lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 19: RINDIENDO EL SUEÑO DEL SOÑADOR

03/05/2015                       El Camino de la Transformación Lección 19.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado

LECCIÓN 19

RINDIENDO EL SUEÑO DEL SOÑADOR

Amados y santos hijos de la Luz divina, es un honor venir y estar con ustedes, para comunicarnos. Venimos a unirnos con ustedes porque el único propósito de la Creación es extender lo bueno, lo santo y lo bello.

¿Qué podría ser mejor que crear la comunicación que inspire en la Mente de Cristo a todos los aspectos de la Filiación de tal forma que esa mente se agite y busque maneras de sanar sus ilusiones y, que por lo tanto, regrese al hogar por el reconocimiento de que nunca ha cambiado?

¿Qué podría ser más santo que utilizar cada momento de la relación en el reconocimiento de que solo los Hijos de Dios pueden verdaderamente relacionarse los unos con los otros, y que el propósito de su relación es sanar la ilusión, para que la santidad pueda extenderse? ¿Y que podría ser más hermoso que nos uniéramos — nosotros y tú— en este momento para reconocer que lo que es verdaderamente hermoso es el reconocimiento de que yo y mi Padre somos uno?

Por lo tanto, se necesita que la extensión de lo bueno, lo santo, y lo bello se convierta en tu único propósito, como lo hemos hecho nosotros. Porque solo cuando se usa la mente para este único propósito puede recordarse la perfección del Reino.

Tú nos has buscado porque deseas el Reino, ya que el peso de tus ilusiones se ha vuelto demasiado doloroso. Los juegos que has tratado de jugar en el sueño de la separación ya no te satisfacen, ya no te seducen, ya no te gratifican en tu imaginación. Por debajo de todos los sueños, has oído la llamada de Aquél[1] que te envió y que te pide:

¡Mi pequeño hijo, vuelve! Yo todavía estoy contigo.
Vamos a crear juntos lo bueno, lo santo y lo bello.

La única diferencia que aún puede parecer que permanece entre nosotros y tú es que todos los que estamos involucrados en este trabajo —y que a partir de eso tú podrías percibirnos como seres que están del "otro lado" no somos más que seres, aspectos de la Mente al igual que tú, que dentro de la ilusión del tiempo, que en el juego del tiempo— parecen haber elegido antes que tú sanar toda ilusión y volver a casa. Por lo tanto, te hacemos un llamado desde el otro lado del muy fino velo de las ilusiones que aún parece mantenerte donde estás, aparentemente separado de nosotros.

Esa ilusión por cierto, no es el cuerpo físico, ni es la dimensión física, ya que en realidad, la dimensión física no existe. Lo que existe es el pensamiento, que fluye desde la mente, creando, exteriorizando o manifestando, lo que se ha sostenido dentro de la mente.

Así que el mismo cuerpo físico se convierte solo en un símbolo de lo que la mente ha decidido creer, cosas tales como:

"Seguramente, estoy separado de Dios. Esta es la manifestación que quiero. Así que voy a mirar a un cuerpo físico, voy a identificarme con él, y, por consiguiente, parecerá que veo fuera del cuerpo y veré una gran distancia entre los demás y yo. Y si existe una gran distancia entre los otros cuerpos o formas y yo, entonces ‘seguramente’ hay un abismo insondable entre Dios y yo".

Cuando la percepción esté limpia, cuando la percepción se haya purificado, el propio cuerpo se volverá transparente a la conciencia, para que sea testigo consciente de la mente. Ya no ve más aquello con lo que se identificaba. Solo ve los fenómenos de la energía mental temporal que se está manifestando externamente en el ámbito del espacio y el tiempo.

El propio cuerpo ya no se vuelve una barrera u obstáculo a superar. El propio cuerpo ya no es visto o percibido como algo que pueda traer amor a sí mismo, o que pueda alcanzar, lograr o atraer a sí mismo lo que se ha percibido como valioso en el mundo. Más bien, el cuerpo se convierte en una sola cosa: en una oportunidad temporal para extender lo bueno, lo santo, y lo bello. En otras palabras, incluso el propio cuerpo que no puede tener ningún propósito, salvo lo que el Consolador, el Espíritu Santo, la mente-recta dentro de ti, le dé.

Por consiguiente, si quieres experimentar el cuerpo estando en paz, si quieres experimentar el cuerpo cuya única función es servir como un medio de comunicación del Amor de Dios, cesa de percibirlo como si fuera tuyo. Y renuncia al aparente derecho de tomar decisiones por ti mismo, en lo que se refiere al cuerpo.

Te hemos sugerido antes que dejes de usar el término "mi" o "mío" cada vez que te refieras al cuerpo. Simplemente refiérete a él como "el cuerpo", como el carpintero que recoge una herramienta y le dice, "martillo, la sierra", o como un artista diría, "pincel". Pero el carpintero sabio no se identifica con el martillo o con la sierra, y el artista sabio no siente que es un descuidado cuando el pincel está tirado en una bandeja. La Sabiduría, entonces, mira a la forma como simples medios de comunicación temporales. El deleite está en extender lo bueno, lo santo, y lo bello.


LA FUENTE DE TODA ILUSIÓN

Las ilusiones pueden parecer tomar muchas formas, pero todos ellas tienen una sola fuente: la decisión de percibirte a ti mismo como algo separado de Dios. La mejor manera de hacer esto es convencerte de que, ya que estás separado de Dios, debe haber muchas cosas alrededor tuyo y de tu vida que no están alineadas con la voluntad de Dios.

Por lo tanto, manifestarás muchas variaciones que parecen expresar la inestabilidad que es el efecto de una creencia, de una percepción:

"Yo estoy separado de Dios. He logrado lo imposible. Déjame mantenerlo así".

Aunque la forma que asumen las ilusiones puede parecer que son muchas, son realmente una. La sanación se produce cuando, en la profundidad de la mente, se toma la decisión de rendirse, y de renunciar a la idea demente de que uno podría existir aparte de la Mente de Dios.

Rendirse significa asumir la posición del sirviente, el conducto a través del cual, se puede expresar la Mente de Dios, el Amor de Dios. La mente que existe en perfecta rendición no ve absolutamente ningún propósito en cualquier momento de la experiencia excepto eso. La mente en perfecta rendición ve un mundo que se ha sanado de su propia percepción errónea de que el mundo tenía algún poder sobre ella. Ve que nunca ha experimentado nada sino su propia manifestación externa. Es por ello que todos los eventos son neutrales. Es la mente la que interpreta un evento, llega a una conclusión, y luego basa su comportamiento en eso.

La mente que se ha sanado y que descansa en la rendición ve un mundo inocente que ha sido tocado por su bendición del perdón. El perdón es simplemente un paso en el que la mente reconoce que el mundo que había pensado que estaba ahí no era nada más que su propia creación mental y celebrando entre sonrisas y risas ve que el mundo no tiene ningún poder. Y que todos los eventos que se han presentado, así como la misma interpretación de todos esos eventos, se han generado desde adentro del reino de la mente —el único lugar que te ha sido entregado para que asumas la responsabilidad de su dominio.

La mente que se ha sanado de la ilusión se ha sanado de todas las ilusiones. Y mientras que el tiempo y el espacio parecen durar, la última manifestación de esa pequeña, —y alocada idea llamada el cuerpo físico— puede ser entregado a algo más, se puede transformar simplemente en un medio de comunicación que ya no comunica más la separación y el juicio, sino más bien el perdón y la inocencia. Se vuelve nada. Se le agarra y se le utiliza solo en aquellas formas en las que hable, gesticule, se mueva, actúe y haga algo en el mundo que toque al mundo con la bendición de lo bueno, lo santo y lo bello.

Debido a ésta simplemente verdad, debe significar que, cuando percibes y justificas cualquier cosa que no sea la paz —esto significa que tú ya has decidido, en la parte más profunda de tu mente, mantener la raíz, o el núcleo, de la percepción errónea. Es decir, todavía estás tratando de percibirte a ti mismo como que has logrado lo imposible— que te has separado a ti mismo de la Mente de Dios. La mente que se ha rendido mira a todas las cosas y en silencio dice dentro de sí misma:

Solo existe Dios. Él me ha creado. La fuente de mi ser, la fuente de mi realidad, descansa en rendirme a Él y solo a Él.

La mente que se ha rendido, todavía caminará por el mundo mientras dure el cuerpo , a menudo sin ser reconocido completamente por los demás a su alrededor. Porque algunos verán un cuerpo y, por lo tanto, asumirán que hay un individuo, un ego, un ser separado dentro de él como ese cuerpo.

Cuando la mente se ha rendido, se podría decir que el cuerpo camina como una cáscara vacía y que solo está esperando a ser informado por el Amor de Dios. Cuando el Amor de Dios no le informa o no le pide que se mueva y que actúe, entonces simplemente descansa y no hace nada.

Es por esto que el estado final del despertar es incomprensible en los idiomas del mundo, ya que los idiomas están basados en el mismo pensamiento de separación.

Es por eso, que cuando hablamos de la Paz, hablamos de la Paz que está más allá de toda comprensión.

Porque la paz que se entiende en los idiomas del mundo es una paz condicional, del tipo que se crea cuando los líderes de dos naciones en guerra 'se sientan vestidos con traje y corbata y se olvidan del número de muertos y de los pueblos destruidos, y firman algún documento con una pluma. Se ponen al "frente" y sonríen para las fotos, y luego asumen y le enseñan a todos los demás a asumir, que ahora hay paz. Luego, cada uno se regresa y en secreto sigue construyendo armas para defenderse en contra del ataque que seguro vendrá desde aquél al que todavía percibe como un enemigo.

La paz no puede ser negociada. No es el resultado de un compromiso. La paz viene solamente cuando cualquier mente rinde incondicionalmente el sueño del soñador mismo, de modo que solo exista Dios, y la creación de Dios. Hemos compartido contigo antes de que esa creación es una —la Mente de Cristo. Y que esa Mente no está en el cuerpo. Y que no es una forma particular, y ciertamente no pertenece a ninguna entidad personal.

Yo nunca fui "El Cristo", así como tú tampoco. Al igual que tú, yo fui una modificación temporal de la energía eterna, la manifestación externa de un pensamiento, un pensamiento mental, que tuvo lugar en la mente, la cual aprendió a rendir la percepción errónea del soñador, y que se transformó y llegó a estar informada solamente por la Mente de Cristo. Solo aquella Mente estaba presente, y sin embargo no podía ser tocada por el cuerpo. Es por eso que mi crucifixión no tuvo efecto en mí en lo absoluto. Simplemente aceleró el proceso por el cual el cuerpo se disolvió como una idea.


EL MUNDO ES INOCENTE

Amados amigos, ahora viene que comprendas como cambiar la forma en que utilizas tu conciencia. Toma una pausa con nosotros para recordar la verdad: El mundo que ves es inocente. La causa del mundo no se encuentra en el mundo, sino solo en los pensamientos que se tienen dentro de la mente.

Tú permaneces perfectamente libre de elegir percibir de manera diferente. Tú permaneces libre en todo momento para ver que no eres la víctima de las circunstancias, no eres la víctima de una relación, de una carrera, o de haber nacido en un determinado país. Tú nunca has sido la víctima de nada, ya que nada dentro de la ilusión tiene el poder de realmente tener algún efecto en ti.

 eres aquel que permanece libre para asumir la responsabilidad del dominio de tu mente. Tú eres aquel que es libre simplemente para decir:

Padre, que no se haga mi voluntad, sino la tuya.

¿Y cuál será la voluntad qué tiene el Padre, salvo que tú seas feliz al volver a la paz que sobrepasa toda comprensión para siempre? ¿Cuál podría ser la voluntad del Padre para ti, sino que despiertes del sueño de que hay algo en el mundo que puede hacerte más valioso; que hay alguien, alguna carrera, algún lugar, algo que-tú-tienes-que que en verdad puede agregarle contenido a tu ser? Es mejor que te liberes de la percepción de que la falta de alguien, algo, alguna carrera, algún lugar, alguna forma de cualquier tipo podría restarle valor a tu ser, a tu perfecto poder de unión con Dios.

La paz, entonces, viene de una decisión que se pone en práctica a través del tiempo, en el que se libera al mundo. ¿Liberarlo de qué? De tu creencia de que él mundo de alguna manera debería ser para ti el canal por medio del cual se obtienen los buenos sentimientos, el amor, la paz, la sabiduría, las ideas, la camaradería, e incluso la hermandad o la fraternidad.

El desapego no significa evasión, pero sí significa des-identificación con una idea equivocada. Todo sufrimiento se debe a lo siguiente: la identificación de la mente profunda, o el alma, con las formas que pasan como manifestaciones externas en esta ilusión. La creencia de que la pérdida es posible y también de que la ganancia es posible. Solo puede reconocerse lo que es verdad a través de la práctica de extender lo bueno, lo santo, y lo bello.

El fin de la ilusión está muy cerca cuando la mente alcanza el punto siguiente. Cuando cualquier mente ve a sus creaciones que es lo que ha intentado hacer de sí mismo y encuentra en todas la misma insatisfacción —de que falta algo— y cuando esa mente simplemente decide retirar el valor que ha puesto en el mundo, y descansa en el simple deseo de estar con Dios, entonces el Cielo está a solo un paso. Y el último paso lo da tu Creador por ti.

El sueño de la separación ha sido tu responsabilidad. Cuando alcances el punto del colapso o de rendición, entras en la etapa de la restauración o de la salvación. eso queda en las manos de tu Creador.

Cuando se haya completado la restauración, y la mente ya no busque viajar a los campos de la ilusión, sino que simplemente descansa vacío en unidad con Dios, entonces la Creación puede comenzar de nuevo. Y la co-creación queda en las manos de los dos, de tu Creador y tú. La única diferencia es que ya no eres un ser separado, como el mosquito que le grita al universo, exigiéndole que las cosas se hagan a tu manera. Pero en vez de eso, estás vacío.

Tú eres la paradoja de todas las paradojas, porque tú eres pleno, y solo Cristo mora. Pero, tú no vives, sino solo Aquél[1]. Incluso el surgimiento y la desaparición del cuerpo no te importa. Simplemente te levantas por la mañana y solo dices:

Padre, ¿cómo quieres que me presente este día?

Y algo más te informa tus pasos y tus decisiones. Tú ya no te identificas más con el fruto de tu acción. Ya no te preocupa como saldrá, se verá o cómo será comparada con la acción de alguien más. Tú simplemente permaneces donde estás, haciendo lo que está haciendo, y ofreciéndolo libremente porque ya no estás apegado a ello.

La paz es la esencia del mensaje que nos gustaría compartir contigo en esta lección, como un período de descanso temporal del trabajo que hemos estado haciendo en el Camino de la Transformación. Ten la seguridad, de que todavía queda mucho por hacer. Porque cuando la mente se rinde, la resistencia muere en la misma extensión de la creación. Y esa mente ya no busca abandonar ninguna dimensión en lo absoluto. ¿Porque adonde podría ir? Simplemente se vuelve una sola voluntad para actuar no importa lo que sea que se le extienda desde la Mente de Dios, como una manera de estar involucrado con la extensión del Amor.

Eso requiere, entonces, aprender a usar la conciencia de forma diferente. Pero todo se basa en el retorno a la paz. Es por eso que, por encima de todas las cosas, tu responsabilidad es entregarte, rendirte —dejar que la diminuta idea demente de un yo separado sea disuelta por completo de la mente, de modo que solo exista la Mente de Cristo.


PREGUNTAS PARA REFLEXIONAR

Mis queridos amigos, hagan una pausa por un momento. Observa el lugar en el que te encuentras. En verdad, ¿hay alguna cosa en lo que te rodea en tu entorno actual que podría añadirle algo a tu esencia? Si pudieras encontrar la manera de absorberlo o de digerirlo, ¿Esto te inflaría? ¡Esto podría añadirte unos cuantos kilos si pasa que tienes un helado en frente de ti! Pero eso es solo para el cuerpo.

Del mismo modo, mientras miras a tu entorno, imagina que se llevaron todas las cosas a tu alrededor. ¿Esto arrancaría algo de ti? Si puedes sentir la simple verdad de las preguntas que te hacemos, entonces seguramente puedes llegar a sentir que justo debajo de tu involucramiento con el mundo de la forma, la paz está ya disponible porque el Amor te espera para darte la bienvenida.

¿El mundo de la forma está tratando de obligarte a que te identifiques con él? Ah, sí, porque eso es parte de la misma manifestación externa que una vez tú creaste.

Tú mantienes en tu mente el pensamiento de: "Ojalá pudiera crear un mundo que me obligue con fuerza y que distraiga mi atención de la única cosa que necesito hacer. Y que cuando lo haga, pueda yo decir, yo ya estaría despierto, si no fuera porque todas estas cosas y todas estas personas necesitan de mi atención más que Dios. Si tan solo ellos se fueran, podría conocer a Dios. Si tan solo yo pudiera perderme en una cueva en algún lugar o en una celda de un monasterio y aislarme del mundo, entonces yo podría conocer a Dios". Esa manera de plantear las cosas no funciona.

El reconocimiento no depende de ningún estado específico del cuerpo o de la mente inferior. No es necesario gastar horas y horas meditando tratando de aquietar la mente. Solo es necesario retirarle el valor a lo que surja en el campo de la mente inferior, de modo tal que con naturalidad la quietud es lo que surge, lo que se reconoce, es el perfecto valor que aún mantiene tu anterior unión con Dios. Esta es la razón por la cual el despertar, la salvación o la iluminación no es un cambio en absoluto, es simplemente un reconocimiento de lo que siempre ha sido, y lo que siempre será —eternamente.


ERES LIBRE DE ELEGIR DE NUEVO

Ahora —en este momento— eres libre de elegir de nuevo. Ahora eres libre de rescindir tus juicios del mundo. Ahora —en este preciso instante de la eternidad— puedes elegir reconocer que ya estás perfectamente despierto, elegir libremente que manifestación externas tú emanarás de la mente, elegir libremente si vas a pensar por ti mismo o pensar con Dios, ya sea que creas en tus manifestación externa o verlas como nubes temporales que pasan a través de un infinito cielo que las nubes no han afectado o influenciado. Ahora eres libre para decir simplemente dentro de ti mismo:

Puedo elegir paz en lugar de esto. Me rendí, y nada importa salvo la extensión de lo bueno, lo santo y lo bello. Por lo tanto, Padre, en este momento ¿cuál es tu voluntad para mí?

Estás vacío de ti, vacío de luchas, vacío de la necesidad de tener la razón, de la necesidad de juzgar, o de la necesidad de percibir cualquier cosa en cualquier forma determinada en absoluto, y libre del apego al fruto de tu acción.

Y sin embargo, paradójicamente, permites que la creatividad fluya a través de ti, confiando en que ya existe una Mente más grande que sabe cómo servir mejor a la Expiación. La Expiación es la elevación de la totalidad de la Filiación, cada hermano y cada hermana, que no son sino aspectos de la Mente de Dios —no tu mente, porque tu mente es un aspecto de la Mente de Dios —puntos de luz, aparentemente fragmentados de la única Mente, de la única Luz.

Eres libre de ver que —y por favor escucha cuidadosamente— justo donde te encuentras la separación nunca ocurrió. Todos los intentos de mantenerla en su lugar han sido como luchar por los derechos de una fantasía de existir, como insistir en que la ilusión de un oasis que se ve en un desierto es en verdad real. En vez de ir a donde está ubicado y descubrir lo que es real y lo que es falso, estás de pie discutiendo con los brazos cruzados sobre el pecho, argumentando por el deseo de tener la razón, mientras la realidad se te desliza entre los dedos. Mientras que al mismo tiempo, estás parado al lado del más hermoso manantial que burbujea las más puras y cristalinas de las aguas.

Ahora tú eres libre de entretenerte con una idea totalmente loca para el mundo:

Estoy despierto ahora. Mi sueño nunca ocurrió. La separación nunca ocurrió. Jamás se ha viajado  distancia alguna. La Gracia ya me ha restaurado, soy libre de percibir el Mundo Real.

Te pedimos que hagas esto: pasa algo de tiempo haciendo lo que te acabamos de sugerir —siéntate tranquilamente y haz las preguntas que se formularon hace unas páginas atrás sobre agregar y restar algo de ti.

Siéntate con las palabras que te acabamos de dar, una y otra vez, sin apuro, sin luchar. Y ve si puedes tocar el lugar que sabe la verdad de esas palabras, de forma tal que esa verdad la sientas como tuya.

Entonces, y solo entonces, finalmente comenzarás a disolver el poder que le diste al ego. ¿Qué es el ego, sino un conjunto de sensaciones, percepciones y manifestaciones externas que son precisamente el intento de hacer lo imposible, para estar separado de Dios? ¿Estarías dispuesto a rendir ese valor, a revocarlo, para que vuelva a tu corazón y a tu alma, y ​​luego ofrecerlo a tu Creador?

He aquí, entonces, el punto de la conversión, el giro alrededor de la base del alma que debe ser alcanzado por cualquiera que, en verdad, busque cumplir su función. Y es su función y de nadie más. No se puede comparar. Solo se puede permitir.

Por lo tanto, pasa algo de tiempo —tanto como quieras por los próximos días— sentado con la verdad. Aquellos que sientan que van a estar "demasiado ocupados", entonces usen el tiempo en sus asuntos, y por lo tanto, continúen tratando de convencerse a sí mismos de que el mundo es real. Esperen unos días, tal vez hasta el fin de semana. Luego, cuando el jefe te diga que tienes "tiempo libre", entonces, siéntate con la verdad.

Porque mientras esta verdad se establece en el alma, todo lo que habíamos estado haciendo antes de esto se te hará más fácil y tendrá mucho más sentido. Esto limpiará el espacio para lo que está por venir. Porque cuando la mente ha despertado verdaderamente de la ilusión, no le queda nada, sino ser un sirviente de la Expiación. Y la única pregunta que queda es:

Padre, ¿cómo podría servirte en este día?

Vamos llegando al final de este mensaje, ya no hay necesidad en este momento de continuar usando palabras. Solo existe la necesidad de una experiencia directa que tengas dentro de la soledad de tu propia mente y de tu ser. Porque la revelación es intensamente personal, no se le puede comunicar a nadie nunca. Aunque, la revelación que viene a cada mente viene de una manera única y es individual, no obstante la revelación proviene de la única Verdad. Por eso, cuando dos seres que están despiertos se encuentran, no hacen otra cosa que sonreír, y permitir que los fenómenos de la vida continúen.

Por lo tanto, sabes que te queremos mucho. Y te honramos por el coraje que se necesita para dejar ir el mundo y abrir las palmas del corazón a la gracia del Cielo.

A medida que continuemos en El Camino de la Transformación, deja que éste se realice desde la perspectiva de la deliciosa inocencia, en una mente que reconoce que no hay otra cosa que hacer en el tiempo, excepto que extender lo bueno, lo santo y lo bello.

Que la paz sea contigo, siempre. Ve en paz en este día. Amén.



La organización Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.


Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 



El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:

1er  Libro   "El Camino del Corazón"
       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"
       de la Lección 13 a la 24

3er Libro  "El Camino del Conocimiento"
       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.






[1] Se ha traducido “that One” por “Aquél”, en el texto original la palabra “One” en “that One” significa además Uno, la Unidad, el Dios Uno.  Sugerimos que al leer la palabra “Aquél” piensen en Aquél El Uno. 

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