esas herramientas que te sustentan para que elijas de nuevo, y desees solo el Amor.
La gracia purifica a la mente. La gracia es un regalo directo de tu Padre. Es esa energía o poder del Amor que desciende dentro de una mente y corazón que prepare un lugar para ella. Podrías decir que tu mayor preparación es admitir que tú no sabes para qué es cualquier cosa.
Si sientes las emociones, si sientes como si quisieras salir corriendo, si sientes como si quisieras evitar asumir la responsabilidad por algo que has dejado caer en tu regazo, puedes estar seguro, que ahí mismo está tu arista. Ahí está el lugar al cual necesitas regresar y aceptar.
Una vez que el viaje ha comenzado, el final es perfectamente cierto. La paz es la meta perfecta. Sin embargo, todavía, hay muy pocos que en verdad entienden lo que es la paz. No es evitar el dolor. No es evitar la responsabilidad.
Es en el portar de las mayores responsabilidades en la cual la mente, el corazón, el alma, e incluso el cuerpo, mientras dure, se purifica tanto de las disonancias que se vuelve tan alineada con la voluntad de Dios, que uno puede mirar a todas las cosas con la compasión de Cristo. Tal ser camina en este mundo siendo desconocido por aquellos que están alrededor de él o ella. Ese ser solo sirve a la voz del Espíritu Santo. Ese ser no se preocupa ni una pizca por las reacciones de los demás.
Porque la única meta del Cristo despierto —la paz y la conciencia de Cristo son una y lo mismo— es ser un agente a través del cual el poder de la gracia trabaja para transformar la ilusión. Esa Mente sirve a la Expiación. Esa Mente puede que no sea entendida por los demás, ¿pero cómo puede la demencia entender la cordura?
La rendición es como los pétalos de una flor, que florecen a su debido tiempo. Uno no puede necesariamente ver la conexión causal de todo lo que ha precedido al dulce néctar de una remembranza perfecta: el florecimiento del alma que ya no tiene miedo y que permanece en el mundo —despierta, en paz, abierta— a través de la cual el fluido de la gracia desciende para tocar al mundo. La rendición florece desde las tres únicas cosas que tú puedes hacer: deseo, intención y aceptación.
PERMITE QUE OCURRA LA PURIFICACIÓN
Permite que ocurra la purificación. Ten la disposición de visitar cada esquina oscura de tu mente. Porque, en verdad, no es necesario buscar el Amor, debido a que el Amor ya te abraza. Pero sí es necesario que busques lo que es falso:
¿Dónde me engaño a mí mismo?
¿Dónde estoy comprometido con mi imagen en el mundo?
¿Dónde estoy comprometido a pensar por mí mismo porque en el fondo no confío en verdad que Dios me ama?
¿Dónde me miento a mí mismo o a los demás?
¿Qué estoy negando?
¿Dónde necesito entender lo que es la proyección?
¿Dónde necesito entender más profundamente cómo funciona la crueldad del ego dentro de mi propia mente?
¿Hacia qué parte afuera de mí mismo estoy apuntando con el dedo?
¿Dónde niego mi miedo?
¿Dónde estoy exigiendo que el mundo se presente, como me gustaría que fuera, en lugar de entregar la estructuración del mundo en las manos del Espíritu Santo que me ofrece mi salvación completa, mi crecimiento, y que madure dentro de la verdadera responsabilidad?
En verdad, amados amigos, en El Camino del Conocimiento, es absolutamente necesario que hagas pausas con frecuencia y que mires a tú alrededor y digas:
Yo habito en la perfección de un universo de amor. Nada puede pasar por accidente.
Donde estoy es el lugar perfecto en el que debo estar.
¿Cómo puedo encontrar el sendero hacia el silencio interno en este momento?
¿En qué parte dentro de mí puedo descansar en paz, para pedir la guía del Espíritu Santo?
¿Dónde, me aferro a los demás o a alguna cosa, en este momento?
¿Qué busco en otra persona o en otra cosa en este universo para luego exigirle que sea de mi propiedad?
Porque si tú no compartes lo qué dices que amas, puedes estar seguro, que en ese momento, tienes la crueldad del especialísimo. La mente egoica cree que si comparte lo que tiene, lo pierde. Por lo tanto, en tu mundo, cuando percibes que alguien o algo te ha traído una gran fuente de bienestar y amor, incluso seguridad, al ver que se comparte en otros lugares esto activa el miedo a la pérdida en el ego.
Al igual que muchos de ustedes recordarán que cuando eran adolescentes, y comenzaron a "andar" con un niño determinado o cierta chica en el séptimo grado, y luego dos semanas más tarde, ellos decidieron "andar" con otra persona. ¡Oh, qué aplastante fue eso, porque te habían despojado de la fuente de tu amor! Ya nunca más ibas a disfrutar el olor de una flor de nuevo. Nunca volvería la comida a tener sabor de nuevo. ¡Seguramente no habría nadie más en este universo que pudiera ofrecerte esa gran fuente de amor y atención! Tal es la falta de madurez de un niño. ¡Tal es la inmadurez de muchos "niños" que viven en cuerpos de cincuenta años de edad!
Porque, queridos amigos, no hay nadie ni nada creado —y el cuerpo-mente es simplemente algo creado— que pueda ser tu fuente de amor. La relación nunca estuvo destinada para ser un medio para buscar fuentes de amor. Las relaciones fueron diseñadas para ser santas. En la relación santa, dos se han unido —no para obtener, sino para crear con amorosa devoción a la gracia que los ha despertado y purificado a sus mentes y a sus corazones para que comprendan que solo el Amor es real. No hay tal cosa como la pérdida, y solo el Amor es digno de ser celebrado.
En Amor perfecto, no hay posesividad. En Amor perfecto, hay perfecta aceptación. En Amor perfecto —¿adivinen qué? ¡No existe ni siquiera tú! ¡Solo existe Dios amando a través de ti!
Por lo tanto, en verdad, amado amigo, observa alrededor de tu propia casa. ¿Hay algún objeto que no podrías entregar? Si en verdad quisieras acelerar tu despertar, anda y entrégalo. Porque en el final, todas las cosas que tú crees que posees deben ser entregadas. Y lo que tú crees que posees es el derecho a poseer, el derecho a tener la razón. Cuando todas las cosas que fueron creadas para ser un sustituto de la realidad de Dios hayan sido revocadas o rendidas, entonces en verdad, la flor habrá florecido, y su dulce fragancia bendecirá a todos.
La mente despierta, la mente que descansa en perfecto conocimiento, observa a todas las cosas que había anteriormente amado y se da cuenta que sus formas no es lo que es esencial. Es la esencia o el contenido que ellas expresan lo que importa.
Una pintura hermosa, en sí mismas, no significa nada. Golpéala con un martillo, enciéndela con un fósforo, arrójale sucio y barro, y no será la misma. No es la estructura lo que importa. Fue que en un instante fuera del tiempo, tú la viste, te relacionaste con ella, y experimentaste la esencia de la belleza fluyendo a través de ella.
La esencia o el contenido es atemporal. ¡La esencia o el contenido es todo a tu alrededor! ¡Te sustenta a ti! ¡Te respira a ti! ¡Es el corazón de tu corazón, el alma de tu alma, la mente de tu mente!
Siempre que veas a cualquier objeto, ya sea un cuerpo, una persona, una mente, una cosa, una flor, un lápiz —no importa— si sientes que se evoca dentro de ti lo que llamas "estar enamorado", es porque en ese momento te has deslizado entre las grietas del mundo de la mente egoica, y has experimentado el contenido esencial de la realidad: el Amor. Experimentaste tu verdadera realidad viviente, porque solo el Amor es real.
Cuando llegues a ver que ese Amor lo puedes experimentar en cualquier momento, en cualquier situación, con cualquier persona, con cualquier flor, experimentarás la verdadera realidad. Cuando dices: "Bueno, me gustan las rosas, pero no me gusta las gardenias", ¡eso no tiene sentido!
¡Al Amor es a lo que deberías amar! Es con el Amor con lo que deberías asumir la responsabilidad de detectarlo mientras fluye a través de cada cosa viva. Y una roca, en ese sentido, es una cosa viva. Si existe, dentro de ella, encontrarás lo bueno, lo santo y lo bello. Porque solo lo que esas cosas contienen, que es la presencia de Dios, pudo tomar forma en primer lugar. ¡Nada puede existir sin la esencia de lo que estás buscando!
Cuando llegues a entender que es el contenido lo que importa y no la forma, el sufrimiento comenzará finalmente a ser aliviado. Podrás comenzar a aceptar que las cosas que van y vienen en el reino transitorio del sueño son como un sueño. Las personas entran en tu vida, las aceptas y ves lo bueno, lo santo, y lo bello. Ellos fluyen a través de sus cambios en constante cambio, y luego mueren.
Ahora bien, la muerte que puede ocurrir no es solo la muerte del cuerpo. La muerte se produce en cualquier momento de una relación cuando los demás cambian de opinión. Pueden decidir dejarte. Pueden decidir despertar, lo que significaría que el ser con el que estabas relacionando ha muerto. Una muerte ha ocurrido, si te dejan físicamente o no. Eso sería realmente algo irrelevante.
Pero cuando llegues a sintonizarte con el hilo esencial del Amor que fluye a través de todas las cosas, permanecerás en un sentido más profundo del conocimiento. Ya sea que un objeto, una persona, un lugar o una cosa entre en tu vida y se quede, o si fluye por un momento, o si fluye a lo largo de toda la vida, esto comenzará a ser cada vez menos relevante para ti. Te aferrarás a eso cada vez menos.
De hecho, la mente que está verdaderamente despierta y que descansa en la eternidad del Amor que existe en todas las cosas, puede recostar la cabeza de un ser amado, puede verlo tomar su último aliento, sentir una ligera onda de emoción atravesarlo —que es la desconexión de los campos áuricos a nivel físico, eso es todo lo que es— y dejar que un pequeño estremecimiento de lágrimas salgan. Sonríes y dices, “Oh, qué dulce era. Qué dulce es, porque el Amor es eterno. ¡Y donde sea que dos mentes se han unido en el Amor, la separación es absolutamente imposible! Así que ¿cuál es el problema?
Y tú aceptas que algo que en tu mundo llaman “la muerte” suceda. Sin embargo, la muerte es irreal para la mente que descansa en la perfecta paz del conocimiento.
Amados amigos, ustedes que han viajado conmigo por más tiempo de lo que pueden recordar, siempre es un viaje de recuerdo y olvido. Eso es lo que haces en tu viaje. Recibes una visión momentánea o una prueba de Dios, le dices al mundo que eso es lo que quieres, pero luego, de inmediato, decides olvidarte de Él de nuevo para poder experimentar la dulzura de la búsqueda. Te has vuelto un adicto buscador. Y para buscar, en primer lugar debes inteligentemente alejar lo que siempre ha sido tuyo de todos modos, con el fin de embarcarte en otro viaje de búsqueda.
RENUNCIA AL JUEGO DE LA BÚSQUEDA
Encontrar es lo mismo que descansar en el conocimiento, lo mismo que la conciencia de Cristo, y lo mismo que la paz perfecta. Encontrar requiere renunciar al juego de la búsqueda. Tal persona no puede ser conocida por las mentes del mundo. Tal persona camina en el mundo, pero por dentro está vacía. Tal persona no es más que un canal a través del cual ya no hay ninguna obstrucción al ofrecimiento de la gracia de Dios.
De hecho, queridos amigos, muchos de ustedes han viajado conmigo durante tanto tiempo que te enseñaste que la única manera de estar en relación conmigo es depender de mí. Has viajado conmigo por tanto tiempo que no te puedes imaginar, o no te permites imaginar, siendo mi igual. No te permites imaginar que te vas de mí. Sin embargo, te digo, que avanzar hacia la plenitud del Amor requiere que dejes ir a todo lo que has poseído, incluso si esa posesión soy yo. Porque el Amor requiere, finalmente que entres por la puerta del Reino y declares:
Yo soy Aquél que fue enviado por el Padre, creado antes de todas las cosas.
Yo soy solo Amor.
Yo no soy mi mente. Yo no soy mi cuerpo. Yo no soy mi personalidad. Yo no soy mi historia. Yo no pertenezco al mundo.
Yo soy esa vibración, esa nota de Amor. Yo soy el Cristo, y como tal permanezco.
Yo amo equitativamente. Yo amo sin reservas. Yo amo sin posesividad.
Yo amo solo extender la presencia de Dios que los demás pueden tocar ese lugar dentro de ellos y ser libres.
El Amor no puede poseer. Dondequiera que exista un rastro de condicionalidad, ten la seguridad, que lo que ahí predomina es la crueldad del miedo. Por lo tanto, si no puedes renunciar a tu mascota, si no puedes renunciar al objeto que está en el mostrador de tu cocina, si no puedes renunciar a un ser amado que ha muerto, si no puedes renunciar a que un ser amado cambie de opinión y decida mudarse lejos celebrándolo, puedes estar seguro, que todavía hay algo dentro de ti que requiere corrección.
La corrección requiere de disposición, de intención. Y la intención requiere que tú desees disolverte incluso más profundamente dentro del Amor que es Dios.
SER LA PRESENCIA DEL AMOR QUE ES DIOS
Escucha muy cuidadosamente. En verdad, escucha muy, ¡pero muy cuidadosamente! Si quieres conocer el Amor de Dios, tú debes ser ese Amor. No podrás conocer nada acerca del Amor. Debes literalmente ser la presencia de ese Amor. Esto es, entonces, la esencia de El Camino del Conocimiento: conocer mediante ser lo que debes conocer o experimentarlo directamente, y por elegir ser solo eso.
Este es el por qué el conocimiento es una experiencia mística. Este es el por qué el verdadero conocimiento es inmediato. No es una inmediatez a través de la teología, de la religión, de la filosofía o de cualquier palabra. Las palabras son solo símbolos de símbolos. Son símbolos de las ideas, y las ideas están a un paso todavía alejado de la realidad. Aquel que conoce el Amor lo sabe porque cada célula de su ser es la presencia del Amor. El Camino del Conocimiento culmina con tu perfecta resolución de ser la presencia del Amor que es Dios.
Ahora bien, si quieres realmente conocer el Amor, mira a las cosas que temes. Descúbrelas. Desentiérralas y extráelas de ti mismo. Ten la seguridad, que cada vez que tienes que mirar a los demás y analizarlos, es porque hay algo que temes. Cualquier cosa que te saca de tus casillas es una señal de que algo sigue requiriendo de tu amor.
El Camino del Conocimiento, amados amigos, puede culminar solo en la transformación de tu mente a un nivel tal de consumación que te sientas en tu silla mecedora y dices:
Solo existe Dios. Nunca ha existido un yo separado. Nunca podría haber sido.
Solo existe este momento en el que el Amor puede bailar, puede ser celebrado, y puede ser extendido.
Padre, ¿qué podemos crear en este día que le ofrezca al mundo la gracia de lo bueno, lo santo y lo bello?
Una vez describí que el más alto estado de conciencia, que el más alto estado de purificación, es como cuando un niño despierta, y mira alrededor de él o ella y ve hasta el infinito. No pueden ver donde ellos comienzan y termina el Padre. Porque tal es su unión, tal es su matrimonio, tal es su baile de lo informe y la forma, la Fuente y lo creado, el Creador y la creación, tal es este matrimonio alquímico que no se puede mirar y ver donde el alma termina y comienza el Creador. Sin embargo, la mente despierta sabe que sigue siendo lo creado y se rinde en perfecta alegría en cada momento:
Padre, ¿qué quieres que haga? ¿Cuál es tu voluntad para mí?
La mente despierta no se rinde en subordinación, sino porque la cordura ha vuelto. Reconoce que nunca ha sido el pequeño mosquito, que lloriquea y se queja y que trata de hacer que la vida funcione de la manera que él cree que debe funcionar. Se entrega en cada momento. Se disuelve en cada momento. Permanece en cada momento. Sabe que solo el Amor de Dios es real y dice:
"Padre, ¿qué quieres que haga?"
Se abre y recibe a la piedrecita que se deja caer dentro de su estanque, ahora no por su propia mano, sino por la mano de la gracia, la mano perfecta del misterio que yo llamo Abbá, esa Fuente creativa, ese poder, ese gozo, ese sublime, dulce, dulce misterio que está constantemente creando. ¡Porque el Amor debe extender a sí mismo!
Ya no hay ningún interés ni preocupaciones por el cuerpo. Ya no hay ningún interés ni preocupaciones por la situación del mundo. Ya no hay ningún interés ni preocupaciones por nada. Solo existe la eterna danza de la creación. La mente despierta sabe que es un participante dentro del misterio perfecto. Ya no hay en lo absoluto ningún bloqueo o miedos.
Y donde quiera que te encuentres, si te piden que seas crucificado, muerto y sepultado para que estremezcas al mundo cuando se den cuenta de que hay algo más "que sobrevive", ¡lo haces! Si a ti se te concede escribir libros, los escribes. ¿Y qué?
Tú no estás apegado. El flujo de la creatividad se mueve a través de ti. Si te piden que tomes una simple imagen que yo puse en la mente de cierto artista y que la distribuyas a quince millones de personas, simplemente lo haces porque ya no estás apegado a tu ego. Si el Amor te pide través de mí o por medio de otro que te mudes a los confines de la tierra para que construyas una choza y cantes cánticos religiosos, vas y lo haces. ¿Cuál es el problema? ¡No hay ningún problema!
Tú eres libre como el viento. Solo los nacidos del Espíritu conocen al Espíritu. El Espíritu va y viene a donde va. Tú no sabes de dónde viene. Tú no sabes a dónde va. Estás totalmente mezclado con las mentes de la humanidad. ¡Tú eres libre! ¡Porque no escuchas a otra voz, sino a la voz del Amor! ¿Qué haces tú aferrado a un mundo de ilusión?
Aprende a descubrir el contenido que impregna a toda forma, y probarás la libertad perfecta, el alivio del dolor que viene con el apego a la forma —incluso del apego a tu forma. Incluso del apego a tus propios pensamientos que ayer pensabas que eran ciertos.
Hoy tú has sido llevado aún más profundo dentro del Amor, y a lo que está en el pasado se le permite morir:
Ayer pensé que conocía a Dios. Hoy conozco a Dios aún más profundo porque he rescindido mi necesidad de tener la razón en lo que alguna vez pensé que yo sabía lo que era la verdad. ¡Padre, dame más de ti! ¡Quiero más! ¡Deseo más! ¡Tú eres infinito! ¡Tú eres mi amado! ¡Quiero solo morir en ti! —¡cada vez más, y más profundo! ¡Dame más de ti! —¡Para degustarte, para devorarte, para morir en ti, más y más!
"Más y más" se vuelve un viaje eterno y sin fin hacia una meta que nunca ha cambiado. Un viaje sin distancia —solamente la experiencia sublime de degustar a Dios y luego la rendición de ese gusto para saborear aún más. El Amor viene a suplantar al miedo. Y aprendes a saltar con el fin de recibir el paracaídas se convierte en un juego delicioso de jugar.
Cuando decidí permitir la crucifixión, salté, "¿Podré encontrar a mi Padre aún más profundamente aquí?" Porque para mí, fue la culminación de una vida en la que desarrollé la confianza de que mi Padre siempre me atraparía. Ese viaje, por cierto, nunca ha terminado. Y aquellos que vendrán a donde yo estoy, tengan la seguridad, de que lo mejor es no perder ni un solo momento. Porque yo estoy muriendo continuamente más y más en Dios.
Amados amigos, terminaremos está lección con una sugerencia. Pregúntate a ti mismo:
¿En dónde todavía permanece el miedo en mi mente? ¿Hay algo a lo que todavía le temo? ¿Es a la muerte de mi esposo o esposa? ¿Es al crecimiento de un niño? ¿Es a la pérdida de un empleo? ¿Es a estar sin un refugio?
¿Dónde está la arista de tu miedo?
¿Puedo imaginarme que vivo sin un hombre en mi vida? ¿Puedo vivir sin una mujer en mi vida?
Estos no son más que asuntos de madre y el padre que no han sanado. Es un problema de autoridad.
Los despiertos permanecen solo con Dios. Ya no pueden entender poseer o ser poseído. Permiten todas las cosas, y confían en todas las cosas. Ellos aman sin reservas al que está delante de ellos como la encarnación de su muy amado —el contenido o la esencia que es la presencia de Dios. Porque cuando miras a un hermano o hermana y ves solo a Cristo, es que has visto con los ojos de Cristo. Y Cristo simplemente ama.
Por lo tanto, en verdad, amados amigos, vayan en paz. Amén.
La organización Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.
Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/
Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz,
El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:
1er Libro "El Camino del Corazón"
de la Lección 1 a la 12
2do Libro "El Camino de la Transformación"
de la Lección 13 a la 24
3er Libro "El Camino del Conocimiento"
de la Lección 25 a la 35
Recomendaciones:
- Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
- Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
- Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
- Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.
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