lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 6: EL AMOR SANA TODAS LAS COSAS

30/12/2015                       El Camino del Corazón Lección 6.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado


LECCIÓN 6

EL AMOR SANA TODAS LAS COSAS

En verdad, te saludo a ti, amado y santo amigo. En verdad, te saludo a ti amado y santo amigo. Si entendieras el significado de este saludo, si comprendieras la profundidad de cada término utilizado, ya sabrías todo lo que hay que saber. Y estarías bien preparado para extender el Amor de Dios para siempre.

 “En verdad” significa simplemente que no hay otras opciones. “Te saludo a ti” significa saludo a ese Uno creado por el Padre antes que a todas las cosas, porque me inclino ante tu resplandor. ¡Amado” y Santo Niño de Dios! En verdad, amado de Dios. En verdad, amado por cada molécula en tu universo físico. En verdad, amado por tu Santa Madre, esta preciosa Tierra. En verdad, amado por cualquier cosa que puedas imaginar que ha existido o que pudiera alguna vez existir que se ha extendido a sí mismo desde el Corazón y la Mente de Dios. Tú eres el amado, puro y simple. Y de nuevo, no hay otras opciones.

 “Santo” porque tú eres pleno. No porque te hayas ganado esa santidad, sino porque esa es la Verdad desde la que te extiendes siempre. Debido a que estás hecho a imagen de Dios, porque tú brotas desde la Mente de Dios, eres la santidad misma cada vez que dejas a un lado la tentación de soñar un sueño inútil, y caminas en esta Tierra como Cristo.

Amado y santo “amigo” —un amigo no es alguien que es menos que yo. Un amigo es alguien que camina en perfecta igualdad con el más grande de los maestros, a quien sea que concibas como tal maestro. Un amigo es aquel que elije mirar a otro y ver solo el rostro de Cristo allí dentro. No hay nadie que vaya a recibir estas palabras que me haya mirado a y que ya no haya visto el rostro de Cristo en su interior. Y del mismo modo, te miro a ti, y te llamo “amigo”.

Porque cuando te miro a ti, yo no veo los muy momentáneos sueños de los que piensas que parecen que han durado tanto tiempo. Solo veo el resplandor de aquello que el Padre ha extendido por Amor. Solo veo lo que no tiene ni principio ni fin. Solo veo lo que no sabe de nacimiento ni de muerte. Solo veo lo que no tiene limitaciones. Solo veo eso —la luz aquella que ya se extiende a lo largo de todas las dimensiones y de todos los universos.

Solo veo a mi hermano y a mi hermana. Yo no veo ni un rastro de desigualdad entre nosotros. Sin embargo, yo reconozco que, dentro de tu sueño, a ti te parece que yo me he adelantado un poco.

A veces, dentro de tu corazón, hay un anhelo de seguirme. Si quieres, escuchar ese anhelo, si quieres hacer de ese anhelo lo primordial en todo momento, tu propio deseo te traerá totalmente a donde yo estoy. Y te reirás cuando descubras que no te has movido ni un centímetro —porque donde yo estoy es donde tú estás, y dónde tú te encuentras es en la eternidad, no en el tiempo; que donde estás es en el lugar de tu nacimiento: la Mente de Dios.

Esta es la única cosa que es Verdad y es verdad siempre. Esta es la única realidad que realmente posees. Por lo tanto, en verdad, te llamo amigo. Porque veo que tú eres como yo. Por lo tanto, en verdad, saludos a ti, amado y santo amigo.

Así que podemos detenernos ahora, no hay nada más que decir. Sin embargo, la mente corre a toda prisa, ¿no es así? Corre a toda prisa y se leja de la realidad misma que te acabo de describir acerca de ti. La mente corre alejándose desde esa Fuente como un rayo de luz que sale del sol. Sin embargo, en realidad, nunca abandona su Fuente. El mismo poder con el que parece que te distraes con un pensamiento momentáneo de miedo, es el mismo poder por el cual vas a despertar a tu propia llamada.


SI QUIERES CONOCER EL AMOR, CONÓCETE A TI MISMO

En verdad, hay un lugar dentro de ti que ya sabe el día y la hora. Tú ya sabes cuándo vas a decidir vivir la decisión de estar despierto en Dios, para ser solo la presencia del Amor. El Amor abarca todas las cosas, permite todas las cosas, confía en todas las cosas, y por lo tanto, trasciende todas las cosas. El Amor nunca es posesivo. El Amor nunca tiene miedo. El Amor es simplemente Amor. El Amor no puede brillar con especialismo sobre cualquier persona en cualquier momento. Porque ser especial, en sí, es una contracción; es el intento de tomar al Amor y hacer que brille en un solo objeto, en una sola persona, en un solo ser, solo dentro de un universo.

Por lo tanto, cada vez que reconoces que has distinguido a alguien o algo, y dices: “Ellos son los que tienen más valor para mí”, puedes estar seguro de que no estás en el Amor en lo absoluto. Estás en el miedo. ¿Y si ese alguien fuera a dejarte, a dónde irías? Pero si estás en el Amor como un pez en el mar, todos los seres pueden surgir y desaparecer y tú los bendecirías en su viaje. Recordarías que tú resides donde Dios te ha colocado: en Su Corazón. Cuando eliges ser solo la presencia del Amor, incluso el sueño de pérdida se disolverá de tu consciencia como la niebla del bosque ante la salida del sol.

En verdad, amado amigo, el Amor espera que le des la bienvenida. Sin embargo, no le puedes dar la bienvenida al Amor esperando a que te sea traído a ti por alguien, ni siquiera por . No le puedes dar la bienvenida al Amor, tratando de crear un entorno en el que crees que tus preferencias están siendo satisfechas. No le puedes dar la bienvenida al Amor cuando esa bienvenida está unida o vinculada a cualquier cosa fenoménica, a cualquier cosa que haya nacido en el tiempo. Al Amor solo se le puede dar la bienvenida, donde el Amor reside verdaderamente. Y el Amor reside dentro de ti como el núcleo y la Fuente de tu propio ser.

Por lo tanto, si quieres conocer el Amor, conoce a tu Ser. Abraza a la verdad sobre ello y la Verdad te hará libre[1]. Entonces, de hecho, el Amor fluirá a través de ti. Al igual que la gran luz del sol que viene a nutrir esta querida Tierra, el Amor que fluye a través de ti será sin obstáculos. No va a conocer obstáculo. Vas a mirar a quien sea que esté delante de ti y sabrás que ellos te han sido enviados a ti por el Padre. El Espíritu Santo los ha guiado a ti porque, a través de ti, el Amor se puede dar de una manera que comienza a tocarles el lugar de su despertar. Es por eso que tú no eres, sino el sirviente del Amor. ¡Eso es todo lo que es la vida!

Cuando eliges rendirte, a renunciar al juego, a renunciar al sueño de tratar de resistirte a la Verdad que es verdad siempre acerca de ti, te convertirás en un simple canal, un simple conducto. No volverás a ser más un buscador, porque habrás decidido haber encontrado. Cuando hayas entregado el último vestigio de la demente posibilidad de contraerte alejándote de la Verdad, cuando hayas entregado eso, el Amor fluirá a través de ti. Pero date cuenta de que si el Amor fluye a través de ti, debe fluir primero a ti. Por lo tanto, busca siempre recibir con el fin de dar. ¿Por qué que puedes darle a otro si todavía no lo has recibido para ti mismo?

¿A cuántos de ustedes se les ha enseñado a tratar de amar, a tratar de hacer lo “correcto”, lo “bueno”? Sin embargo, ¿cuántas veces has ido adentro de tu cámara secreta y has dicho: “yo soy indigno”? Entonces te preguntas por qué tus intentos de unirte en amor con los demás nunca parecen ser muy satisfactorios, nunca parecen llenar la copa, nunca parecen suscitar la alegría que crees que podría estar allí.

Escucha bien: tu trabajo —si desea llamarlo así—no es buscar y encontrar el amor. Se trata simplemente de dirigirte hacia adentro para descubrir todos los obstáculos que has creado a su presencia, y ofrecerle esos obstáculos al gran disolvente de los sueños, la gracia del Espíritu Santo.

Te he dicho muchas veces que el mayor de los regalos que puedes dar es el siguiente: llegar completamente al reconocimiento de que todo intento que has hecho para resistirte a ser la presencia de Cristo ha fracasado miserablemente. No importa cuántas veces has tratado de convencer a ti mismo de que eres indigno y sin embargo el universo encuentra la manera de amarte. No importa cuántas veces has tratado de encerrarte en el espacio y volumen de un cuerpo, no has tenido éxito. Al morir, te habrás recordado y enfrentado con el resplandor de tu inmensidad sin límites.

Por lo tanto, el mayor de los regalos que puedes darle a otro es ser alguien que ha rescindido la necesidad de insistir en la locura del miedo.


LA CARACTERÍSTICA PRINCIPAL DE LA MAESTRÍA

La ausencia de miedo es la característica principal de la maestría. La maestría no es tener un gran poder para hacer que las cosas sucedan. Es solo el reconocimiento de que lo que es verdad es verdad siempre y que no hay otra opción. El libre albedrío no significa que tienes el derecho de creer que puedes tener éxito en llegar a ser algo distinto de aquello para lo que Dios te creó. Tener libre albedrío no significa que puedes elegir no tomar el único plan de estudios que la vida te está ofreciendo a ti en cada momento. Solo significa que tienes el derecho de posponerlo otro día. Y cada vez que te demoras, te adormeces en tu sufrimiento.

Pero cuando decides tomar el único plan de estudios que importa, cuando decides usar el poder de tu libre albedrío para decir:

Ahora, a partir de este momento, ya no voy a tolerar más errores en mí mismo.
No más juegos, no más sueños. Me comprometo a ser solo la
presencia del Amor, porque esa es la Verdad de lo que soy. No me importan
las opiniones de aquellos que están todavía resistiendo esta decisión.

Entonces, de hecho, todas las cosas bajo el Cielo y la Tierra se moverán para apoyarte, para guiarte hasta la persona correcta, al lugar correcto, al libro correcto, a la salida de sol adecuada, a la pradera correcta con el fin de ayudarte a dejar caer las cadenas de obstáculos a la presencia del Amor que has creado como un ídolo y como sustituto para el Amor.

Es por eso que cuando verdaderamente oras desde el fondo de tu alma: “Dios, llévame a casa”, puedes estar seguro que, a partir de ese momento, estará muy bien que confíes en cada pequeña cosa que se despliega. Porque aunque no lo veas, lo que llamas ángeles —amigos que simplemente no tiene cuerpos— se apresuran a tu alrededor porque tú has dado el comando:

Sí, acepto tu presencia en mi vida. Entrego todas las cosas.
Ahora, cada momento está dedicado a la curación y al despertar de la
ilusoria sensación de separación de Dios que una vez había creado por error.

¿De cuántas maneras has buscado el Amor? ¿Puedes contar las maneras? ¿Te atreverías a tratar de contar cada granito de arena en las playas de tu planeta? Todas y cada una de las almas ya ha tratado de buscar el Amor de muchas maneras —si no más. Has buscado en un millón de formas en las que ya sabías que no se podía encontrar. Todo porque querías perpetuar el demente intento de tratar de separarte de Dios. Y eso es tan inútil como si un rayo de sol tratara de separarse del sol.

De hecho, amado amigo, hay una sola pregunta que necesitas responder:

¿Qué estoy eligiendo en este momento?

¿A qué le he dado el dominio sobre mi vida? ¿A qué percepción, a qué pensamiento, a qué sentimiento? El sentimiento simplemente fluye desde el pensamiento o la percepción que has elegido. ¿Qué comportamiento, qué acción estoy eligiendo en este momento que exprese la realidad de mi ser? ¿Estoy ocupado extendiendo amor, o estoy ocupado tratando temerosamente de aferrarme a aquello que creo que me puede dar amor de forma que no lo pierda?

Observa bien, entonces, a tus padres, a tus hermanos, a tus parejas y a tus amigos. Ninguno de ellos —ni uno de ellos— tiene el poder de traerte el amor a ti. Entonces, ¿qué estás tratando de obtener de ellos? ¿Por qué siempre insistes en que otros deben adaptarse a lo que tú crees que necesitas? Es inútil —al cien por ciento, absolutamente inútil— buscar el amor en relación con nada ni con nadie.

Es, sin embargo, muy apropiado extender el Amor en cada relación, con todos los seres y con toda las cosas. Pero la extensión de ese Amor requiere que hayas despertado a la verdad que la única relación que realmente tiene valor es la relación entre tú como alma y Dios como tu Creador.

Imagina una bombilla en una de tus lámparas, que mira al exterior de sus pequeños filamentos y que dice: “Bueno, espero que la persona que acaba de entrar por la puerta sea la correcta. Si tan solo pudiera alcanzarla y apoderarme de ella, tal vez mi propia luz se encendería”.

¿No es mucho más fácil simplemente tomar el cable y conectarlo al enchufe correcto? ¿Cuántas veces vas a insistir en tratar de conectar el cable al enchufe equivocado? “Bueno, esto no funcionó. Voy a intentarlo con este otro cuerpo; Voy a intentarlo con esta otra persona. Voy a intentarlo con esta otra carrera. No he obtenido mucho jugo de esto tampoco”. Y luego te enojas porque no te da suficiente jugo, o te dio suficiente jugo ayer, pero no hoy, por lo que debe ser su culpa.

Hay un diminuto enchufe en el que puedes conectar tu cable. Es el único que encaja y es el único enchufe que logra que fluyan las aguas vivas de la gracia. Ese enchufe habita solo dentro de tu corazón. No en el corazón físico, sino lo que está simbolizado por el corazón físico: el núcleo de tu propio ser. Pero, ¿cuántas veces en cada día compruebas que el cable está enchufado? ¿Cuántas veces te acuerdas de preguntarte?:

¿Es mi compromiso Amar o es mi compromiso temer?

El miedo es el acto de desconectar tu cable del único enchufe que realmente te puede satisfacer, y salir corriendo de un lado a otro tratando de conectarlo en otra persona o en algo más. Me gustaría pedirte que reflexiones en esta pregunta, mientras miras a la totalidad de tu experiencia: ¿Ha funcionado eso alguna vez? ¿Podría alguna vez funcionar?

Imagina que tratas de retener el agua que fluye en la palma de tu mano apretando los dedos. ¿Cuánto te queda? ¿El agua simplemente no se escurre entre tus dedos, no importa cuánto te esfuerces? El agua encuentra los pequeños agujeros y se escurre. Abres tu mano y no ha quedado suficiente agua allí ni para mojarte la lengua.

Sin embargo, cada vez que has mirado a otra persona —ya sea a un padre, hermano, amigo, pareja, maestro, cualquier persona u objeto físico— y trataste de conectarte a ese enchufe para obtener el jugo que crees que necesitas, eso es precisamente lo que estás haciendo. Literalmente, terminas exprimiendo la vida de la relación misma.

Pero en verdad, cuando buscas primero el Reino y enchufas ese cable en el enchufe dentro de tu corazón, cuando te acuerdas de que tú y tu Padre son uno, que solo el Amor es real, recordarás que la tentación de encontrar el Amor fuera de tu Ser no es más que el eco de una vieja costumbre. Y ese hábito no puede vivir a menos que lo alimentes.

Por lo tanto, alimenta al único hábito que importa: el hábito de recordar que la Verdad es verdad siempre, independientemente de lo que esté pasando ante tus ojos físicos y ante tu mente. En todas las cosas que vienen y se van, en todos los nacimientos y muertes, en todo surgir y desaparecer de universo tras universo tras universo, en medio de un pinchazo de un neumático o una tormenta repentina, nada —nada— tiene valor excepto tu relación con tu Creador.

Cuando has experimentado en una relación con cualquier persona o cualquier cosa un momento de felicidad, un momento de paz que por siempre sobrepasa todo entendimiento, un momento de satisfacción tan dulce y tan sublime que ninguna palabra podría tocarlo, mucho menos expresarlo, lo que has experimentado es solo el flujo del Amor de Dios a través de ti. Esa persona o cosa no lo causaron. Fue causada porque, por un momento, saliste de tu drama, saliste de tu sueño, y permitiste que la Verdad fuera vivida.

Luego, por supuesto, te engañaste a ti mismo al creer: “¡Dios, eso fue tan dulce! Eso fue lo mejor que he probado jamás. Debe haber venido de ti. ¡Ven aquí! ¡Te necesito!” Si alguna vez crees que necesitas alguna cosa o a cualquier persona, puedes estar seguro, que en ese momento estás viviendo en la ilusión.


TODO LO QUE NECESITAS ES AMOR

Todo lo que necesitas es Amor. El Amor satisface todas las cosas. El Amor abarca todas las cosas. El Amor cura todas las cosas. El Amor transforma todas las cosas. Por lo tanto, recuerda bien: Tú y solo tú, puedes llegar a ser la causa de tu plenitud, de tu paz y de tu finalización del tiempo. Esto requiere de que no hagas nada salvo recordar establecer tu conexión con el Creador.

¿No es verdad que lo que deseas más que nada es Amor? ¿No es verdad que tu esperanza en cada relación —no importa cuán corta, no importa su forma— de que cada viaje, de que cada cosa que realizas te va a permitir a ti la experiencia de la paz? ¿No es cierto que tú, te encuentras en y como un cuerpo temporal en el tiempo, no es cierto que las más grandes de las experiencias que has llegado a conocer han sido las que parecen inundar las propias células del cuerpo con Amor, con una sublime dicha y paz? Acepta esa verdad, que lo que deseas más allá de todas las cosas, es la experiencia viva del Amor.

Entonces recuerda esto:

Nada de lo que hagas puede traerte el Amor a ti.
Nada de lo que hagas puede mantener el Amor para ti mismo en la forma de tu elección.
Nada de lo que hagas —nada de lo que hagas— puede hacer que el Amor aparezca
en la forma en que tu insistes.

Suelta el drama, suelta el sueño, y elige recordar la Verdad que es verdad siempre. Regresa al Reino que está adentro, incluso antes de cada respiración. Recuérdate a ti mismo y dile a tu Creador:

Yo solo quiero lo que es verdad siempre.
El Amor es lo que quiero. El Amor es lo que eres.
El Amor es lo que recibo. El Amor es lo que soy.
Yo y mi Padre somos uno.

Aquí y solo aquí descubres lo que buscas. Entonces, te vuelves libre para caminar esta Tierra, para estar en el mundo, pero no de él en lo absoluto. Y aunque tus amigos te observen y todavía vean a un hombre o a una mujer que parece actuar al igual que ellos, sin embargo, aunque no lo vean, Cristo habita entre ellos. Algo en ellos los sigue atrayendo a ti. No están seguros de lo que es. ¿Es la forma de tu cuerpo o el resplandor de tus ojos? No son esas cosas. Ellos sienten la cualidad del Amor.

¿Te imaginas caminando sobre esta Tierra y no importa dónde te encuentres, sintiendo como si cada vestigio de nube y cada brizna de hierba y todas las cosas buenas bajo el Cielo y la Tierra ya estaban habitando contigo, dentro del ámbito de tu semblante? ¿Te imaginas caminando sobre esta Tierra y sentir que la luz de la más lejana de las estrellas que brilla durante la noche  está ya dentro de ti, que toda la creación fue sostenida en las palmas de tus manos? ¿Habría aún espacio para convencerte de que hay algo de lo que careces, algo que necesitas, que la inquietud que sientes debe ser válida?

En verdad, tú eres como el que se le ha dado un tesoro perfecto, una joya de valor incalculable. La has colocado en tu bolsillo y has olvidado que la posees. Así que andas por todos lados tratando de buscarla en los bolsillos de todos los demás. Has tratado de seducir a algunos para que se rindan de manera que tú puedas ser el dueño de sus ropas y, por lo tanto, tratar de poseer la joya que esperas esté en sus bolsillos. Pero la gran verdad es que no puedes poseer el Amor hasta que lo dejes libre. No puedes moverte dentro de una relación santa con nadie ni con nada hasta que renuncies a todo rastro de necesidad de poseerla.

Cuando tu único deseo sea el Amor, estarás dispuesto a dejar a todos libre, a apoyar a él o a ella en su propio viaje, no importa lo que sea o lo que requiera. Y sin embargo, nunca sentirás que tu Amor vacila.

Si un dolor de tristeza surge porque reconoces que dos cuerpos en el espacio ahora van a separadas partes del planeta, cuando surja ese dolor, reconocerás que es el efecto de una percepción equivocada. Irás a tu interior, al lugar en el que todas las mentes están unidas. Recordarás que tu plenitud no se basa en obtener el amor de los demás, sino en dar Amor a todos.

Si, de hecho, quieres conocer a la Verdad que te hace libre, presta atención a cada palabra que se te está compartiendo. Si quieres probar el dulce néctar de la libertad perfecta, comprométete a reemplazar a toda percepción errónea que alguna vez hayas hecho y a cada pensamiento que alguna vez hayas tenido de todos los seres y de todas las cosas. Pon estas cosas a un lado y compromete a la totalidad de tu energía a la simple, pero vigilante práctica de recordar la Verdad, incluso antes de cada respiración:

¡Yo vivo! —pero no yo— sino que Cristo mora en mí.
Por lo tanto, me someto, y me entrego a la Verdad
que es verdad siempre. Mi plenitud viene solamente
al permitir que Cristo sea dado al mundo.

La Verdad es muy simple. No es compleja en lo absoluto. Apártate del camino, y dejar que el Amor viva a través de ti. Y, de repente, sabrás que, de hecho, se te han dado todas las cosas buenas eternamente. Sabrás que esa gracia es la realidad. Sabrás que la ausencia de esfuerzo es la forma de vida en el Reino.

Pero la ausencia de esfuerzo no significa que tú no sientas, porque estás en una dimensión de sentimiento. La ausencia de esfuerzo no significa que no descubres cómo profundizar tu capacidad de ser la encarnación viva del Amor. Esto no significa que no aceptas el reto de aprender a expresar el Amor de una manera que pueda ser escuchada por los demás. La ausencia de esfuerzo significa simplemente que abandonas la resistencia a lo que el Amor requiere en cada momento.

La ausencia de esfuerzo es el camino del Reino. En el mundo, la ausencia de esfuerzo significa que dejas caer el muro que has construido entre tú y toda la creación. Ya no resistes la experiencia viva de la relación, sea lo que sea —la relación con una nube, la relación con otra persona, la relación con un perro o con un gato, la relación con el l5 de abril[2], cuando le haces un cheque a tu gobierno. ¿Por qué no lo envuelves con papel y cintas de Navidad y lo envías con mucho Amor?

Cuando hayas aprendido a soltar las barreras o los muros entre tú y lo que sea que esté en frente de ti, cuando le abras la puerta a tus chacras —los centros de energía de tu cuerpo— y simplemente permitas que el Amor se viva a través de ti, cuando mires a otra persona, a otra situación, a otra cosa, y te des cuenta de que nada en este mundo tiene el poder de hacerte daño y que nada en este mundo tiene el poder de quitarte nada a ti, tú eres libre. Si te acuerdas de extender Amor, entonces ¡tú eres libre! Has trascendido el nacimiento y la muerte. El buscador ya no existe y solo Cristo camina esta Tierra.


EL SENTIR ES LA PUERTA AL AMOR Y A LA LIBERTAD

Si tu compromiso es, de hecho, mirar hacia adentro y descubrir todos y cada uno de los obstáculos que has creado a la presencia del Amor, ¿por qué te resistes a sentir esas cosas? Porque se te ha dicho a ti muy bien, que justo al otro lado está precisamente el Amor que buscas.

No niegues el papel del sentir en esta dimensión, porque ¡sentir lo es todo! Ni siquiera se puede conocer la presencia de Dios a menos que la sientas. No se puede pensar acerca de la presencia de Dios. No se puede insistir en una creencia acerca de la presencia de Dios. Eso no lo logra; eso no llena tu copa. Sentir llena tu copa. ¡Sentir —desenfrenado, desbloqueado, sin obstáculos al sentimiento— es la puerta de entrada a ese Amor que te hace libre!

Por lo tanto, cuando dices: “Yo no quiero sentir esto” Ten la seguridad, que estás realmente diciendo: “Sí, la entrada al Reino de los Cielos está justo en frente de mí, pero si crees que voy a abrirla, ¡estás loco! No vale la pena, de todos modos. Lo que si vale la pena es proteger al sustituto que he hecho”.

Yo he llamado a esto el ego, el falso yo, lo que una vez te describí como el mosquito que grita en el espacio, “Con eso es con lo que yo estoy comprometido. Y voy a proteger a esta cosa. ¿Vas a renunciar al Cielo para proteger a esta pequeña cosa inútil? ¡Oh sí! ¡Será mejor que lo creas que estoy dispuesto a hacer ese sacrificio! ¿Qué es el Cielo de todos modos? Un montón de cosas de amor, un montón de gente corriendo por todas partes llenos de felicidad, algunos de ellos sin cuerpos, pasando el rato en lo ilimitado, la ausencia de miedo, y la plenitud total. ¿Quién lo necesita? Ah, pero este pequeño mosquito, este pequeño mosquito es mío. ¡Oh! ¡Voy a hacer que brille!”.

Hay mucha sabiduría que observar en tus divertidos refranes y en la música. ¿Cuántas veces has tratado de hacer a ese pequeño mosquito brillar? Por ejemplo: “Todo el mundo lo nota, que está brillando. Por favor, observa lo grande que soy. Estoy haciendo a mi mosquito brillar. Escucha mi lloriqueo, mi queja y mi lamento, la gran tristeza. ¡Oh! ¡Qué grande es mi mosquito!”.

Mientras tanto, el Amor de Dios fluye a través de una multitud de universos y crea —por siempre— incluso nuevos universos. Y el Amor de Dios ni siquiera ha notado al mosquito en lo absoluto. Nadie está prestando atención. Tus amigos a tu alrededor no quieren prestarle atención, aunque a veces los arrinconas y ellos no tienen otra opción. Pero con respecto a aquellos de nosotros sin cuerpos, ¿realmente piensas que en realidad perdemos nuestra preciosa eternidad tomando en serio a tu intento de hacer que el mosquito brille? De hecho, porque te amamos, te damos el espacio, y honramos tu libre albedrío de hacerte a ti mismo tan pequeño y tan miserable como tú lo deseas.

Nosotros esperaremos hasta que decidas venir otra vez a la grandeza en la que realmente resides. Nunca retiramos nuestro Amor de ti. Nosotros simplemente miramos más allá de tu línea de historia, porque lo que queremos es Amar al Cristo que mora en ti.

¿Qué día y hora vas a decidir amarte a ti mismo como al principio Dios te amó? Para verdaderamente — verdaderamente— de una vez por todas, ¡tomar la decisión de vivir! Porque hasta que decidas vivir con, por, y para siempre desde la Mente de Cristo, ¡la vida aún no habrá comenzado!

De inmediato la mente reacciona: “¡Oh, Dios mío! Eso fue un duro golpe, ¿no? Mira todas las experiencias que he tenido, Jeshua. ¿Cómo puedes decirme que yo no he vivido? ¿Por qué, no viví este drama, luego ocurrió aquel drama, después enfrenté este otro drama por allí? ¿No te acuerdas hace diecisiete vidas cuando hice esto y luego hice aquello otro? Luché por esto, y luché por esto otro. He vivido”.

No, tú has soñado.

¿Te despiertas por la mañana y te das cuenta de que has tenido una noche entera de sueños en los que recibes medallas y trofeos, de los que se obtienen, en el mundo? Y luego dices: “Eso fue muy real. Los trofeos tienen que estar ahí fuera cuando me siente en mi mesa de la cocina”. Cuando te despiertas y te sientas y pones los pies en la tierra, y dices: “¡Ah! Sacudiré mi cabeza un poco. Solo estaba soñando”. Mientras soñabas, se sentía bastante real. Y esa es la cualidad de lo que estoy hablando aquí. Si deseas tomar esto como una afrenta, eso está perfectamente bien. Eso no va a perturbar mi paz en lo absoluto.

Hasta que tú totalmente te decidas  a entrar en la vida como la presencia de Cristo, como la presencia del Amor, y de llegar a poseer cada momento de tu experiencia como totalmente de creación propia, por la única razón de que lo has elegido desde la libertad perfecta e infinita de tu Ser ilimitado, la vida aún no habrá comenzado. Cuando mires a todas las cosas sin juicio a través de los ojos del perdón, cuando decidas encarnar solo la realidad del Amor, sin importar lo que alguien más esté haciendo, ¡es ahí cuando comienza la vida!

Hasta esta fecha de tu calendario, solo ha habido un puñado de seres que han vivido realmente la vida en este plano, un pequeño puñado. ¡Hay muchos de nosotros que absolutamente se emocionarían si tú quieres unirte al club!

Voy a contarte un pequeño secreto: Hasta que lo hagas, no llegarás a graduarte. Nunca vas a salir de este plano, lleno de conflicto y sufrimiento, como parece ser, hasta que hayas vivido la experiencia de caminar esta Tierra totalmente como el pensamiento de Amor en la forma, sin otras lealtades, sino al Amor. Nunca vas a salir de este plano. Nunca vas a tomar tu cruz y me seguirás[3]. Vas a dar vueltas una y otra vez y otra vez, solo para ser confrontado por la misma necesidad de decidirte totalmente por el Amor.

Finalmente vas a mirar al cielo y dirás:

 “Padre, sigamos adelante. Se ha perdido mucho tiempo. Se ha ido, está bien, no importa. ¡Ahora! Estoy comprometido con el Amor. Tráeme lo que sea que tenga que experimentar para sacar desde lo profundo —que son aquellos lugares donde he escondido dentro de mí— cada obstáculo que aún debe ser disuelto por la Luz de la Gracia del Amor Perfecto”.

 “Y voy a hacer lo que pueda, desde mi lado de la cerca, para abrir esos lugares, para sentir esos lugares, para abrazar esos lugares, para amar esos lugares, para reclamar esos lugares como totalmente de mi propia creación. Dejaré de culpar a mis padres. Dejaré de culpar a mis hermanos. Dejaré de culpar a mi tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-tátara-abuelo. Dejaré de culpar a Adán y Eva. Dejaré de culpar al gobierno. Y voy a amarme a mí mismo lo suficiente para sanar mi separación de Dios”.

 “Voy a ser lo suficientemente humilde para reconocer que si estoy teniendo una experiencia —es porque sé que he hecho el compromiso de la sanación— entonces has de hecho, precioso Padre, traído a mí todas las cosas buenas. Para que este momento de experiencia pueda ser visto a través de los ojos que reconocen que no es más que un paso hacia la paz perfecta que yo busco”.

 “Mi vida ya no es mía, porque yo no sé cómo corregir aquel error fundamental. Pero puedo entregarme plenamente al sentimiento de cada momento, al elegir el Amor de todos modos. Y el Amor disolverá el dolor que he llevado, y todo porque yo insistía en tratar de separarme de la Fuente de mi ser. A este pequeño mosquito mío lo estoy poniendo a descansar. Porque lo único que puede brillar es Cristo”.

Porque Cristo —los Hijos e Hijas de Dios, la descendencia de Dios— es la única creación de Dios. El resto se te atribuye a ti. Incluso el espacio y el tiempo son tuyos. La única Creación de tu Creador eres tú, la verdad de ti. Porque tú eres Amor, y Dios crea solo aquello que es semejante a Sí Mismo. Y Dios es solo Amor.

Muchos de ustedes que creen que están en un camino espiritual. Sabrás si eso es cierto por tu disposición a sentir y experimentar completamente y exactamente lo que está delante de ti, momento a momento. Así que si tienes un conflicto con otra persona y te sientas en tu silla y decides orar o meditar con el fin de cambiar el estado del sentimiento dentro de ti mismo, y te levantas más tarde y dices: “Me siento mucho mejor ahora”, pero el problema no ha sido resuelto con la otra persona, no ha cambiado nada.

Ve, por lo tanto, hacia la otra persona. Abre tu corazón, comparte y resuelve. Si has ofendido a los demás, pídeles perdón. Si has juzgado a otro, admítelo. Pídeles a ellos su perdón. Es solo en esa forma que realmente puedes curar el lugar de conflicto en lo interno.

Amado amigo, la esencia de esta lección es muy simple: ¿Dónde estás ahora? ¿Estás dispuesto a permitirte a ti mismo ver todo a tu alrededor y dentro de ti como el portal al Reino de los Cielos, que está solo esperando a que reconozcas su presencia y lo abras? ¿Estás dispuesto a estar verdaderamente justo donde te encuentras —plenamente donde te encuentras? Y la mente dice: “Bueno, por supuesto. Estoy en un camino espiritual”. Ten la seguridad, de que si miras bien en tus sentimientos y encuentras algún rastro de resistencia, es que aún no has hecho el compromiso necesario que te da el poder para abrir esa puerta.


SOLO A TRAVÉS DEL SENTIR DESPIERTAS

El sentir es el mensaje de esta lección. Porque es solo a través del sentir que realmente despiertas. Los conceptos e ideas pueden empezar a dirigir a la mente a creer que hay algo por ahí que es atractivo que incluso podría ser mejor que lo que habías estado haciendo antes. Pero los conceptos e ideas, en sí mismos, no abren la puerta. Son símbolos, y eso es todo. Un símbolo no puede saciar tu sed. Es solo en el nivel de un verdadero sentir que puedes volver a conocer la presencia de Dios que habita dentro de ti, a tu alrededor, y a través de ti, incluso ahora.

Siente aquello que has creado como un sustituto de la verdad. Poséelo, obsérvalo, y luego déjalo ir. Aprende que, independientemente de la elección que hayas hecho en el pasado, una vez que la hayas abrazado (aceptado), una vez que la hayas sentido, tú sigues permaneciendo perfectamente inocente e imbuido con el poder de elegir de nuevo el sentir, aprende de nuevo a sentir la calidez gloriosa que impregna el Reino de los Cielos.

Nada de lo que haces en el tiempo puede igualar la importancia de lo que hemos compartido en esta lección. Nada de lo que haces en el campo del tiempo está a la altura del increíble regalo que está esperando por ti. Por lo tanto, utiliza el tiempo de manera constructiva mediante la decisión de amar, que ese Amor puede enseñarte de sí mismo. De hecho, amado y santo amigo, cuando hayas hecho esto, te encontrarás traducido en una forma que nunca podría ser contenido por el espacio y el volumen de un cuerpo físico.

Vas a mirar a toda esta dimensión como un simple recurso de aprendizaje temporal. La vas a poner a un lado, como un niño deja de lado un juguete que ha sido superado por la edad. Pero lo harás con un profundo agradecimiento y amor por el juguete con el que has jugado durante tanto tiempo. Vas a llevar contigo un profundo sentimiento de gratitud por todo lo que esta dimensión física te ha traído.

No habrá una molécula del ser dentro de ti que sienta ningún rencor, ninguna nostalgia, ningún enojo, o cualquier remordimiento por nada. Toda tu experiencia se volverá completamente aceptable para ti. Porque fue por medio de esa experiencia que fuiste finalmente conducido a querer solo la Verdad.

Desde hoy en adelante nunca volverás a ser capaz de realmente convencerte a ti mismo de que todos tus intentos de permanecer distraído o amoldado al mundo son realmente un logro. Encontrarás que tu mente comienza a penetrar en los hábitos inconscientes que has creado en un intento de esconderte de lo que aún se debe sentir. Sabrás perfectamente bien cuando simplemente te estás engañando a ti mismo. Empezarás a sonreír y dirás: “Oh, sí, aquí voy de nuevo. Podría igualmente poner eso a un lado. Y plantar mis pies firmemente en el suelo y, de hecho, ¡vivir con pasión desde la Verdad del Reino de los Cielos!”.

En El Camino del Corazón, vamos a hablar cada vez más directamente e incluso con más fuerza contigo. Porque viene rápidamente el momento cuando este planeta no estará dispuesto a tolerar más huéspedes desordenados en la casa que no estén dispuestos a vibrar a la frecuencia del ser hacia el cual el planeta mismo se está preparando para moverse. Por lo tanto, que no te agarre cuando estés regresando a casa un día y descubras que el propietario ha cambiado las cerraduras y no tienes un lugar para descansar tu cabeza.

Sino que más bien, conviértete en la encarnación viviente del Amor y viaja con tu Santa Madre en una nueva dimensión del ser. ¡Y nunca te olvides de cantar, de reír, de bailar y de jugar a lo largo del camino!

Mantente, por lo tanto, en paz, amado amigo. Amén




[1] Juan 8:32 “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (N. del T.)
[2] El 15 de abril es el día que se cumple el plazo para presentar la declaración federal de impuestos en Los Estados Unidos. (N. del T.)
[3] Mateo 10:38 “Y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. (N. del T.)


Nota:

Lección revisada, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 06/07/2016).


Nota del traductor

El traductor de este libro procede de Venezuela. Esta es una traducción no oficial. Se le recomienda a los lectores adquirir la traducción oficial en www.shantichristo.com también pueden obtener otros materiales complementario en la Fundación Shanti Christo. La traducción es casi literal para no alterar en nada el mensaje original de Jeshua ni la estructura del texto, es la intensión de Jeshua permitir que cada frase se retenga dentro del corazón, que cada idea llene la mente y el cuerpo con su frecuencia o vibración real. Ya que así fue diseñada cada palabra, la estructura de cada frase, la cadencia y el humor. Se ha evitado el uso de términos que pudieran desconcertar a los lectores de los otros países de habla hispana. La mayoría de los pronombres de la segunda persona del singular y del plural se han traducido por “tú/tu/ti/te/tus” incluso cuando está claro que Jeshua le habla a un grupo de personas. 


La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.

Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 


El Camino de la Maestría

se compone de tres libros:


1er  Libro   "El Camino del Corazón"

       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"

       de la Lección 13 a la 24


3er Libro  "El Camino del Conocimiento"

       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.

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