lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 2: TÚ CREAS TU EXPERIENCIA

11/08/2015                       El Camino del Corazón Lección 1.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado


LECCIÓN 2

TÚ CREAS TU EXPERIENCIA

Es con alegría que vengo a morar contigo. Es una gran verdad que con frecuencia vengo a muchos. Pero debido a lo que aprendiste en tu mundo, muchas veces has creído que soy una ficción de tu imaginación. La voz que silenciosamente se escabulle a través del espacio entre tus propios pensamientos, que piensas que es tan solo una ilusión. Sin embargo te digo que con frecuencia vengo a muchos.

No vengo yo solo a comunicarme contigo. Hay, en verdad, una gran cantidad de amigos que vienen a crear un vórtice, una circunferencia de energía. Venimos incluso mientras lees estas palabras dentro de tu espacio para establecer ese tono. Si bien deseas recibirlo, hay muchos amigos invisibles a los ojos físicos que han venido para contribuir y apoyar en esta comunicación.  

¿Por qué es esto importante? Siempre, en cada y todos los momentos de tu experiencia, tú como un alma, como una chispa divina de consciencia, estás deliberadamente eligiendo crear formas de comunicación.


LO QUE PERCIBES LO COMUNICAS SIEMPRE

Lo haces con la ropa que te pones en el cuerpo. Lo haces con tus gestos y con el sonido de tu voz. Lo haces con la misma cultura y época del tiempo en el cual encarnas. Estás constantemente y únicamente creando formas a través de las cuales te comunicas.

La comunicación es el intento de descansar en comunión con la creación. Lo que eliges percibir, creer y aceptar como verdad se irradiará a través de ti, a través de tus medios de comunicación, que incluye al cuerpo, con el que puedes transferir tus percepciones a otros, de forma que ellos puedan saber quién eres y con cual voz estás comprometido.  

A menudo he dicho que el cuerpo es un medio de enseñanza aprendizaje, y todas las formas de comunicación afectan al proceso de enseñanza aprendizaje. Cuando te levantas por la mañana, el primer pensamiento que haga hogar en tu mente, influirá sobre ti. Puedes estirar el cuerpo. Puedes sonreír. Puedes fruncir el ceño. Podrías estar lleno de paz, o podrías sentir el peso del mundo. Estas cosas vienen, no porque las hayas percibido afuera, sino porque las has permitido adentro en la profundidad de tu consciencia que permanece pura y sin mácula y radiante más allá de todos los límites por siempre.

A medida que ese pensamiento hace hogar en tu mente, literalmente comienzas a transformar el medio de comunicación llamado el cuerpo que es aquello que porta, expresa y refleja lo que ha venido a hacer un hogar dentro de tu mente. Recuerda, por favor, que la mente no está donde está el cuerpo, no habita dentro del cuerpo, pero si habita y permanece dentro del campo de tu mente.

La comunicación es creación. Las dos son uno y lo mismo. Por lo tanto, si vas a crear bien, pregúntate solo esto:
¿Qué me comprometo a comunicar?
¿Qué expresarán mis creaciones?
¿Qué transmitirán mis creaciones a los demás?
Porque lo que trate de transmitir revelará lo que creo
que es la verdad de mi Ser al mundo.

Por lo tanto amado amigo, ya que comenzamos a enfocarnos, a purificarnos, a profundizar, a madurar en El Camino del Corazón, es recomendable comenzar por el principio. El principio de este camino es simplemente este: Eres como Dios te ha creado para ser. Eres un enfoque infinito de consciencia. Tu mismo sentido de la existencia no es más que un bucle de retroalimentación o un mecanismo de retroalimentación de modo que puedas ser testigo de los efectos de las elecciones que estás tomando en la profunda, pero muy profunda, profundidad de tu mente que descansa justo a la derecha de la Mente de Dios[1].

Por lo tanto, en cada momento de tu existencia, que incluye esta encarnación corporal, literalmente estás permitiendo a través de una deliberada elección —aunque tal vez inconsciente— causar una vibración de pensamiento o una vibración de creación. Para comunicársela al mundo en un intento de experimentar la comunión con toda la vida, con un amigo, con un padre, con un niño, con un ser amado, con las nubes que pasan por el cielo o con la misma Tierra.

Cada gesto, cada pensamiento, la forma como el cuerpo respira, todas estas cosas están ocurriendo constantemente, y están comunicando o revelando el efecto de lo que has permitido que se aloje en tu mente.

Comprende bien que, El Camino del Corazón requiere que te permitas a ti mismo descansar en la simplicidad de esta verdad:

Yo soy Espíritu puro, inmaculado y no afectado por nada ni nadie.
Se me ha dado pleno poder para elegir y, por tanto, de crear mi experiencia como Yo quisiera que fuera.

No es exactamente el "yo" que es la parte egoica de la mente, porque esa parte es solo una de tus creaciones que funcionó mal en algún lugar de la línea. Que es una parte muy pequeña de la mente. Estamos hablando del “Yo" que eres tú que es Espíritu puro que sabe que existe, a pesar de que no conoce el momento de su propia creación. Tú eres Espíritu puro. Por lo tanto, debes saber que:

Yo soy solo Espíritu Puro, en cada momento, independientemente de lo que yo crea que estoy viendo, independientemente de los sentimientos que surjan dentro de mi consciencia, yo y solo yo soy en un cien por cien completamente responsable de ellos. Nadie los ha causado. Ninguna gran fuerza en el universo ha hecho que esta percepción surja dentro de mi consciencia. Yo la he seleccionado.

Tal como lo harías si vas a un supermercado y eliges lo que vas a preparar para la cena y luego vas a casa y vives la experiencia de su creación, así también es como eliges cada experiencia. Cuando eliges una percepción, la alojas en la mente. Entonces la expresas a través del cuerpo, a través del ambiente que creas a tu alrededor y a través de los amigos que llamas a tu consciencia. Cada aspecto de la vida que vives es el símbolo de lo que has elegido para vivir la experiencia y, por lo tanto, para transmitirla a toda la creación.

El Camino del Corazón comienza con la aceptación de esta simple verdad:

Yo soy como Dios me creo para ser.
Hecho a Su imagen, soy un creador por siempre.

Por consiguiente, ¿qué deseas que comuniquen tus creaciones? ¿Por qué razón haces las elecciones que estás haciendo? Tú sabes perfectamente bien que a veces parece que estás como obligado —y el ego quiere hacerte creer que estás obligado— a ciertas acciones, a ciertos sentimientos, a ciertas elecciones, a ciertas percepciones,

a ciertas declaraciones con respecto a algo que seguramente existe fuera de ti mismo. Eso nunca es verdad. Bajo ninguna circunstancia, ha existido algo en la creación que tenga el poder de dictarte a ti la elección que vas a hacer.


LA PAZ FLUYE DE LA ALINEACIÓN CON LA MENTE DE DIOS

Por lo tanto, el sendero del despertar —El Camino del Corazón— debe comenzar con la decisión de abrazar [aceptar] a la verdad que es verdad siempre:

Yo soy el creador de todo lo que pienso, veo y experimento.
Yo soy libre por siempre. Nada incide sobre mí, sino los pensamientos que he elegido albergar adentro.
Nada me aprisiona, sino mi propia percepción de aprisionamiento.
Nada me limita en ningún nivel o dimensión de experiencia, salvo aquello que he elegido.

El Camino del Corazón, entonces, abraza [acepta] a todas las cosas, confía en todas las cosas y eventualmente trascenderá todas las cosas. ¿Por qué? Porque comienza por asumir la completa y total responsabilidad de lo que ha sido canalizado a través de él. Todos ustedes sirven como un canal, desde el momento en que te levantas hasta el momento en que te vuelves a levantar. Incluso mientras duermes, estas eligiendo aquello que fluye a través de tu consciencia.

La meta que buscamos nunca ha cambiado. Es en verdad, un viaje sin distancia. Es meramente retornar a dónde has estado siempre, de forma que puedas comenzar de nuevo a crear deliberadamente, claramente y con el perfecto conocimiento de que si estás experimentando algo, es porque eres la fuente de ello, y por ninguna otra razón.

El Camino del Corazón no es un camino para ganar poder. No es un camino en el cual finalmente podrás hacer que el mundo sea como quisieras que fuera. Más bien, es un sendero en el cual aprendes a trascender y a disolver de tu consciencia cada percepción, cada pensamiento, que está fuera de alineación con lo que es verdad. El pensamiento de muerte está fuera de alineación. El pensamiento de miedo está fuera de alineación. El pensamiento de culpa está fuera de alineación.

El pensamiento de vida eterna está en alineación. El pensamiento de perfecta ausencia de miedo está en alineación. El pensamiento de paz está en alineación. Saberse inocente está en alineación. Los pensamientos de alegría y de perdón están en alineación y reflejan la Verdad que es verdad siempre.

Porque aunque se te ha dado libre y completa voluntad de crear como elijas, el alma comienza aprender que lo que le trae la mayor alegría, la mayor paz, la mayor dicha inimaginable es aquello que fluye desde la Mente de Dios a través del canal de la mente, que es el alma, que en sí misma lo expresa en el campo de la experiencia. Es por esta razón que la voluntad del Padre es que seas feliz. Y tu felicidad se encuentra en elegir restaurar tu perfecta alineación únicamente con la voz de Dios.

El Camino del Corazón es ese sendero que comienza con el compromiso de sanar y despertar y se fundamenta en la premisa, en el axioma que te hemos dado:
  
Eres perfectamente libre en todos los momentos.
Todo lo que has experimentado ha sido por tu elección
y en ningún momento ha existido ninguna otra causa.

Parece simple. Y sin embargo, ¿qué alma no ha conocido la resistencia a esta idea? Si preparas y horneas una torta y sale bien, dirás: “yo la hice”. Pero si horneas una torta y sale muy mal, piensas: “debe haber sido la harina. Debe haber sido la temperatura del horno. Seguramente hay algo que causó que esta creación no saliera como yo en verdad lo habría deseado”.

Se necesita mucho valor, mucho coraje y mucha fe para contemplar a todas tus creaciones —tus pensamientos, tus sentimientos, tus manifestaciones— con amor, y con la inocencia de un niño. Por ejemplo, que siembres un jardín y que todo se marchite y muera, y que sin embargo sonrías y digas: “yo sembré este jardín. Y lo he hecho yo y solo yo. Bueno, creo que aquí voy a tener un poquito de hambre, así que pensándolo bien podría mejor ir a la tienda”.

¿Por qué esto es importante? Porque hace mucho tiempo, el alma comenzó a crear la percepción de que ella era algo diferente de lo que fue creada para ser. Y la voz del ego emergió dentro del jardín de la consciencia. En el alma, el aspecto más profundo de la mente que todos ustedes conocen, comenzó a identificarse con una voz que era distinta a la voz de Dios, esa voz te ha llevado a creer que tus creaciones determinan tu valor. ¿Conoces ese sentimiento?

Por consiguiente, si lo que creas no está a la altura de las expectativas, significaría que , en el núcleo de tu ser, serías una especie de fracaso. Pero te digo que, en realidad, el fracaso no es ni remotamente posible. ¿Por qué? Si siembras un jardín y la semilla no se convierte en una hermosa flor, sino que se marchita y muere, esa experiencia es una creación y la has hecho tú. Y como todos los eventos en el espacio y el tiempo —todo lo que experimentas— son perfectamente neutros, no hay, en realidad, nunca ningún fracaso.

El único fracaso que pareciera que ocurre dentro de tu propia consciencia es cuando crees que no es aceptable recibir, apropiarte, y abrazar [aceptar] a tu creación con amor y con inocencia. En lugar de eso puedes elegir contemplarla, experimentarla, y reconocer tu perfecta seguridad al hacerlo así. Porque es a partir de ahí, que puedes decidir ya sea continuar con esa forma de creación o si decides pensar de manera diferente y abordar las cosas de otra forma.

Ahí es donde está la trampa. Esa parte de la mente hace mucho, pero mucho tiempo comenzó a enseñarte que cosas aceptar como creaciones aceptables y cuáles no aceptar, por cuales creaciones responsabilizarse y por cuales negar responsabilidad. Y ese conflicto crea la ilusión de separación. Cuando esto se lleva al extremo, descubres que los hospitales están llenos de personas que tienen profunda depresión, paranoia, y la sensación dentro del ser, dentro de la mente humana, de sentirse alienados y solos.

La impotencia, la desesperanza, la desesperación, la ira y el odio son síntomas de la ilusión fundamental que ha ocurrido dentro de la profundidad de la mente. Esto ha ocurrido porque ha existido una larga historia de haber cultivado la habilidad de escuchar a la voz equivocada. La voz equivocada es la voz del ego. Que te ha enseñado a juzgar, a escoger, a seleccionar aquello de lo que te harás responsable. Cuanto más te muevas hacia esa consciencia, más difícil te parecerá que alguna vez tengas la esperanza y la oportunidad de trascender la sensación de separación, de conflicto y de falta de paz.

¿Cuantos de ustedes no han tenido el sentimiento cuando recuestan la cabeza sobre la almohada por la noche, de que no pueden dormir porque las cosas no están saliendo de la manera como esperabas? La razón por la cual no puedes dormir es debido a que estás juzgando a tu creación.

Pero es posible cultivar justo lo contrario, que es aprender a contemplar con perfecta inocencia a todas las cosas que surjan en el campo de tu experiencia. Es posible observar con inocencia y asombro a cada sentimiento desde una posición de curiosidad, como contemplarías a una nube que pasa través del cielo. Mírala, maravíllate al ver —su forma, su color— y abrázala, [acéptala], sabiendo que no afecta la pureza del cielo través del cual flota temporalmente.

Cada una de tus creaciones es exactamente como esa nube. Cada una surge en el campo del tiempo y del espacio, tú las experimentas, y luego desaparecen. Cada herida que alguna vez hayas conocido es como una nube que comenzó a pasar en el campo de tu consciencia porque percibiste las cosas de una cierta manera. Y si esa herida está todavía alojada dentro de ti, es por qué te has apegado, aferrado a ella. Seguiste a la voz del ego, y eso causa que creas que estás identificado con ese sentimiento, con esa percepción. Y debido a que erróneamente piensas que esas percepciones, esos sentimientos eres tú, asumes que si los dejas ir, podrías desaparecer; ¡podrías morir!

La mente humana es ese campo dentro de la creación, dentro de la consciencia, que ha aprendido a volverse tan identificada con las percepciones, con las experiencias y sentimientos que necesariamente no son confortables, ya que cree que si los deja ir, morirá. Desde nuestra perspectiva, cuando observamos los campos de energía de aquellos que todavía se identifican con esta dimensión, parece como si ustedes están aferrados, agarrados, causando que la energía se condense. Y tus nudillos están blancos, tratando de aferrarse a la limitación, a la culpa, a la falta de valía y a la duda.

Buscas inocencia y paz. Buscas abundancia, prosperidad y alegría. Pero muchas veces, cuando tocas esas cosas, te aterrorizan. ¿Por qué? Porque la Verdad del Reino requiere apertura, confianza, expansión y espaciosidad. Involucra permitir, [aceptar], confiar, atestiguar y dejar que las cosas vengan y se vayan. Involucra aprender a cultivar una profunda alegría por todo lo que sea que surja, viendo que todas las cosas son simplemente modificaciones de la propia consciencia, y entonces dejarlas ir cuando llegue el tiempo de hacerlo.

Ten por seguro, que no hay nadie —ni una sola alma— que alguna vez haya descubierto algo que haya nacido en el tiempo y que también no haya terminado en el tiempo.

¿Cuánto de tu sufrimiento proviene debido a que estás aferrado a un pasado sin vida y a que insistes en que debes cargarlo contigo todavía? Estás haciendo eso porque en el pasado, llegaste a identificarte con las nubes que estaban pasando cerca y las reclamantes como tu propia identidad. Por lo tanto, si las liberas, esto va a significar que debes cambiar, que debes seguir.

¡La propia creación que fluye desde la Mente de Dios está en progreso continuo por siempre! ¡Tú nunca dejarás de ser! Tú vas a seguir hacia adelante por siempre, por siempre, por siempre, por siempre y para siempre. Vas a seguir por siempre siendo exactamente como eres ahora. O puedes permitir que la Mente de Dios fluya a través de ti, llevándote hacia una mayor expansión y profundización de tu consciencia en la infinita belleza del poder de la Mente de Dios. 


LA MAESTRÍA SURGE DE LA INOCENCIA

En estas lecciones, crearemos un sistema o un camino sobre el cual puedas caminar mediante el cultivo deliberado de una cualidad de discernimiento en la consciencia que se hace necesaria para lograr la estabilidad de precisamente de ese discernimiento, de forma tal que puedas traerlo a todos y cada uno de los momentos de tu experiencia.

Imagina entonces, que es posible experimentar cualquier cosa que surja sin perder el sentido de espaciosidad, de inocencia, de comodidad, de soltura que estás experimentando ahora en momentos fugaces. Por ejemplo, ¿conoces la experiencia cuando las cosas están saliendo bien, donde vas cantando una melodía de felicidad, y que la vida parece que se mueve hacia adelante? Imagina que puedes tener y sentir esa misma cualidad de confianza, de fe, y de certeza de propósito, incluso cuando los edificios se están derrumbando a tu alrededor y que tu cuenta bancaria se quedó sin dinero. Imagina que es posible contemplar todos esos eventos con el mismo sentido de inocencia y de asombro con el que mirarías en lo profundo de los ojos de un ser amado.

Porque en tal cualidad de consciencia está la perfecta maestría. Dentro de ella se descubre la perfecta paz, la perfecta libertad, la perfecta alegría y la ininterrumpida comunión con toda la creación. Y si tienes por bien recibirla, esa cualidad te hará entrar en estrecha intimidad con toda la creación que es aquello que has estado buscando como alma desde la primera vez que comenzaste a identificarte con la creación que llamas ego. Porque esa creación ha creado conflicto y separación. Todo lo que alguna vez has intentado hacer desde entonces ha sido un intento de vencer la separación y para recuperar lo que sientes que has perdido. Solo que de la manera en que has tratado de hacerlo no te ha funcionado.

El mundo del conflicto, del miedo, de la culpa, y de la falta de valía y el mundo del Reino yacen el uno al lado del otro dentro de tu propia mente. El ojo de la aguja por la cual uno debe pasar es la re-cultivación de la inocencia de un niño. Es por esta razón que muchas veces enseñé:

Vuélvete otra vez como un niño pequeño para que entres en el Reino de los Cielos.[2]

El cultivo de El Camino del Corazón es ese camino mediante el cual deliberadamente y conscientemente eliges volverte otra vez como un niño inocente. Exactamente como eras en el principio antes de que alguna vez crearas, y entonces encarnaras dentro de esta dimensión de experiencias que parece estar tan impregnada por la sensación de conflicto y separación.


LO QUE DECRETAS, ES

Voy a pedirte ahora que comiences a poner esto en práctica. De manera que sin importar lo que acontezca, detente por tan solo un momento y vuélvete consciente de donde te encuentras.

¿Dónde estás? ¿No estás teniendo la experiencia de aparentemente estar dentro de un cuerpo? ¿No parece que te encuentras viviendo en una habitación en alguna parte? ¿No estás en un ambiente en el cual hay ciertos patrones climáticos que fluyen alrededor de ti? Quizás hay algunos sonidos que lleguen hasta tus oídos.

¿Puedes verdaderamente estar consciente de donde te encuentras ahora? ¿Puedes sentir el peso del cuerpo mientras estás parado sobre tus pies o sentado en tu silla? ¿Notas la tensión en el cuello? ¿Notas la aceleración de los pensamientos en la mente, cuando eso está ocurriendo? ¿Puedes comenzar a traer consciencia exactamente a lo que es, desde una posición de inocencia y sin juicio?

Hay un dicho en tu mundo que dice: “Es lo que es”. Ese es el comienzo de la sabiduría. Descubrirás que lo que es, es lo que elegiste hacer de ello. Mantente presente, donde quiera que te encuentres ahora, y deliberadamente decide —deliberadamente decide— aceptar completamente que aquello que estás experimentando en este preciso momento no tiene ninguna causa en lo absoluto, excepto tu elección de experimentarlo. Ten por seguro, que independientemente de lo que la mente pueda tratar de decir, que si no hubieras querido plenamente estar justo donde te encuentras, tú no estarías allí. Si estás en un cuerpo en el campo del espacio y el tiempo, ten por seguro, que tú lo deseaste, que tú lo elegiste, y está aquí.

Comienza aquí. No hay ninguna necesidad de juzgarlo, ninguna necesidad de pedir que sea diferente. Solo sé verdaderamente consciente de lo que es. Si estás sintiendo el cuerpo que está sentado en una silla, permite que este pensamiento venga dentro de tu mente:

Literalmente he creado esta experiencia. ¡Algo dentro de mí es tan grande, tan poderoso, tan vasto, tan más allá de todo lo que los científicos alguna vez podrían descubrir, que literalmente he cristalizado dentro del campo de la experiencia una consciencia de ser un cuerpo en el espacio y el tiempo! Esto ha surgido desde el campo de mi consciencia, que es el regalo de Dios para mí, quien solo me pide que aprenda a crear como Dios crea.

Muchas veces he dicho que el Padre te contempla y dice:

Esta es mi única creación y he aquí que es muy buena.[3]

Porque el Padre se maravilla de lo que eres, conociendo perfectamente bien que lo que eres emergió desde su Santa Mente.

De la misma forma que contemplas a tus creaciones y te maravillas. ¿Cómo es que podrías vivir y permanecer en este marco de tiempo sobre este planeta? ¿Cómo es que podrías colocarte a ti mismo detrás de un volante de un automóvil y realmente llevarlo desde un punto A hasta un punto B? ¡Es un misterio y una maravilla, y nadie sabe cómo fue hecho! Pero está hecho.

La razón por lo que está hecho es que todo el poder se te ha dado a ti y lo que decretes es. Un hombre o una mujer decretarán una cosa y así será. Has decretado este momento. ¡Aprópiatelo! Porque apropiándotelo, justo ahora, puedes comenzar a sentir el increíble y fabuloso poder que fluye a través de ti en cada momento. ¡Este es el poder de crear!

Comienza ahora por elegir cultivar la práctica de esta manera: Establece la intención de que en cada hora del día, por tres o cinco minutos, vas a practicar traer esta cualidad de consciencia a exactamente cualquier cosa que estés experimentando cuando surja el pensamiento de que debes hacer la práctica. ¿De dónde viene ese pensamiento? Imagina que estás en tu día a día y que has estado atareado y apurado. Que has ido a tu oficina o a tu trabajo. Que has conversado con tus amigos. Que has comprado algunos víveres. Que has hecho todas esas cosas, y repentinamente el pensamiento aparece:

¡Oh! Enfócate en estar consciente de que soy literalmente el creador de lo que estoy experimentando.

¿Crees que eso tan solo pasó por accidente? ¡No! El pensamiento que está penetrando el discernimiento de tu consciencia proviene desde la profundidad de tu mente que descansa exactamente a la derecha de la Mente de Dios.

Por lo tanto, el poder de generar precisamente ese pensamiento es el efecto de la voluntad de Dios entrando dentro del campo de tu ser, penetrando el velo de distracción e irradiándolo con el pensamiento: “Eso está bien, cinco minutos de cada hora”. ¿Puedes sentir lo impresionante que es? Porque estás conectado con la Mente de Dios, y Dios sabe cómo traerte completamente de regreso a la libertad, a la perfecta paz, y a la maestría de este reino completo.

Aquellos que verdaderamente aman a Dios y que desean verdaderamente despertar sentirán que algo los obliga a alcanzar la maestría de esta simple práctica por cinco minutos de cada hora. Aprenderán a deleitarse en ella y a esperarla con ansias. Muy pronto esos cinco minutos se alargarán a seis, luego a diez, a quince y a cincuenta. Hasta que finalmente, se establezca allí en tú consciencia la inalterable realización de que todo lo que surja, es porque tú lo has decretado, y así es como es.

Cinco minutos de cada hora no es mucho pedir. Porque cinco minutos de cada hora, para ser como fuiste creado para ser —un creador, que hace surgir experiencias. Nunca te permitas decir otra vez: “Bueno estoy realmente aquí porque tengo que estar. Estoy realmente solo haciendo esto porque es lo que tengo que hacer”.

Toma las palabras “deber”, “debería”, “debo” y “tengo que” y escríbelas en una hoja de papel. Obsérvalas. Luego enciende un fósforo y enciende la esquina del papel, y deja que el papel se queme y se disuelva en el polvo. Esto es un símbolo de aceptar que la energía que le has dado a esas palabras se convierta en otra vez en polvo o en ceniza de la tierra. Limpia de tu consciencia toda identificación con tales palabras, porque todas ellas son negaciones de la Realidad.

Muchas veces he compartido contigo que tú no necesitas hacer nada. Escucha esas palabras, y llévalas hasta dentro de ti mismo como si fueran tu propia voz, porque de hecho ellas lo son:

Yo no necesito hacer nada.

No tienes que sobrevivir. ¿Quién te dijo que tenías que? No tienes que hacer a todo el mundo feliz. ¿Quién te dijo que tenías que? ¿Quién te dijo que podrías hacer a todo el mundo feliz? No tienes que permanecer como un cuerpo en el espacio y el tiempo. ¿Quién te dijo que tenías que? No tienes que pagar tus cuentas. ¿Quién te dijo eso? Literalmente no necesitas hacer nada.

Esto es muy diferente a querer hacerlo o a elegir hacer algo. No necesitas amar a tus padres; no necesitas honrar a tu padre y a tu madre. No necesitas reverenciarme o amarme. No necesitas amarte a ti mismo. No necesitas literalmente hacer nada, porque “necesitar” es una expresión de la percepción de que hay algo de lo que careces. Porque debido a que eres uno con Dios, nunca ha existido un momento en el que carezca de algo en lo absoluto.

Puedes permitir que el pensamiento que emerja en la mente cuando te levantas en la mañana sea: “Yo no necesito hacer nada. No necesito levantarme de esta cama. No tengo que ir para la oficina. No tengo que llenar esa orden. No tengo que decirle, ‘Buenos días’ a mi pareja. Literalmente yo no tengo que hacer nada”.

¿Por qué cómo podría existir el poder de elegir y crear libremente cuando está siendo gobernado por las creencias del mundo de que debes ser de una cierta manera? La creencia de que necesitas ser aceptable para los demás, de que necesitas amoldarte y adaptarte, de que necesitas vestirte de la manera como los demás se visten, y de que necesitas estar comprometido a sobrevivir un día más sobre este plano. No puede haber libertad donde hay necesidad.


PRACTICANDO LOS PRIMEROS DOS AXIOMAS

Estos son los dos primeros axiomas de El Camino del Corazón, para que te bases en ellos, para que los recuerdes y para que los cultives diariamente:

Yo soy creado como mi Padre me creo para ser. Yo soy libre.
Y nada causa mi experiencia sino yo en cada momento.
Nada tiene efecto sobre mí en lo absoluto, salvo aquello que yo
elija permitir que me afecte.

Yo no necesito hacer nada.

Al principio te vamos a sugerir que practiques este segundo axioma en la mañana y en la noche, mientras te levantas y mientras te retiras. Al menos dos veces cada día, te pediremos que cultives por cinco minutos la repetición de este pensamiento de manera que llegues a sentir en tus huesos: yo no necesito hacer nada.

Esto vendrá como un shock para tu consciencia. La mente dirá: “¡Pero tengo todas estas cosas que tengo que hacer! ¿Qué pasará con esto y qué pasará con aquello? ¡Oh Dios mío! ¿Dejará el mundo de girar si dejo de necesitar?”. Eso depende del mundo, no depende de ti.

El poder de estos dos primeros axiomas será tal que todo lo que sigue se basará en ellos. Sin embargo todo lo que sigue será meramente una manera de regar estos dos axiomas y para convertirlos en el ancla de tu consciencia.

Porque cuando el ancla este firmemente en su lugar, literalmente crearás cualquier cosa que desees desde la perfecta libertad y desde la perfecta intencionalidad. Incluso vas a trascender la mentalidad milagrosa. Porque la mentalidad milagrosa es todavía una etapa que está justo antes de la maestría. Porque la maestría viene cuando literalmente sabes que estás creando. No hay nada milagroso en ello. ¡Decretarás algo y así será hecho!

Eso es crear como Dios crea. Porque mientras Él se maravilla de ti, Él sabe perfectamente que cuando te creó no fue un milagro. Fue algo muy deliberado, que nació de la emisión resplandeciente pura del Amor. Dios no se sienta en Su trono y dice: "¿Me pregunto si soy digno de crear a mis hijos? ¿Me pregunto si merezco expresarme a mí mismo través de la chispa divina de consciencia que ellos son?".

Nunca entra algo así en la Santa Mente de Dios: “¿Me pregunto si estará correcto si Yo creara un sistema solar?”. Dios concibe un pensamiento o un pensamiento emana dentro de Su Santa Mente, Él lo decreta, ¡y así se hace! Y Él contempla a todas las cosas y dice:

“¡He aquí que todo es muy bueno!”

  
EJERCICIO DE CREACIÓN CONSCIENTE

El tercero y último ejercicio que nos gustaría darte en esta lección es este: elige algo que hagas todos los días, que estés convencido de que es tan absolutamente ordinario que ciertamente no tiene ningún poder o ningún significado espiritual en lo absoluto. Podría ser algo tan simple como beber un vaso de agua, cepillarse los dientes o guiñar un ojo.

Escoge algo que sabes que haces todos los días y decide hacerlo el foco de tu adoración. De manera que cuando lo hagas, te detienes y dices: “Es muy bueno”. Incluso si es algo tan simple como levantar la cabeza de la almohada. Hazte consciente de ello, aprópiatelo como una creación tuya, y cuando contemples esa acción, dite a ti mismo: “Es muy bueno. Yo he hecho esto, y es bueno. Yo lo he creado”.

Nuevamente, aquellos que están verdaderamente comprometidos encontrarán que comienzan a disfrutar este proceso, y comenzarán a aplicarlo cada vez más a otros eventos de sus vidas. Comenzarán a redespertar la alegría infantil de construir un castillo en la caja de arena. Porque en verdad, eso es todo lo que estás haciendo aquí. La consciencia es tu caja de arena y estás creando castillos. Simplemente que te has olvidado de disfrutarlos.

Cuando quieres deshacerte de ellos, ahora te lamentas: “Oh, pero si renunció a esto y cambio de opinión y sigo adelante, ¿qué pasará con mis creaciones? ¿Qué van a pensar los demás de mí si actúo como un niño y tomo mi pequeña pala de plástico y derrumbo el castillo de arena y luego entro a desayunarme un sándwich? ¿Qué va a pensar la gente de mí? ¿Será que me adapto? ¿Seré juzgado? ¿Seré perseguido?” ¡Que importa! Porque las opiniones de los demás no significan nada, a menos que por supuesto, tú quieras que signifiquen algo.

Ahora venimos a lo que concluye esta lección. ¿Qué te bloquea en tu mente? Porque incluso mientras estás leyendo esto, puedes reconocer una resistencia. Ésa resistencia es la energía del miedo: “¿Qué pasaría si sigo este camino?” Esa parte de tu mente llamada el ego va a rebelarse y te dirá que si escuchas al que algunos han llamado el salvador del mundo, te llevará por un camino de destrucción. Esto es debido a que la voz del ego sabe que él será destruido si sigues este camino. Tú —la realidad de quien tú eres— no puedes ser destruido.

Esa resistencia es el miedo. Y el miedo es una de las energías que está fuera de alineación con la verdad del Reino. Por lo tanto, no temas, sino continúa y ten fe. Porque te digo a ti, lo que descubrirás al final de este camino es la libertad perfecta, el poder perfecto, la espaciosidad perfecta, la alegría perfecta y la paz perfecta de vivir —literalmente— en el Reino de los Cielos.

La decisión es tuya. Porque aquellos de ustedes que sentirán que esta resistencia surge con gran fuerza y para aquellos de ustedes que todavía me llamarán en sus sueños y en sus oraciones: “Ayúdame a través de esto”, yo les digo que no caminan solos. Porque no puedo estar más allá de ti que a la distancia de un pensamiento. Y sí, tú eres el creador de ese pensamiento.

Yo, también, me embarqué únicamente en ese camino. Cada uno de los axiomas que compartiré y que enseñaré así como muchos de los ejercicios en El Camino de la Maestría son específicamente ejercicios y verdades que me fueron dados a mí desde el tiempo en que fui iniciado por ciertos maestros Esenios en El Camino del Corazón.

Cuando mis maestros me dijeron: “Es el tiempo para ti de que vayas a pasar cuarenta días y cuarenta noches en el desierto”, ¿tú no crees que esa resistencia también surgió dentro de mí? Yo, también, había notado que estaba creando un pensamiento de miedo que me estaba separando de la protección y del Amor de Dios. Había

movido físicamente el cuerpo hacia el desierto para atravesar mis propios círculos de miedo para descubrir lo que estaba en el otro lado.

Ese camino que yo he caminado es el camino que tú estás caminando. Y si nuestro camino es el mismo, entonces caminemos juntos hasta Dios lejos de la ilusión, del dolor, de la debilidad, de la falta de mérito, de la culpa y de la muerte.

Así que comprométete en hacer tus ejercicio con gran entusiasmo, con gran alegría y por sobre todo, ¡con un exagerado y gran espíritu de aventura! Aprende a contemplar con inocencia a todo lo que surja. Permanece amorosamente con tus creaciones. Y si pones estos pequeños ejercicios en práctica, mucho de hecho, surgirá. Practica, entonces, bien. Y practica con alegría.

Debes saber que eres amado, amoroso y digno de ser amado, y que, en verdad, la única cosa que está ocurriendo es que un viejo sueño está siendo liberado para que un nuevo sueño pueda reemplazarlo —el sueño de merecimiento, de paz, de fortaleza y de unión con toda la creación.

Nuevamente, te digo, que yo no vine solo en este trabajo específico, sino que vine con muchos que te ayudarán en tu sanación y en tu despertar.

Por lo tanto, de hecho, que la paz sea con ustedes en este día, amados amigos. Permanezcan amorosamente con sus creaciones. Amén.



[1] Marcos 16:19 Entonces, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue recibido en el cielo y se sentó a la diestra de Dios.
    Lucas 22:69 Pero de ahora en adelante, EL HIJO DEL HOMBRE ESTARÁ SENTADO A LA DIESTRA del poder DE DIOS. (N. del T.)
[2] Mateo 18:3, “y dijo: De cierto os digo: Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.” Biblia Reina Valera Gómez. (N. del T.)
[3] Génesis 1:31 “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera.” Biblia Reina Valera Gómez. (N. del T.)

Nota:
Lección revisada, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 08/04/2016). 


Nota del traductor

El traductor de este libro procede de Venezuela. Esta es una traducción no oficial. Se le recomienda a los lectores adquirir la traducción oficial en www.shantichristo.com también pueden obtener otros materiales complementario en la Fundación Shanti Christo. La traducción es casi literal para no alterar en nada el mensaje original de Jeshua ni la estructura del texto, es la intensión de Jeshua permitir que cada frase se retenga dentro del corazón, que cada idea llene la mente y el cuerpo con su frecuencia o vibración real. Ya que así fue diseñada cada palabra, la estructura de cada frase, la cadencia y el humor. Se ha evitado el uso de términos que pudieran desconcertar a los lectores de los otros países de habla hispana. La mayoría de los pronombres de la segunda persona del singular y del plural se han traducido por “tú/tu/ti/te/tus” incluso cuando está claro que Jeshua le habla a un grupo de personas. 


La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.

Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 





El Camino de la Maestría

se compone de tres libros:


1er  Libro   "El Camino del Corazón"

       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"

       de la Lección 13 a la 24


3er Libro  "El Camino del Conocimiento"

       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.

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