lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 30: TÚ NACISTE PARA CREAR

04/07/2015                       El Camino del Conocimiento Lección 30.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado

LECCIÓN 30

TÚ NACISTE PARA CREAR

Amados y santos amigos, vengo a permanecer con ustedes simplemente como su hermano y su amigo. Recuerden siempre que un hermano o hermana no es alguien que está por encima de ustedes, sino que es igual a ustedes. Recuerden siempre que un amigo es alguien que ha elegido deliberadamente ver en ustedes la perfección de Cristo y toda la grandeza que ha podido nacer a través de ustedes hasta que tengan la disposición o voluntad de verse ustedes mismo en esa luz. Entonces, ese amigo se unirá a ustedes en una relación santa para crear, para jugar, y para extender la Verdad de la Realidad.


LA DIFERENCIA ENTRE CREAR Y HACER

Ya que tú fuiste dado a luz y creado para crear, no para hacer. ¿Cuál es la diferencia entre hacer y crear? Hacer requiere del esfuerzo especial de la mente egoica. Hacer involucra planificar lo que uno quiere basado en lo que uno ya sabe. Y entonces darse uno a la tarea de encontrar la manera de hacerlo realidad de acuerdo a nuestras propias ideas. El hacer conlleva siempre un elemento de miedo, puesto que el ego en sí mismo es la contracción fundamental del miedo.

Crear, de acuerdo a la manera como yo utilizo estos términos, es muy diferente. Cuando digo que tú naciste para crear, que tú fuiste creado para crear, quiero decir que ya que fuiste hecho a imagen de tu Creador, tu única función es servir como un canal a través del cual el incognoscible misterio y la belleza del Amor puedan ser expresados de maneras que puedan ser vistas en este mundo. Un artista puede hacerlo con un pincel, un cantante con una canción, un escritor con unas palabras, un amigo con una sonrisa, y un jardinero con un jardín.

Estás en el acto de extender la creación donde quiera que rindas tus propias ideas acerca lo que son las cosas o para que son. Y elegir únicamente hacer lo que haces con el fin de disfrutar la presencia del Amor y el ofrecimiento de ese Amor a quien quiera o cualquier cosa que lo vaya a recibir.

La creación, entonces, es un proceso en el cual el creador se extiende a sí mismo o a sí misma desde el mundo informe hasta dentro del mundo de la forma. Cuando tu invitas a tus amigos a cenar y no tienes una agenda oculta excepto estar con ellos para crear una buena ensalada y un poco de sopa para ellos tan solo porque los amas y porque estás en un estado del ser radiante de felicidad, estás extendiendo la realidad de la presencia de Dios. Sin dudas, esto es muy diferente que cuando los políticos invitan a sus amigos a una cena.

De hecho, ellos también están involucrados en esa creación, ya que la cena es el flujo de la creación. En el flujo de la creación, a la propia forma se le reconoce siempre que es secundaria. Se trata simplemente de simples instrumentos para el contenido.

En el hacer, la forma llega a ser muy importante. ¿Por qué? Debido a que en el hacer, la mente egoica cree que ya sabe lo que son las cosas y para qué sirven, ya que todas las cosas son para la seguridad y continuidad del ego. Por lo tanto, la forma de cómo se hacen las cosas llega a ser muy importante para el ego, porque la forma es imagen y no contenido.

En la creación, la forma es como tú más desees que sea porque te da felicidad, no porque tú creas que con eso vas a coaccionar a las otras personas para que voten por tu partido.

Imagina, entonces, que si los actores y actrices no estuvieran tan interesados en la ropa que visten para las nominaciones al premio Oscar que les produce tanta alegría, que en lugar de estar pendiente de lo bien que se podrían ver, de lo que será más aceptable, de lo que será más impresionante, o de lo que llamará más la atención de la gente. Te aseguro, que muchos de ellos se aparecerían en pijama.

La diferencia entre hacer y crear es la diferencia que existe entre la ilusión y la realidad. La Realidad es el Amor que es Dios. Es la voluntad del Creador de extender el Amor. Tú fuiste creado por la voluntad del Creador, y por lo tanto, tu voluntad de expresar el Amor es la voluntad de Dios. Son una y lo mismo.

La mente egoica está interesa en fabricar el amor. Tiene las ideas bien establecidas de cómo debería ser el amor, que forma debería tomar, como deberían responder los demás seres, que acciones son correctas y cuales son incorrectas.

Pero en la creación, el Amor simplemente se extiende con inocencia. Cuando tu voluntad es una con tu Creador, tú no estás en lo más mínimo interesado en fabricar el amor. Solo estás interesado en celebrar la realidad de que ya te encuentra en el Amor, y que ya eres como la expresión del Amor. Eres inocente y eres perfecto, tal y como eres. La forma de esa expresión se vuelve bastante secundaria, ya que es simplemente un instrumento temporal para el cumplimiento del deseo del corazón de celebrar la realidad de estar en el Amor.

Permíteme, entonces, hacerte esta pregunta:

¿En tu propia vida, pones energía en tratar de hacer que el amor suceda, o celebras que ya te encuentra en la presencia del Amor?

Porque en el primer caso, tú debes coaccionar a los otros seres para que se unan a tu hacer, y luego tratar de persuadirlos de cómo deberían comportarse, actuar, aceptar y recibir. De manera que sientas que has tenido éxito en manifestar lo que ya habías determinado en la mente. Fabricar el amor requiere de otros. Crear el amor, es decir, extender el amor no requiere de nada sino de tu voluntad, de tu buena voluntad o disposición. Esto significa que eres perfectamente libre y que no requieres —no es necesario— de que el mundo se presente en cualquier forma determinada antes de que tú decidas amar.

Cuando tú estás en el Amor, el Amor guiará la expresión de la forma.

En verdad así es como es de simple. Tú sabrás de inmediato si una sonrisa es suficiente, ya sea a otro ser humano o a una hoja de un árbol. Sabrás si estás con alguien, exactamente cómo expresarlo. No habrá una pregunta; no habrá lugar a dudas. No habrá interferencia de la mente egoísta. No habrá miedo.

Porque cuando la mente verdaderamente está en la voluntad de Dios, no hay tiempo. Puesto que no hay tiempo, no hay ninguna referencia al pasado y no se hace ninguna referencia al futuro. Porque estas cosas habitan en la dualidad de tiempo. No son parte de lo que por sí solo es eterno. El pasado se ha ido. El futuro es, con mucho, una fantasía en la mente. El presente es en donde habita Dios.


PERMANECER COMO EL AMOR EN CADA MOMENTO PRESENTE

La paz de Cristo, entonces, depende de tu voluntad de permanecer en el presente por ninguna otra razón que extender la creación. Para ser un ser que recibe Amor, que reconoce la presencia del amor, que respira Amor, y luego permite que éste fluya a través del cuerpo-mente, a través de la voz, a través de la palabra escrita a mano, a través de un abrir y cerrar de ojos —o lo que sea. Después que lo hayas hecho, estás en el momento siguiente.

La paz de Cristo solo viene a esa mente que retira la valoración del pasado y el futuro, y se entrega en el presente. Porque solo en el presente puede sentirse el Amor, puede ser conocido y extendido. Una mente así es un creador. Y a través de esa mente, la perfección de la extensión del Amor fluye —sin impedimento, sin obstáculos y sin error.

La mente entonces, que es libre —libre de la necesidad del ego de hacer, de controlar, de dar forma— está libre de la identificación con el pasado y de la ansiedad sobre el futuro, permanece en la perfección eterna ahora. Por ninguna otra razón que recibir la conciencia de que permanece en la presencia perfecta del Amor, y entonces permitir que la realidad misteriosa a través de esa mente —justo donde está— sea como es. No necesita hacer un espectáculo. No se trata de tener un conjunto prescrito de actividades que hacer. Tú estás simplemente en el momento presente, y el Amor te vive.

La relación santa, entonces, es aquella donde dos seres deciden unirse y cada uno de ellos, individualmente, decide estar en la presencia del Amor. Entonces, lo que sea que suceda, que suceda.

Tal vez uno de ellos se sienta en una silla a leer un libro mientras que el otro ve una película. Quizás ellos se pongan juntos a crear una hermosa cena. Realmente esto llega a ser bastante irrelevante, ya que ellos serán movidos por la misteriosa energía del Amor mismo, que es la voluntad de Dios creando la experiencia a través de sus creaciones. Y cuando ese momento se ha ido, se ha ido. La mente de cada uno de ellos simplemente se encuentra en un nuevo momento presente.


¿ESTÁS HACIENDO O CREANDO?

La diferencia entre hacer y crear es esencial en El Camino del Conocimiento. Por lo tanto, quiero invitarte con el mensaje de esta lección a que empieces a observar tu propia vida.

¿En cuáles aspectos tú descansas en el conocimiento y permites que la creación fluya a través de ti en cada momento presente, y en cuáles aspectos tu mente está absorbida con lo que tú crees que debes hacer que suceda?

Llega a discernir la diferencia entre los dos, y observa la cualidad de la sensación que sientes dentro de ti cuando estás en cada uno de esos estados.

Si eres diligente, llegarás a darte cuenta que cuando estás en el modo de fabricar el amor, que cuando haces la vida conforme a lo que piensas que ésta debería ser, tú sufres. Cuando estás creando, disfrutas del milagro de la creación misma. Porque estás en una posición muy singular. Tú eres tanto Aquél a través de quien fluye la creación, y eres también el que atestigua, el que observa, el acto de la creación, fluyendo desde la Mente y el Corazón de ese centro creativo que yo he llamado Abbá, que no es más que Amor.

Celebra, entonces, y acepta la unicidad de ti mismo como el Hijo de Dios. Tú eres aquél que llega a experimentar el Amor, crea el Amor, y también observa y atestigua el flujo del Amor. Si no entiende que eso es milagroso, entonces, pasa tanto tiempo como sea necesario solo, sin mover un músculo, hasta que lo comprendas.

Porque eso es la Verdad de tu realidad. Que es atemporal y eterna, y que trasciende en mucho los límites del cuerpo físico y los límites de tus ideas acerca de tu propio ser físico —de tu personalidad, de tu historia personal, de tus hijos, de tus parejas y de tus cuentas bancarias. Que trasciende en mucho todo lo que surja temporalmente en el campo de la forma.

Como el santo Hijo de Dios, como aquél Espíritu creado que nació para crear, tu habilidad de estar consciente del flujo del Amor que no nace y no muere —eso nunca lo perderás. Como el santo Hijo de Dios, el poder de tu habilidad, el poder de tu ser de permitir que el Amor fluya a través de ti es ilimitada por siempre. Eso nunca nadie te lo quitará. Como el santo Hijo de Dios, tu habilidad de disfrutar el acto mismo de ser aquél a través del cual el Amor se extiende sin igual en toda la creación. Eso tampoco nunca nadie te lo quitará.

Esos tres aspectos son realmente una sola cosa. Ellos son la verdad de lo que tú eres. Cada vez que tu mente cae bajo el poder de la mente egoica, que es simplemente elegir de forma errónea y demente por un momento, la realidad de tu ser nunca desaparece. Nunca cambia o se altera de ninguna manera. Todo lo que ha ocurrido es que has utilizado el tiempo para perder la conciencia de la Verdad. Y en el momento siguiente, eres libre de elegir de nuevo. La mente que ha sanado es aquella que acepta su verdadero conocimiento interior:

Yo y mi Padre somos uno. Solo el Amor es real. No puedo ser la víctima de lo que veo, puesto que lo que veo es lo que yo elijo ver. Y si yo elijo ver con los ojos del Amor, todo lo que vea es perfectamente inocente y porque claramente esa es la voluntad de mi Padre.

La mente que ha sanado es simplemente aquella que descansa en esa simple realidad. Simplemente se ha entrenado a sí misma para elegir siempre a la voz del Amor. Sin importar lo que surja y desaparezca. La mente que ha sanado no es una mente que trate de hacer que lo qué ella quiera que suceda, suceda. Eso es el intento del ego de volverse absolutamente poderoso. Los mansos de corazón, los puros de corazón, se dan cuenta que hacer es una ilusión. La realidad es Ser.

La elección es tuya: hacer (hacer frenéticamente) o crear (ser la presencia del Amor), a partir del cual emergen los contextos creativos porque es la voluntad del Creador extenderse a Sí Mismo a través de un sin número de formas que surgen y desaparecen. Las formas cambian, pero el contenido o la esencia no.

La mente despierta está despierta al flujo del contenido siempre presente, que impregna a toda la forma en todo momento. Este es el por qué para la mente despierta, la pérdida no es posible y la muerte se ve como irreal. Porque la muerte le corresponde solo a la forma. Las formas comienzan en el tiempo y finalizan en el tiempo, tal como el cuerpo. Que es una forma de la que tú estás muy claramente consciente. Las ideas tienen un principio y un final. El Amor que es lo único que no sabe ni de principio ni de final, es la energía fundamental de Dios Mismo.

La mente que ha sanado no planifica. ¿Qué significa esto? Esto no quiere decir que no estructure su día, es decir, que tome la decisión ya sea de hacer una llamada telefónica ahora y una más tarde. Sin embargo no planifica que propósito tendrá el día. Simplemente se rinde al Amor y le permite al Amor dar nacimiento al día. ¿Ves la diferencia?

La mente egoica se levanta por la mañana ya con la creencia de que sabe para qué es el día de hoy. Y el día de hoy no puede tener ningún propósito, sin embargo se sustenta en la autoridad del ego y vuelve a tratar de hacer que el mundo se ajuste a lo que la mente egoica cree que debe ser.

La mente despierta sabe que el día de hoy no tiene ningún propósito, salvo el propósito que el Creador le daría —través de la Mente de Cristo, a través del Ser. Por lo tanto, busca primero el Reino de los Cielos y todas las cosas se le darán por añadidura. El día fluye a partir de su rendición al Amor.

La mente que ha sanado —la mente que verdaderamente ha sanado— es como alguien que es como el viento. Cuando ves al viento, no puedes saber de dónde viene, y ni a dónde va. No tiene ninguna lógica; no puedes controlarlo. Puedes ver sus efectos. Puedes tratar de medirlo. Podrías incluso intentar predecirlo. Pero siempre te dejará adivinando.

Una mente que ha sanado no está interesada en el hacer. Su único interés es el deleite y la alegría de crear. Simplemente se presenta a donde se le pide que esté. No se lamenta o se queja si se le pide que trabaje veintitrés horas al día en la producción de alguna creación que extiende la presencia y el Amor de Dios. Simplemente hace lo que se le pide. La mente que ha sanado ya no está atada a las definiciones que tiene el mundo del éxito o del fracaso. Porque todo eso pertenece al ámbito del hacer. Ya no está atada a lo que los demás piensen de su creación. Porque confía en el misterio que le ha dado a luz y que opera a través de ella en cada momento.

En verdad amados amigos, consideren esto bien: ¿Son ustedes unos devotos del hacer o del crear?


EJERCICIOS PARA OBSERVAR TUS DECISIONES Y ELEGIR OTRA VEZ

A modo de un simple ejercicio, en este mismo momento, ¿de qué manera comienzas la lectura de esta lección? ¿Te acordaste de comenzarla, como te hemos sugerido muchas veces, como aquél que sabe que ya es el Cristo y que simplemente se sienta para permanecer con un hermano y con un amigo que es su igual y ver la verdad de ellos? ¿Te acordaste de abrir el corazón y de confiar en que lo que emerge en la forma de tu experiencia al leer estas palabras es exactamente lo que es perfecto para ti en este momento?

¿O te sentaste decidido a hacerte a ti mismo y llegar a ser como Jeshua memorizando las palabras, consiguiendo el concepto? La mente relajada absorbe todo el conocimiento. La mente que hace pierde todo conocimiento. La mente relajada y sanada es como una esponja que está constantemente aprendiendo y que está siendo moldeada por lo que aprende.

La mente hacedora no tiene espacio en ella para recibir nada nuevo porque ya ha decidido lo que es la verdad, como debería ser, y como debería sonar. Pierde el momento en el que puede observar y ser el canal para el Amor, a la par que es aquél que está creando, la experiencia del Amor.

En este momento, entonces, eres muy libre de abrir realmente el corazón y de relajar la mente para darte cuenta de que estás presente con un hermano, y que juntos estamos en el campo del Amor. Todo lo que surge, surge en el misterio y vuelve a su Fuente. Si puedes entrar en el campo de esa Mente —en este mismo momento— tú eres libre. Y tú eres, de hecho, aquél el que sabe.

Si puedes unirte a mí en esa Mente —en este mismo momento— entonces puedes probarte a ti mismo cuan infinitamente poderoso eres. Lo que puedes aplicar a este momento lo puedes aplicar a todos los momentos.

Del mismo modo, si actualmente tu mente insiste en que no puede ser Aquél en este momento, estarías haciendo la misma cosa. Estarías utilizando el poder infinito de la mente para elegir permanecer como un hacedor, y por lo tanto, para residir en el sufrimiento. De una forma u otra, estarías en lo correcto. Porque de una forma u otra, estarías expresando tu infinita y perfecta libertad —para crear o para hacer, para estar en el Amor o para tener miedo, para permanecer en la paz o para permanecer en la ansiedad.

Ahora, pregunta dentro de ti:

¿Elegiré experimentar lo que no tiene fin —a mí mismo— como un creador o un hacedor?

Si elige el camino del creador, entonces lo primero que tienes que hacer es recordar que crear no es lo mismo que hacer. Crear implica buscar primero el Reino de los Cielos.

¿Qué significa eso? Bueno, significa que tienes que vender todo lo que tienes, conseguir una mochila, comprar un pasaje a Katmandú, y pasar diecisiete años en caminatas por las montañas del Himalaya hasta encontrar justo la cueva correcta. Y luego pasar otros diecisiete años de meditaciones y oraciones astutas antes de que empieces a tener tu primera visión de Dios. Eso es lo que implica buscar el Reino.

O simplemente puedes volver la mente hacia la paz de Dios —justo donde estás— y aceptarla. Y en ese mismo momento, habrás logrado lo que todos los yoguis en sus cuevas jamás han logrado, lo que todos los Budas y Cristos han logrado con sus austeridades. El Reino no está más que a una decisión de distancia:

Elijo ahora la perfecta paz de Dios.

Y con tan solo eso, tú habrás logrado todo lo que necesitas lograr —si lo recibes.

Crear significa que estás comprometido a buscar primero el Reino de los Cielos. Luego permitirte a ti mismo celebrar eso, independientemente de lo que tus ojos físicos te muestren. Independientemente de cómo el cerebro-mente este interpretando o creado la percepción de lo que los ojos físicos le revelen. Independientemente de todo eso, tú eres libre. Porque cualquier cosa que surja es completamente inofensiva. Las formas vienen y se van, el Amor permanece. ¿Dónde más podrías tú encontrar libertad, excepto siendo como aquél que simplemente permanece en su decisión por el Amor?  

Si quieres ser un creador, tendrás que renunciar a esforzarte, porque el esfuerzo es parte del mundo del hacer. Y tendrás que darte permiso para cultivar la maestría de aceptar. Aceptar no significa pasividad. Aceptar no significa estar sentado en una almohada esperando a que el universo manifieste cosas buenas en tu vida. La aceptación es un acto de volverse hacia adentro, apreciando tu unidad con Dios, y simplemente preguntar:

Padre, ¿qué te gustaría crear en este momento?

De repente, un pensamiento viene. El pensamiento te revela que conduzcas tu automóvil por cincuenta y cinco kilómetros para ir a ver a un amigo e invitarlo a cenar. Bueno, entonces, ¡vamos! Conducir tu automóvil por cincuenta y cinco kilómetros es un acto que lleva energía. No es un acto pasivo en lo absoluto.

La aceptación es un poderoso estado del ser, porque la aceptación no se resiste a nada en el campo de la acción —¡a nada! Y si te piden que construyas un centro de retiros en el norte de Nuevo México, bueno, simplemente te montas en eso, incluso si no tienes ni idea de cómo vas a hacer que ocurra. Tú simplemente estás disponible y te presentas. 

Por fuera un creador —un verdadero creador— puede parecer muy ordinario. Un creador podría ser alguien que no reciba los aplausos del mundo. Sus fotos puede que no estén en la portada de la revista People Magazine. Es posible que ellos no sean el póster central en la revista Playboy o Playgirl.

Un creador es alguien que se deleita en aceptar que el flujo de la Vida encuentre maneras de tocar los corazones y las mentes con Amor. Un creador no está relacionado con la acumulación de monedas de oro para un día de invierno. Ser un creador simplemente se relaciona con observar, con ser un canal, con estar involucrado en la extensión creativa del Amor. Esa creación puede requerir acumular monedas de oro, porque el creador no se resiste a nada del mundo. Nada es visto como bueno o malo. Son solos instrumentos para cumplir la voluntad de Dios, que es la extensión del Amor. Cuando estás involucrado en eso, tu voluntad es una con la voluntad del Padre.

La diferencia entre hacer y crear es esencial en El Camino de la Transformación. Te convendría, entonces, pasar cierto tiempo simplemente permaneciendo en la inocencia de observar tu vida y comenzar a notar cuando tu energía queda atrapada en hacer en lugar de crear. ¿Qué aspectos, de tu vida entregas al hacer, que quizás, desearías que pudieras entregárselos al crear?

Comienza a observar los momentos en tu vida cuando puedes elegir crear. Recuerda que elegir crear significa:  

Le entrego este momento a la Voluntad de mi Padre. ¿Me pregunto cómo podría simplemente rendirme y ser la presencia de alguien que ha aceptado el Reino para sí mismo o sí misma? Y entonces veré a donde me llevará en el segundo siguiente.   

De manera que comiences a ver eso independientemente de lo que este surgiendo en las condiciones alrededor de ti, o de lo que las demás mentes estén haciendo en el mundo, he dicho que este mundo es una gran choque de sueños, y la inmensa mayoría de mentes están todavía muchísimo más comprometidas con la ilusión que con la realidad. Hay simplemente eventos surgiendo y desapareciendo. Y en cualquier contexto, tu mente permanece libre para entregar el hacer por el crear, y rendir ese momento a la voluntad de Dios.

Aceptar la expiación para ti mismo es otra forma de decir aceptar la presencia del Amor, respirándolo y celebrándolo. “¡Ah, sí! Esto es todo lo que es verdaderamente real de todos modos. ¿Me pregunto que estará deseando que sea creado en este momento?” Y entonces observar la deliciosa expresión de esa voluntad en ese momento.  

Cuando dije, “Los mansos heredarán la Tierra”, quise decir que eventualmente ese estado del ser esa cualidad de la conciencia humana se establecerá de forma generalizada. El mundo será poblado por los creadores que se levantan en la mañana y dicen:

El día realmente le pertenece al Creador. Fui creado para extender la voluntad del Creador. Padre, ¿cuál será la formas más excitante de pasar este día?

Algunas de esas mentes podrían oír, “Oh, solo quédate en el bosque y escucha a los pájaros”. Así que esos seres entregarán su día deleitándose tan profundamente como sea posible en la experiencia del canto de los pájaros. Otros escucharán un mensaje diferente. Y ellos realizarán y emprenderán lo que sea que se les pida. ¿Por qué? Debido a que la mente del creador ya no está más en resistencia. La cordura ha sido re-establecida y no hay nada de qué preocuparse.  

La mente involucrada en el hacer también escucha a los impulsos de Dios, pero luego tiene un millón de razones por lo que no pueden ser. Y esas razones están siempre relacionadas con el aprendizaje que ha ocurrido en el pasado o con la ansiedad de un futuro imaginado. En otras palabras, la mente de un hacedor nunca está presente. Está atrapada en la ilusión de la dualidad, no en la realidad de la perfecta unidad.     

El que tiene conocimiento es un creador. Y un creador está vacío de sí mismo; es decir, vacío del ser que fue hecho por error. El conocedor de la Realidad es la presencia del Amor, la espaciosidad a través de la cual el Creador extiende su perfecta voluntad. Y no tiene apegos ni ilusiones. Y no está dirigido por lo que los demás piensen. Y no está dirigido por lo que ha sido logrado en el pasado, o por lo que percibe que puede tener en el futuro. 

La mente de aquél que tiene conocimiento y que se apoya en la verdadera creatividad simplemente está presente, siendo testigo de las extraordinarias formas misteriosas del Amor. Porque el Amor permite todas las cosas, acepta todas las cosas, confía en todas las cosas, y por lo tanto, trasciende todas las cosas. La perfecta paz solo puede existir cuando la mente ha trascendido todos los estados conflictivos de la dualidad. La trascendencia no es la negación. La trascendencia solo puede venir a través del aceptar, a través del permitir, a través de estar presente.

Tu mente es una mente que ha sido sanada. No necesitas sanarla. Solo tienes que aceptar que la sanación se ha logrado por la gracia de ese Amor que te dio a luz para crear. A eso es a lo que me refería cuando dije que un maestro de Dios solo tiene que aceptar la expiación para sí mismo:

Ya estoy sanado. Es hora de seguir adelante.

Todas las formas de sanación, entonces, no son más que contextos creados por el Amor a través de una mente que ha aceptado la sanación —un contexto creado que le daría a la mente que se percibe a sí misma como si estuviera sin sanar la oportunidad de elegir de manera diferente.

Por lo tanto, quiero crear un contexto para ti en este mismo momento. Esta es una manera de demostrarte exactamente lo que he estado compartiendo contigo en esta lección. Porque en este momento, como un hermano y amigo que te ama y ama a mi Padre, estoy simplemente permitiéndome a mí mismo crear las palabras que se van formando en una lección que ayuda a crear un contexto que estoy literalmente observando emerger. No lo he planeado. No estoy tratando de hacer que algo suceda. Permanezco en el Amor.

Y desde ese Amor ahora estoy recibiendo el pensamiento de la voluntad de mi Padre. Observo como fluye a través de mi mente y se traduce a través de impulsos eléctricos en aquello que crea las palabras que se van convirtiendo en una lección que luego son leídos por los ojos que a su vez envían vibraciones al cerebro-mente, dando tú permiso de accederlo con el más profundo Ser, que conoce la Verdad. Yo estoy atestiguando todas estas cosas, incluso a medida que fluye a través de mi mente hacia la tuya.

Te invito, ahora, dentro del contexto de la sanación. A decir esto dentro de tu santa mente:

Mi mente ya ha sido sanada por la gracia que me dio a luz a su imagen.
Solo necesito usar el poder de la Mente de Cristo para elegir la perfecta paz de Dios. Lo hago ahora y para siempre.

Yo soy el que tiene conocimiento.

Padre, ¿qué te gustaría crear en este momento que sea una extensión del Amor?

No hagas nada sino observar la que venga dentro de tu mente —lo que sientas repentinamente fluir a través del cuerpo.

¡Ahí lo tienes! Un ejercicio corto. Un contexto para demostrar cómo funciona todo. Sin magia, sin peregrinaciones, sin pastillas especiales, sin ninguna dieta especial, sin aventuras amorosas —nada especial en lo absoluto. Simplemente la presencia de la Mente Crística.

Y puede estar seguro, en ese momento, si estuvieras en verdad unido con ella, que no tendrías ningún pensamiento de que eres un ego separado que no conoce a Dios. Fuiste esa Mente Crística inmersa en el propio proceso creativo. Estaba en tu mentalidad-correcta. Y en ese momento, tú eres el conocedor. Y como un conocedor, eres libre de tener tantos momentos de ese conocimiento como quieras experimentar.

Así que, amados amigos, simplemente observen a la mente por un tiempo, hasta que aprendan a detectar la diferencia entre hacer y crear. Llegarán a descubrir que crear es mucho más divertido, requiere de mucho menos energía o esfuerzo, y crea muchísima más alegría dentro de tu propia experiencia, dentro de tu propio campo de energía.

Deléitate con esta práctica sencilla, y recuerda: no tienes que ir a un templo en el Tíbet para perfeccionarlo. Porque donde quiera que estés, estás en el templo creado para ti por el Creador que te ama y que sabe exactamente cómo iluminar por siempre a la mente del creador que Él ha creado. ¡Disfruta creando!


Y con eso, en verdad amados amigos, que la paz sea con ustedes siempre, ustedes son eternamente perfectos co-creadores con nuestro Padre. Que la paz sea con ustedes siempre. Amén.




La organización Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.


Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 


El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:

1er  Libro   "El Camino del Corazón"
       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"
       de la Lección 13 a la 24

3er Libro  "El Camino del Conocimiento"
       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.



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