lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 5: LAS LLAVES DEL REINO

26/12/2015                       El Camino del Corazón Lección 4.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado


LECCIÓN 5

LAS LLAVES DEL REINO


Amado amigo, venimos en esta lección para continuar con este sendero que construye, la autopista por la cual puedes aprender a seguir y, por lo tanto, a dominar con maestría El Camino del Corazón.

Un camino en la vida significa haber elegido de entre todas las posibilidades a aquella que va a destacarse como el camino con el cual estás comprometido, es un camino al cual le vas a dedicar toda tu atención al concederle tu voluntad de que seguirás ese camino. Del mismo modo que cuando haces un viaje a la Tierra, cuando haces el compromiso de emprender el viaje, te sirves a ti mismos de experiencias que no hubieran podido venir a ti de ninguna otra manera.

Cuando vas a una universidad para obtener un título, aunque comiences con una cierta idea de lo que este camino podría contener o traerte a ti, ¿y aunque el resultado final es lograr el título no es cierto que las relaciones que vienen con el camino, el conocimiento que se te revela a ti, siempre parece ser diferente y mucho más rico que lo que podrías haber imaginado cuando comenzaste tu viaje?

Por lo tanto, entender perfectamente El Camino del Corazón requiere la voluntad de comprometerse. El compromiso es nada más que una decisión deliberada de que algo va a ser así. Al igual que con todos los aspectos de la experiencia que alguna vez hayas conocido, cuando todo tu ser está involucrado en la voluntad de tomar una decisión, no hay literalmente nada que pueda evitarte la realización de tu objetivo.                                                                                                                                                                                                                
Ten la seguridad, de que siempre que crees que no has tenido éxito o que no has completado alguna decisión impulsada por el deseo, fue simplemente porque no estuviste totalmente comprometido, —o que decidiste cambiar de idea. Y cuando cambias de idea, literalmente, cambias lo que experimentas en el mundo o en el sistema solar en el que tu ser gira.

El Camino del Corazón, entonces, de hecho requiere la decisión de comprometerse. Te digo que cuando estés totalmente comprometido a descubrir El Camino del Corazón, descubrirás una manera de estar en el mundo que no es de este mundo[1]. Descubrirá una forma de caminar por la vida en el que experimentarás el ser elevado por algo que parece estar siempre más allá de ti, pero que está dentro de ti como el núcleo y la esencia de tu propio ser.

Tu camino no va a ser comprendido por el mundo. Tu camino ni siquiera será comprensible dentro de ti mismo. Vas a vivir desde el misterio —pasando misteriosamente de misterio en misterio— siendo elevado y llevado por algo que trae satisfacción y plenitud a la profundidad de tu alma, más allá de lo que ahora puedes imaginar.

¿Vale la pena comprometerse con El Camino del Corazón? ¡Sí! Éste culmina con el reconocimiento de que no vives la vida en lo absoluto, sino que más bien que es la Vida la que te está viviendo a ti. Una de sus características es el desarrollo del testigo —una cualidad de la consciencia, una forma de ser— en la que pareces ser el testigo de todo lo que surge y fluye a través de ti y a tu alrededor desde un lugar de absoluta quietud.

La quietud no significa inactividad. Lo que significa es el desapego a la actividad —ya sea el surgimiento y desaparición del cáncer en el cuerpo, el surgimiento y fin de una relación, o el surgimiento y declive de un sistema solar.

Descubrirás que hay un lugar dentro de ti que puede observar a todas las cosas con perfecta ecuanimidad, perfecta aceptación, y perfecto Amor. Porque en el dominio de El Camino del Corazón, Descubrirá que nada es inaceptable para ti. Solo lo que es aceptado puede ser trascendido.

Vas a descubrir una manera de ser en la que ya nada te obliga, ni siquiera el deseo de conocer a Dios te obligará ya más, porque esa necesidad ya ha sido satisfecha completamente.

Entonces, surge una forma de ser en el mundo que, en efecto, no es de este mundo, porque no sentirás inquietud, no tendrás la necesidad de dirigir tu viaje. No surgirán preguntas. Vas a estar en paz. En esa paz, el Aliento de Dios se moverá a través de ti. Y te volverás como el viento, sin saber de dónde vienes ni a dónde vas, pero vas a permanecer en perfecta confianza y en perfecto descanso. El mundo puede que no te conozca, pero tu Padre te conocerá y  conocerás a tu Dios.

En El Camino del Corazón, la percepción más fundamental y primaria que parece impulsar a la ordinaria consciencia humana ha sido trascendida finalmente. La percepción de un "creador y hacedor" separado se ha disuelto, y una vez más comprenderás lo profundo y la profundidad de los simples términos de esta frase:

Por mí mismo, yo no hago nada. Sino que a través de mí, el Padre hace todas las cosas.[2]

Descansar en tal percepción significa que te has dado cuenta de que el ser que eres no es más que un conducto a través del cual el Misterio se vive a sí mismo, a través del cual el Amor se derrama. Te darás cuenta de que no hay nada que ganar o que perder en este mundo. Sabrás lo que significa reconocer que, literalmente, no tienes a dónde ir y nada que lograr. Te volverás espacioso y vacío.

Y sin embargo, paradójicamente, mientras el cuerpo dure, pareces ser como todos los demás. Te levantarás por la mañana y te cepillarás los dientes. Cuando el cuerpo tenga hambre, le darás de comer. Te vas a reír con tus amigos. Bostezarás cuando el cuerpo esté un poco cansado. Sin embargo, a pesar de todo, habrá una cualidad de la consciencia llamada el testigo, que simplemente está observándolo todo, a la espera de ser movido por el viento del Espíritu. Aunque otros no puedan verlo, prácticamente todo lo que pronuncies llevará el sonido de la Verdad.

No sabrás cómo el Espíritu trabajará a través de ti, ni te va a importar. Porque, como ves, cuando no hay un fabricante, hacedor o director, esto no te importará. Esto es lo que significa vivir como el viento, porque el viento no se preocupa por el lugar a donde ha ido o a donde va. Se mueve por alguna fuente misteriosa que no puede ser localizada en lo absoluto. Sin embargo, sopla, y cuando sopla, se experimenta su efecto.

Imagina entonces, una vida en la que todo lo que haces no es para ti mismo. Imagina una forma de vida en la que lo que haces no es para nadie más. Imagina una manera de vivir en el que la creatividad fluye desde una Fuente tan profunda dentro de ti y alrededor de ti que ningún idioma o dogma puede contenerla —una Fuerza y una Fuente que sabe cómo expresarse a través de ti, de tal manera que estás constantemente y solo al servicio de la Expiación, que es el despertar de toda la Creación a la Verdad de la presencia de Dios.

Lo que El Camino del Corazón logra, de hecho, se desarrolla a lo largo de un determinado camino. En esta lección, vamos a abordar las etapas de ese camino, en un sentido general. A continuación vamos a hablar de las características más importantes que han de ser cultivadas a lo largo de este camino.


LA PRIMERA LLAVE ES EL DESEO

En primer lugar, el deseo lo es todo. Sin él, nada puede surgir. Por lo tanto, lo que desees es de suma importancia. Desea, entonces, la perfecta unión con Dios. Desea, entonces, ser el Cristo Encarnado. Desea, entonces, ser todo aquello para lo que el Creador te ha creado para ser, incluso si no tienes ni idea de lo que esto podría ser.

Porque cuando se mantiene el deseo dentro de tu ser y cuando hayas dominado con maestría a la energía del deseo —de nuevo, el dominio no significa control— al fundamentarlo siempre con el deseo de ser aquello para lo que fuiste creado para ser, entonces de hecho toda tu vida y todo los deseos posteriores o subsidiarios vendrán a servir a ese gran deseo.

Cuando llegues a ese estado de ser, nada será imposible para ti. ¿Por qué? Porque no eres tú el que lo hará. Tú no eres más que un trozo de hilo en un tapiz cósmico que está siendo tejido por el Creador de toda la Creación, que es el único que sabe cómo tejer el tapiz de una nueva era, de un nuevo paradigma, de sanar a este plano y a la humanidad.

Así que la primera etapa es la etapa del deseo. Solo al sentir el deseo y no al reprimirlo puedes realmente comenzar a avanzar hacia la etapa de la maestría en la que la energía del deseo sirve siempre a esa Voluntad Superior, que es la voluntad de Dios para ti. Como te hemos dicho antes, cuando tu voluntad está en alineación con la Voluntad de Dios, descubrirás que la Voluntad de Dios para ti es que seas realmente feliz por completo, que estés contento, satisfecho, en paz, empoderado, capaz y responsable.


LA SEGUNDA LLAVE ES LA INTENCIÓN

El deseo, en el tiempo, se cultiva a través de la intención. Porque has utilizado el tiempo para enseñarte a ti mismo cómo estar distraído por todos los pensamientos y las percepciones que componen esta sopa cósmica llamada tu mundo. Todos ustedes han conocido la frustración de tener un deseo, y entonces tan pronto como sales por la puerta, un amigo te detiene y dice: “Vamos para la playa”. Y nunca vas a la clase, a pesar de que es tu deseo obtener el título. Has cultivado el arte de ser seducido por la distracción.

Por lo tanto, es necesario utilizar el tiempo para cultivar la intención. Porque sin intención, el deseo no puede convertirse en el claro cristal  de enfoque, el enfoque tipo láser que puede cortar y travesar la escoria de este mundo, para que una creación nueva pueda fluir a través de ti.

La intención no es lo mismo que sostener un fuerte compromiso del ego o la voluntad de hacer que algo suceda. Porque El Camino del Corazón reconoce que tú no has sabido cómo lograr la plenitud que buscas en el nivel del alma, por la sencilla razón de que si lo hubieras hecho, ya lo habrías logrado. La intención no significa trabajar incesantemente y no tomar un "no" por respuesta.

Más bien, significa que cultivas adentro de tus procesos de pensamiento el arte de recordar aquello para lo que en verdad estás aquí. Estás aquí para recordar que eres el pensamiento de Amor en la forma. Estás aquí para recordar que eres uno con Dios. Estás aquí para recordar que lo que yo he llamado AbbaEl Padre, aunque tiene muchos nombres, es la fuente de tu única realidad. Estás viviendo en la realidad solo en la medida en la que Aquél (El Uno) está viviendo a través de ti.

Por lo tanto, la intención en El Camino del Corazón significa utilizar el tiempo de cada día para enfocar tu atención en el deseo de ser el Cristo Encarnado.

La intención es esa energía o ese uso de la mente para crear —a través de la práctica consistente— el canal a través del cual el deseo comienza a descender y a reeducar al cuerpo emocional, e incluso a la estructura celular del cuerpo físico, y a todas las vías menores del pensamiento que ocurren dentro del intelecto. De modo que todo lo que implica tu ser esté integrado, trabajando junto y enfocado en el cumplimiento de aquel gran deseo de aceptar tu función en este mundo. Tu función es la curación de tu sensación de separación de Dios.

¿Cómo se aplica la intención? Cada día, al igual que como has utilizado el tiempo para enseñar a ti mismo a distraerse fácilmente, solo necesitas hacerte esta pregunta diariamente:

¿Qué es lo que más deseo?
¿Qué estoy haciendo en este planeta?
¿Con qué estoy comprometido?

Las dos últimas preguntas son solo formas de la cuestión fundamental. A medida que te mantengas practicando esa pregunta, la respuesta será cada vez más clara. Porque es la pregunta que influye, estimula y da a luz a la respuesta. El Universo está siempre respondiendo a tus preguntas. Y cuando haces preguntas poco claras, obtienes respuestas poco claras. Por lo tanto, conviértete en un cristal claro con tu intención y recuérdate a ti mismo todos los días:

Mi intención es utilizar el tiempo de manera constructiva para el re-aprendizaje de lo que significa permanecer y habitar en el Reino de los Cielos y para cumplir mi función. Mi función es la sanación. Y la sanación requiere la presencia de Cristo, porque solo Cristo puede expresar el Amor que trae la sanación a la existencia.

El deseo y la intención son críticos. Estas etapas se desarrollan en el ámbito del tiempo cuando uno madura en El Camino del Corazón.


LA TERCERA LLAVE ES LA ACEPTACIÓN

La tercera etapa del proceso por medio del cual la mente ya está totalmente corregida y uno regresa a casa es la etapa de la aceptación[3]. Porque el mundo del ego no te enseña a aceptar, te enseña a esforzarte debes ser el creador y el hacedor.  debes encontrar la manera de manipular o controlar tu entorno con el fin de que éste se ajuste a la imagen que tienes en tu mente.

Todo eso está muy bien, y hay muchos seres que aprenden algunas lecciones valiosas, siguiendo el camino de ciertos maestros que les enseñarán que pueden crear lo que quieran. ¡Eso parecerá ser un logro muy importante hasta que te das cuenta de que eso es lo que estás haciendo todo el tiempo! Estás siempre creando exactamente lo que decretas. No es un gran logro y no es un gran secreto.

Pero te encontrarás a aquellos que te enseñarán: “Bueno, solo tienes que ir adentro de tu mente, pregúntate a ti mismo lo que quieres, y cuando veas la imagen del Mercedes, seguidamente, solo tienes que hacer todos estos pequeños trucos mágicos y muy pronto, obtendrás un Mercedes”. El problema con eso, aunque puede ser una etapa útil, es que el intelecto, la parte mundana de tu mente, solo puede desear aquello para lo que ha sido programada desear.

La parte mundana de tu mente dirá: “Bueno, tengo que transportar a mi cuerpo por todas partes en este plano. Eso es lo que hacen los automóviles. El mundo me dice que un Mercedes es una excelente manera de hacerlo; por lo tanto, voy a crear el deseo de querer un Mercedes”. Cuando se manifieste el Mercedes, te engañarás a ti mismo pensando que en verdad has hecho un gran progreso, cuando realmente, todo lo que has hecho es hacer lo que siempre has hecho. Tú has elegido lo que será tu experiencia y la has manifestado. No hay nada nuevo en eso. Aunque al hacerlo, puedes comenzar a recuperar la confianza en tu capacidad de manifestar.

El Camino del Corazón es algo más que eso. La aceptación, en este camino, significa que empiezas a ver tu vida de otra manera. No es una lucha por salir de la escuela secundaria para crear una carrera profesional por medio de la cual podrás crear monedas de oro, con las que a su vez podrás crear la casa apropiada en el ambiente adecuado para que tu ego se sienta “exitoso” y, por lo tanto, llegar a ser un “valioso” amor.

Sé honesto contigo mismo —¿no está tu mundo construido sobre premisas como éstas?: “Si tan solo yo pudiera hacer que mi vida parezca exitosa a mi alrededor, entonces seré aceptado, entonces podré amarme a mí mismo, al menos un poco. Tal vez pueda hacer que las demás personas me amen”. Eso no es así en lo absoluto.

El Camino del Corazón comienza con el reconocimiento de que ya eres amado por la única Fuente que importa, que has venido con un propósito mucho más elevado que puede ser manifestado en los caminos del mundo, pero que no es de este mundo.

La Aceptación es el cultivo de una forma de ver los acontecimientos de tu vida, no como unos obstáculos que te impiden conseguir lo que quieres, sino como los pasos fundamentales. Cada uno de ellos se te presentan con una bendición ya que son las lecciones necesarias para sanar los obstáculos no para alcanzar el éxito, sino para sanar los obstáculos a la presencia del Amor como la Fuente y fundamento de tu ser.

En la etapa de la aceptación, comenzamos a cultivar la aceptación de todas las cosas en nuestra experiencia. Empezamos a darnos cuenta que debido a que hemos hecho un compromiso para despertar y encarnar solo a Cristo, el Universo ya ha estado conspirando para traernos a las personas y a los acontecimientos en nuestras vidas, en todo momento, que mejor nos pueden proporcionar exactamente aquello que más necesitamos aprender o llegar a ser conscientes.

Y así que, los mensajeros son enviados. Ese mensajero podría venir en la forma de alguien de quien te enamoras, y es que hay algo ahí por aprender para ti. Podría ser que has estado bloqueándote a ti mismo de sentir amor por los demás, y ahora por fin llega alguien que derrumba con explosivos la puerta y tú no puedes dejar de sentir ese sentimiento.

El mensajero podría ser alguien que se presenta como el grano de arena dentro de la ostra que causa la fricción dentro de ti que te da un impulso en tu sueño, y te das cuenta de que ha estado operando a partir de algunos patrones muy disfuncionales y que tienes que conseguir una mejor compresión sobre la Verdad de lo que eres.

Podría ser que necesitas aprender a expresar más tus sentimientos. Podría ser que necesitas aceptar más tu propia creatividad. Es través de tus mensajeros, que se provoca que finalmente seas responsable y honesto acerca de dónde te encuentras y de lo que será sacado a relucir dentro de ti.

Por ejemplo, si piensas: “Bueno, yo nunca me volveré a enojar más. Después de todo, soy una persona muy espiritual. Acabo de salir de un seminario y lo sé todo ahora. Así que, voy simplemente a vivir en la felicidad celestial”. Y comienzan a suceder unos acontecimientos. Tal vez, por ejemplo, una pareja gay se muda a tu vecindario y descubres que tienes algunas percepciones muy profundamente arraigada de que hay algo malo en esa orientación sexual. Son mensajeros, enviados a ti por el Universo para empujarte a mirar más profundamente.

La aceptación, entonces, es el cultivo de una cualidad de la consciencia en la que descansas en el reconocimiento de que tu vida ya no es tuya para dirigirla y controlarla. Sino que en vez de eso, se la has dado a la Fuente de tu propio ser, a esa profunda sabiduría en la Profundidad del Océano que sabe la mejor forma de llevar a cabo lo que se requiere para que brote la escoria que está dentro de tu consciencia, de modo que puedas liberarla.

La aceptación cultiva la confianza. La aceptación es la manera en el que la intención y el deseo van a trabajar cada vez más plenamente en la tercera dimensión de la experiencia —el ámbito del tiempo. La aceptación es una sumisión, pero no es una sumisión ingenua. La aceptación cambia tu percepción de lo que ves cómo el mundo que te rodea.

Comienzas a darte cuenta de que no vives realmente en un mundo real en lo absoluto. Vives en un campo de vibraciones y energías que es operado por la Ley de la Atracción o resonancia. Y empiezas a estar dispuesto a permitir y aceptar que ciertas cosas se desprendan de tu vida, incluso familiares y amigos, ya que confías en que a causa de tu deseo e intención, lo que pase en tu vida debe estar bien. Porque ello será reemplazado por nuevos patrones vibratorios que vienen en forma de mensajeros —eventos, lugares, personas y cosas— que pueden llevarte por la espiral ascendente del despertar.

La aceptación significa las etapas iniciales del cultivo de la humildad y el reconocimiento de que debes finalmente someterte a algo que está más allá de la inteligencia y el control de la parte del egoica de la mente, porque finalmente se reconoce que el fabricador y hacedor que ha estado tratando de hacerlo todo por su cuenta, es inadecuado.


LA CUARTA LLAVE ES LA ENTREGA

A medida que estas tres etapas maduran, descansarás en la etapa final de la entrega. Y la entrega significa que ya no hay ninguna inquietud. La entrega significa que sabes a través de cada fibra de tu ser que no hay nadie aquí que esté viviendo una vida, sino que es la Vida la que fluye a través de la personalidad cuerpo-mente, por el tiempo que éste dure.

Aquí es donde la transformación mística culmina o se completa. Es aquí donde entiendes el significado de la enseñanza:

Vivo, pero no soy yo, sino que es Cristo el que mora como yo.[4]

La entrega es una etapa en la cual el fundamento es la paz perfecta, no por la pasividad o la inactividad, sino porque hay aún más actividad.

Te encuentras, como siempre has estado en el mundo, cada vez más ocupado, y se te pide que haga más y más. Te vuelves aún más responsable. Finalmente, llegas a darte cuenta de eso porque tú eres Cristo, tú eres responsable por todo lo creado. Te das cuenta de que no puedes pensar un pensamiento sin perturbar a la más lejana de las estrellas. Es por esa responsabilidad por la cual te has reducido y has tratado de contenerte a ti mismo como un diminuto pedazo de espuma miope, todo eso porque has tenido miedo de ser responsable de la totalidad.

Pero El Camino del Corazón corrige tu percepción de forma tal que llegas a reconocer que tu mayor alegría, tu mayor satisfacción está en la total y deliberada aceptación de la responsabilidad por toda la creación. ¿Por qué? Debido a que de repente te das cuenta que no eres el creador y hacedor, que puedes aceptar la responsabilidad por todo y cualquier cosa porque a través de ti todo el poder bajo el Cielo y la Tierra es hecho fluir, para manifestar el Amor de Dios. Así que, en definitiva, estás en las manos de Dios, y no en las tuyas:

Que no se haga mi voluntad, sino la Tuya.[5]

¿Esto comienza a tener sentido para ti? ¿Ves cómo esto cambia la forma en la que incluso te habías enseñado a interpretar mis enseñanzas?

El deseo, la intención, la aceptación, la entrega. Pero es la entrega en una forma de ser que el mundo nunca podrá conocer. Es la entrega en una forma de ser en la que nunca recibirás un Oscar por tu actuación. Pero es una forma de ser en la que tu consciencia se vuelve totalmente abierta a tu unión con toda la Creación. Hablarás con una hoja que cae de un árbol. Verás el alma de la gatita que es tu mascota. Vas a hablar con los ángeles y los maestros. Y estarás involucrado en las reuniones del consejo en las más altas salas de conferencias cósmicas.

Sabrás que el cuerpo-mente que alguna vez pensaste que era tuyo es poco más que un medio de enseñanza temporal, una herramienta para ser tomada y utilizada bajo la dirección de Dios, y que será puesta a un lado cuando ya no sea necesaria.

Así que incluso cuando llegue el momento de pasar por la transición que conoces como la muerte, nada perturbará tu paz. A medida que el cuerpo muere —lo que esto significa simplemente es que tu atención comienza a liberarse de él al igual que la mano de un carpintero suelta el mango de un martillo, que ha puesto sobre la mesa cuando va camino a cenar— te será posible ver el proceso con total ecuanimidad y alegría.

Verás a tu Espíritu desacoplarse del cuerpo. Lo verás desmoronarse sin vida de manera que toda tu atención se enfocará totalmente en una nueva dimensión. Una dimensión que es tan vasta que te será posible mirar hacia abajo sobre el plano de la Tierra, no muy diferente a la manera en la que puedes elegir, sostener una pequeña piedra en la palma de tu mano. Y en una rápida mirada, ver todo lo relacionado con la piedra y nada estará oculto.

Responsabilidad. Yo soy alguien que ha elegido asumir la responsabilidad por la pequeña piedra llamada Tierra y por toda la vida que en ella habita. Tú, también, llegarás a conocer esa energía y realidad de envolver los dedos alrededor de la totalidad del sistema solar y de convertirte en el dios o en el salvador de esa dimensión. Comienza por elegir tomar la responsabilidad de tu pequeña piedra, tu dominio, tu sistema solar, tu dimensión personal. Comienza diciendo:

Yo y solo yo, soy la fuente de lo que experimento y percibo. Yo no soy una víctima del mundo que veo. Todo lo que experimento, lo he llamado hacia mí mismo, así de simple —sin excusas, sin pretextos, sin cuestionamientos, sin peros. Así es como es.

Ya pasará tu inmadurez, tu resistencia a simplemente ser responsable de tu experiencia. El Camino del Corazón entonces, cultiva la madurez del deseo, la intención, la aceptación y la entrega.


LA IMPORTANCIA DE LA HUMILDAD

Ningún característica es de mayor importancia que la humildad —no la humildad fingida que se enseña en algunas religiones del mundo, sino la genuina humildad. Porque la humildad no significa que te paras delante de un grupo de personas que te dan una ovación de pie y tú dices: “¡Oh, Dios mío! Ustedes no tienen que hacer eso. No es tan importante”. Para que puedas verte como que eres humilde cuando interiormente estás pensando: “¡Oh Dios, se siente tan bien! Aplaudan un poco más fuerte, aplaudan un rato más. Pero no les diré eso”. ¿Conoces esa clase de humildad? ¿No es la clase de humildad que te enseñaron en tus escuelas? No te quedes ahí para darte un golpe en el pecho y lleno de orgullo digas: “¡Sí! ¡Gracias! Saben, creo que lo estoy haciendo muy bien ahora”. No te enseñaron que eso esté bien.

La humildad genuina fluye del reconocimiento profundo de que no te puedes salvar a ti mismo, de que eres creado y no Creador, de que eres efecto y no causa (en un sentido absoluto), de que eso que llaman Vida no es tuya, de que hay algo más allá de tu capacidad de contención y comprensión intelectual. Y que si ese algo alguna vez decide dejar de amarte, [chasquea los dedos], dejarías de existir.

No importa qué tan profundo entres en la profundidad de Dios, y no importa qué tan profundo logres un discernimiento y consciencia de unión con Dios, lo que Dios es permanece por siempre más allá de tu creciente capacidad de entender a Dios. Es como un Océano de Infinita Profundidad. Cuando te des cuenta de que aunque te esfuerces lo más que puedas, nunca envolverás a tu ser, a tu pequeño ser, alrededor de esa Fuente, descansarás en humildad —genuina humildad.

¿Porque es esto importante? Remarca bien estas palabras. A medida que avances por el sendero de El Camino del Corazón, a medida que disuelvas y aflojes los grilletes de la mente, a medida que los conflictos interiores se sanen y se asienten, a medida que comiences a aceptar la abundancia que el Padre te otorgar a ti en todos los niveles de la vida y en todos los niveles de los sentimientos y la percepción, a medida que comiences a saborear la grandeza y la grandiosidad que fluya a través de ti descubrirás que los "enemigos" se vuelven más sutiles.

A un nivel muy inmaduro, básico e ingenuo, cada niño ha visto, en alguna etapa, a sus padres como que son sus enemigos, ¿no es así? Por ejemplo, el niño dice: “¿Qué quieres decir con que no puedo tener el auto esta noche? ¿Qué quieres decir que debo estar en casa a 10:00 p.m.?” Y así los padres se convierten en el enemigo.

A medida que avanzas cada vez más en la maestría, estarás profundamente tentado a creer que ya la has logrado. Tendrás la gran tentación de creer que: “Yo puedo hacer esto. Las oraciones que solía hacer cuando empecé, los sencillos ejercicios de consciencia que utilicé cuando empecé en mi camino, ya no los necesito más. He dominado con maestría eso”. Cada vez que escuches a una voz dentro de ti mismo diciéndote: “Ya lo he logrado”, Puedes estar seguro de que no lo has logrado. Y estarás en serio peligro de perder lo que has ganado.

La humildad es el reconocimiento de que entre más avanzas en la maestría, tienes más deseo de disciplina y vigilancia. La disciplina no significa que haces algo arduo que no te gusta hacer. La disciplina es como la habilidad de un artista que cultiva y refina esa habilidad, simplemente por el deseo profundo y el deleite de crear con más belleza. Un atleta disciplina a un músculo para que el músculo trabaje aún más hermoso de como lo hizo el día anterior, por el puro deleite de extender más belleza en el mundo.

Mientras permanezcas en la existencia, las creaciones de consciencia que son diferentes del Amor han creado una gran cantidad de patrones vibratorios que les encantaría empujarte hacia abajo. Por lo tanto, la disciplina de la mente que se requiere es reconocer que —mientras el cuerpo dure— puede haber un deleite en repetir conscientemente la decisión de enseñar solo Amor, al elegir selectivamente solo los patrones vibratorios que serán permitidos en tu consciencia que reflejen la Verdad, la belleza y la bondad de quien verdaderamente eres.

El juicio no puede reflejar tal Luz. La ira y el odio no pueden hacerlo. El miedo y la paranoia, el miedo al rechazo, el miedo a las opiniones de los demás, esas vibraciones no pueden reflejar la grandiosa majestuosidad de tu ser. Por lo tanto, entiende perfectamente que la humildad es absolutamente esencial. Paradójicamente, a medida que la grandeza se exprese a través de ti, la tentación seguirá siendo que permitas que las energías del ego hagan un hogar en tu mente. La voz del ego dirá: “Muchacho, eres realmente un maestro, ya sabes. De verdad te mereces toda esa adulación. ¿Por qué no reservas el diez por ciento de ella para ti mismo?”.

Un maestro acepta el Amor y la gratitud que ofrecen aquellos a quienes sus enseñanzas han tocado y se lo da todo a Dios, reconociendo que por sí mismos estas cosas no se podrían haberse hecho.

Yo aprendí, también, a ser tentado. Cuando los que venían a mí, que estaban enfermos encontraron la curación en mi presencia, era tentador querer expresar: “Sí, miren lo que he hecho. Realmente me he ganado esto. Pasé cuarenta días y cuarenta noches en el desierto. He estado en la India y el Tíbet. He estado en Inglaterra. He estudiado con todos los maestros de Egipto. Sí, realmente merezco ser visto como un sanador y como un maestro”.

Pero aprendí a través de la humildad a recordar la simplicidad de que por mí mismo, no puedo hacer nada. Cultivé dentro de mí el arte de ser siempre un estudiante del Amor, y no el profesor del Amor, que piensa que ya lo ha logrado precisamente porque tiene un montón de credenciales y títulos.

A medida que avances, y a medida que permitas cada vez más que la abundancia del Amor de Dios fluya a través de ti, comenzarás a levantarte por encima de la multitud, y comenzarás a atraer a aquellos que quieren la Luz. Cuando esto ocurra, debes practicar disciplina y vigilancia por medio de recordar la humildad siempre, hasta que la estés recordando con cada respiración.

¿Por qué? Si estás viviendo en este mundo, y sientes que nadie te mira con respeto y te busca, que nadie te toma como una autoridad, solo hay una razón. Has resistido a la verdad de tu ser, y por medio de la negación has empujado a la Luz de Dios lejos de tu miedo, tu miedo profundo, de que puedes parecer diferente a todos los demás.

El mundo te enseñará a ser una persona dócil para que encajes y no irrites a nadie. Pero a medida que te vayas empoderando, hay una manera en la que sabrás que esto está ocurriendo y es que no le vas a agradar a algunas personas. Vas a sacarlos de sus casillas con tan solo entrar en la habitación, porque la oscuridad aborrece a la Luz[6]. Es así de simple.

La humildad es absolutamente esencial. A través de la puerta de la humildad, la Luz del Poder se puede activar a través de ti en voltajes cada vez mayores. Si ese voltaje no parece estar fluyendo a través de tu mente, mira bien a ver si estás recordando la humildad y si te entregas a ella.

Porque la Luz de Dios solo puede brillar a través de ti en la medida que estés dispuesto a asumir la responsabilidad por ello, que consiste en dar los frutos de vuelta a tu Fuente, y no reclamarlos como propios. Cuando no reclamas nada para ti mismo, todas las cosas pueden fluir a través de ti. El Espíritu Santo puede reunir a millones de seres que vienen a ti en muchos planos, porque Él sabe que no vas a distorsionar el Amor de Dios al usurpar la posición de Dios y ponerte a ti mismo en el trono.

La humildad es la característica principal a cultivar. Por lo tanto, cuando ores, de hecho, pide por la grandeza. Deja que el Padre sepa que estás listo para que la plenitud de Cristo sea encarnado, y simplemente mantén la promesa adentro de ti de que siempre recordarás que tú no eres el hacedor y el fabricante. Tú eres simplemente el que ha llegado a reconocer que solo el Amor de Dios puede satisfacerte como alma. Solo el cumplimiento de tu propósito de ser un canal para el Amor puede traerte el éxito que realmente buscas.

Cuando estés totalmente comprometido a eso, en lugar de estar comprometido a preguntarte acerca de las opiniones de otras personas, entonces es cuando el poder puede comenzar a moverse a través de ti. 

Cuando estés dispuesto a dejar de lado el mundo, el Cielo vendrá a reemplazarlo. Cuando estés dispuesto a dejar de lado tu necesidad de la grandeza del ego, la verdadera grandeza comenzará a derramarse a través de ti. Hay una paradoja dentro del Espíritu. Aprende a discernirlo. Conviértete en un maestro de ello. Y nunca descuides la necesidad de disciplina basado en el fundamento de la humildad.

Como ves, esto es lo que ha causado que le temas a la energía del deseo, porque en el pasado (y esto puede remontarse atrás a lo largo del camino), tú decidiste averiguar cómo sería si dejarás que todo ese poder lo reclamaras como de tu propiedad, para ser utilizado en servir a la voz del ego. A eso es a lo que le tienes miedo. Pero si cultivas estas etapas y las fundamentas con la humildad, nunca tendrá que temerle al uso indebido del deseo.

Por lo tanto, en tus oraciones, tan a menudo como puedas recordar hacerlo, recuerda que lo que decretes es. Así que di con claridad dentro de ti mismo:

Fuente, Creador, Dios, Diosa, Todo Lo Que Es, Abba
estoy dispuesto a ser aquello para lo que me has creado.
Elijo recordar que soy efecto y no causa.
Hágase tu voluntad, sabiendo que tu voluntad es mi felicidad plena.
Revélame entonces, el camino a través del cual pueda conocer esa felicidad.
Porque mi camino nunca ha funcionado, pero tu camino siempre lo ha hecho.

Entonces, cada día recuerda a la energía del agradecimiento. Es muy bueno agradecerse mutuamente. Pero en la privacidad de tu propia meditación y oración, agradece cómo el poder de esa Fuente de Amor que he llamado Abba o Dios, está viva, en movimiento y respirando para traer a las personas, los libros, los maestros, y las experiencias que suavemente están desenredando al capullo del ego que te rodea. Y que están despertándote a la verdad, a la belleza, a la majestad, a la grandeza y a la grandiosidad que la Vida en Sí Misma es.

La Vida quiere respirar a través de ti como por arte de magia y poderosamente, como respira a través de una tormenta eléctrica, o de la hoja de un árbol, o del brillo en los ojos de un bebé recién nacido.

Esa Vida es lo que tú eres. Esa Vida es la presencia del Amor de Dios, la Profundidad del Océano que brota en las Olas de la Creación. Deja, por tanto, que solamente esa Vida sea tu guía en todas las cosas, descansa en reconocimiento y agradecimiento ante el Misterio Infinito que es la Vida, y dile: ¡“sí” a Ella! Dile: “sí” a la Vida —que tú estás dispuesto a dejar que la plenitud de ella lave y limpie a través de ti y que te lleve a una comprensión cada vez más profunda y a la comprensión de todo lo que Dios es. Si vas a recibirla para bien, descansarás en la consciencia de la humildad divina que es la más dulce de las experiencias que jamás puedas llegar a conocer.

Muchos de ustedes me miran y dicen: “¡Oh, me gustaría estar siempre donde está Jeshua!” Piensa un pensamiento y ya estás con esa persona. Piensa un pensamiento y ya estás en ese Universo.

Te digo esto, donde yo habito que es en una frecuencia vibratoria con muchos, muchos otros seres cuya consciencia no vacila ni por un instante en estar en profundo agradecimiento y humildad ante el Misterio de Todo lo que Dios es. Nosotros permanecemos y habitamos en la gran alegría de saber que vivimos, pero no nosotros, sino que es nuestro Creador quien vive como nosotros.

La única diferencia entre ser un maestro y ser un estudiante es que el maestro ha dominado el arte de ser siempre un estudiante. Piensa en eso.

El deseo, la intención, la aceptación, la entrega —¿qué es lo que realmente quieres? ¿Estás dispuesto a sentirlo y dejar que el hilo del deseo te lleve a casa? ¿Te acuerdas de usar el tiempo de manera constructiva al enfocar tu intención, al recordarte a ti mismo aquello para lo que estás realmente aquí? Tú no estás aquí para sobrevivir; estás aquí para vivir como la Verdad de lo que eres.

La Aceptación. La aceptación no es una aceptación pasiva de las cosas como son, sino un reconocimiento de que hay algo muy hermoso que las hace funcionar. Hay una inteligencia, un Amor que te conoce mejor que tú mismo y que se te está presentando a ti, momento a momento, con joyas y piedras preciosas y las bendiciones y las lecciones de que algo está tejiendo el tapiz de tu vida, y que no pasa nada por accidente.

La Entrega. La Entrega es el cultivo del reconocimiento de que tu felicidad solo la puedes encontrar en el sometimiento de tu voluntad a la voluntad de Dios. Porque tu voluntad ha sido la de estar en conflicto, en la lucha y en la limitación. La voluntad de Dios es que vivas sin conflictos, en paz, alegría, en satisfacción y en felicidad. Esto se llama dicha.

Humildad. Si alguna vez te preguntas cómo anclar tu consciencia en la humildad, deja de hacer lo que estás haciendo y hazte esta pregunta:

¿Me he creado a mí mismo?

Sabes bien que la respuesta es:

No, yo no sé ni cuando fui creado.
Algo me dio a luz. ¿Qué es?

Esto te traerá a la humildad con bastante rapidez. ¿Sabes cómo dar a luz a una estrella? ¡No! ¿Sabes cómo dar a luz a una hoja de un árbol? ¡No! ¿Sabes cómo levantas la mano de tu regazo? ¡No! ¿Qué, pues, sabes tú? ¡Nada! Permítete entender que no sabes nada. En ese estado de ignorancia divina, podrás descansar en la humildad, que finalmente le permite a tu Creador moverse a través de ti y te revele todas las cosas.

Amado amigo, El Camino del Corazón es ese camino que corrige la percepción y trae la mentalidad-recta, de modo que ya no eres el creador, ni el hacedor, ni el director. Tus opiniones van a significar nada para ti en lo absoluto. A partir de ese gran vacío, descubrirás una paz perfecta. La Vida te llevará en sus alas. A través de ti, la Vida se expresará, en una cada vez mayor dimensionalidad, Amor, Poder exquisito e infinito y en la creatividad que es Dios, hasta que jures que Dios es todo lo que existe. Y ya no habrá lugar para encontrar un rastro de ti.

Porque si la iluminación es el final de la separación, ¿cómo puede haber un fabricador y hacedor? ¿Puede la ola dirigirse a sí misma? El ego es el intento de querer hacerlo, y siempre ha fallado.

Que la paz entonces, esté siempre contigo. Que la paz impregne tu ser en todo momento. Sabes que estás seguro en el Amor de Dios que surge de esa gran Fuente de Misterio que se moverá a través de ti con cada aliento que respiras y con cada palabra que dices, hasta que escuches solo a ese impulso de orientación que brota desde el fondo de tu ser como una Suave Voz en la cual confiarás completamente. Y vas a conocer la libertad que tanto buscas.

Y con esto, nosotros, de hecho, te dejamos por ahora. Sin embargo, no vamos a ninguna parte, porque tú ya habitas y permaneces donde estamos. Confía en ello. Sabes esto. Descansa en ello. Explora El Camino del Corazón y por esa exploración, llegarás a conocer la Verdad del Amor.

Que estés en paz, amado amigo. Amén.




[1] Juan 8:23, Y Jesús les decía: "Ustedes son de abajo, Yo soy de arriba; ustedes son de este mundo, Yo no soy de este mundo.
Juan 17:14, “Yo les he dado Tu palabra y el mundo los ha odiado, porque no son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo”.
Juan 17:16, “Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”. (N. del T.)
[2] Juan 14:10 “¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Las palabras que yo os digo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre que mora en mí es el que hace las obras”. (N. del T.)
[3] Se tradujo la palabra “allowance” por “aceptación”, otras alternativas son: “permiso”, “indulgencia”, “concesión”, “tolerancia”. (N. del T.) 
[4] Gálatas 2:20 “…y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios…” (N. del T.)
[5] Juan 6:38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió”. Lucas 22:42 “diciendo: Padre, si es tu voluntad, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”. (N. del T.)
[6] Juan 3:20 “Porque todo el que hace lo malo aborrece la luz, y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas”. (N.del T.)

Nota:


Lección revisada, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 30/06/2016).



Nota del traductor

El traductor de este libro procede de Venezuela. Esta es una traducción no oficial. Se le recomienda a los lectores adquirir la traducción oficial en www.shantichristo.com también pueden obtener otros materiales complementario en la Fundación Shanti Christo. La traducción es casi literal para no alterar en nada el mensaje original de Jeshua ni la estructura del texto, es la intensión de Jeshua permitir que cada frase se retenga dentro del corazón, que cada idea llene la mente y el cuerpo con su frecuencia o vibración real. Ya que así fue diseñada cada palabra, la estructura de cada frase, la cadencia y el humor. Se ha evitado el uso de términos que pudieran desconcertar a los lectores de los otros países de habla hispana. La mayoría de los pronombres de la segunda persona del singular y del plural se han traducido por “tú/tu/ti/te/tus” incluso cuando está claro que Jeshua le habla a un grupo de personas. 


La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.

Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 





El Camino de la Maestría

se compone de tres libros:


1er  Libro   "El Camino del Corazón"

       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"

       de la Lección 13 a la 24


3er Libro  "El Camino del Conocimiento"

       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.

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