LECCIÓN 22
LA AUTO-HONESTIDAD — EL MÁS GRANDE ACTO DE AMOR
Amados y santos amigos, venimos con un solo propósito: a unirnos con la Mente del santo Hijo de Dios. Porque ciertamente, eso es lo que tú eres. Venimos a unirnos con esa Mente que ha estado allí desde el principio, desde antes de que las montañas y los mares surgieran, desde antes de que el universo surgiera, incluso desde antes de que la idea de espacio y tiempo surgiera.
Venimos, pues, para unirnos con la Mente del santo Hijo de Dios quien se ha mantenido en perfecta unión como la Filiación, en perfecta unión con su Creador, en perfecta unión con la Realidad y con el Amor. Como te hemos dicho varias veces, te pedimos que tomes de verdad una pausa para considerar esta afirmación:
Venimos a unirnos contigo, no desde un lugar que está por encima de ti o más allá de ti, sino en un lugar en el que ya habitamos eternamente.
Ni la percepción, ni la apariencia pueden cambiar la Verdad que es verdad siempre. Incluso en este momento mientras lees estas palabras, ¿puedes sentir y aceptar la verdad que ellos traen? La única razón por la que puedes entenderlos, la única razón por la que puedes sentir la verdad que viene a través de ellos se debe a que tú eres esa verdad, y a que tú sabes esa Verdad.
Hay un lugar dentro de ti que es ilimitado, eterno, invisible, incomprensible para la mente del mundo, incomprensible para los sentidos del cuerpo, pero perfecta e incluso simplemente comprensible para el silencio en el que habita el alma, comprensible en un estado de perfecto conocimiento.
Toda la enseñanza, independientemente de la forma —y hay muchas formas del currículo universal— tiene una sola meta específica: empujar a la mente del soñador más allá de su sueño, para regresar a esa mente a un estado de perfecto conocimiento. Algunos llamarían a esto iluminación, que es una inundación repentina de luz. La luz es la verdad y la verdad es el conocimiento, y el conocimiento es Amor.
Por lo tanto, cuando hemos venido a unirnos contigo, el único objetivo que tenemos es iluminarte, para que vuelvas tu conciencia, tu atención a lo que tú ya conoces. La única diferencia que hay entre el conocimiento y la creencia, es la misma diferencia que hay entre el Amor y el miedo, es que en un estado de conocimiento o de iluminación, la resistencia a la Verdad desaparece. Inicialmente quizá por solo un momento, pero con el tiempo ya no habrá ninguna resistencia a la simplicidad de la Verdad.
Esta transformación de un estado de miedo al Amor, o de la ignorancia (la ignorancia de la verdad) a la iluminación (la aceptación y el reconocimiento de la verdad) se produce en cada mente dentro del sueño de una manera muy específica. Es decir, esto tiene que ocurrir de acuerdo a lo que se requiera para liberar los patrones que se han establecido en esa mente en particular. En general, los patrones son los mismos para todos. Pero en su expresión, ellos adquieren una específica característica única.
Por lo tanto, el momento de tu iluminación, el momento de tu sanación, la forma en que se produce, y los contextos que son necesarios para que seas desafiado por ti mismo serán exclusivamente tuyos. ¿Por qué? Para que la creencia de tú has estado sosteniendo, nacida del miedo, pueda ser traída a tu atención y luego sea liberada.
Es por esto que en El Camino de la Transformación, es absolutamente esencial que nunca compares tu viaje con el de otro. Por todos los medios, presta atención a los viajes de tus hermanos y hermanas. Mantente abierto en todo momento para aprender, para crecer, para asimilar, para aplicar, para integrar, para considerar, y para reflexionar, sin comparar.
El ego siempre compara y contrasta. Él se ve a sí mismo; toma su auto-imagen y la compara con la imagen de otra mente, sin siquiera darse cuenta de que la imagen es algo que él ha creado. Él cree que está viendo lo que está afuera de sí mismo, que la imagen o el análisis de ese otro en realidad existe en ese otro —y que es posible hacerlo. El punto aquí es que el ego compara y contrasta, y luego llega a una conclusión acerca de su propia valía, de su propio progreso, de su propio estado de iluminación.
Todo esto debe ser una función del ego, porque, en realidad, tú eres como fuiste creado. Y dondequiera que te encuentres y en cualquier momento dado, la iluminación no está sino a una decisión de distancia. Esta decisión implica, solo una cosa: liberarte de la demente valoración que tú has puesto sobre cada cosa, sobre cada quien, especialmente sobre ti mismo. Esta decisión se basa en la voluntad de tomar a Dios en la Palabra de Dios. Esta decisión se basa en tu voluntad de cultivar el silencio.
EL SILENCIO INTERIOR — EL UMBRAL DE LA SABIDURÍA DIVINA
El tema, entonces, de esta lección es el cultivo de ese silencio interior, que es el umbral de la sabiduría divina. ¿Cómo, entonces, la mente llega a este verdadero silencio?
No es solo una cuestión de cerrar la boca. No es solo una cuestión de acallar los ruidos del mundo. Ciertamente, no es una cuestión de dejar de escuchar a los demás, ya sea que ellos hablen palabras de elogio o palabras de crítica. Muy por el contrario.
El silencio se puede cultivar en un sin número de maneras. Inicialmente, se verá como algo que se hace a través del cuerpo —respirar profunda y rítmicamente, sentarse a la orilla de un océano, sentarse debajo de un árbol y quedarnos absortos en el viento.
O simplemente practicar el antiguo arte de permanecer en silencio sin hablar mientras avanzas a través de los acontecimientos diarios.
Todas esas cosas comienzan a cultivar la relajación dentro del cerebro, el sistema nervioso y el cuerpo. Sin embargo, estas cosas de todos modos no son más que proyecciones de la mente. Así que aquietar el cuerpo, calmar el cuerpo, permitir que la actividad en los hemisferios cerebrales se relajen y sean más armoniosos, es de hecho, un paso inicial para traer la mente al silencio.
Pero mucho más profundo que estas cosas es lo siguiente: Ese auténtico silencio que es, de hecho, el umbral a la sabiduría (y la sabiduría no es más que la iluminación) requiere el cultivo de la auto-honestidad profunda. La honestidad es el acto en el que la mente ya no está comprometida a esconderse de su propia oscuridad.
He dicho muchas veces y de muchas maneras de que es necesario introducirse en la oscuridad del ego con el fin de descubrir lo que ya no desea más. En verdad, para cualquiera que haga tal viaje, en el que el ego se vuelve repulsivo, repugnante, y que se hace daño a sí mismo. Eso sería la única cosa que importaría.
Por lo tanto, entiende que en El Camino de la Transformación, aunque hasta el momento hemos cubierto mucho territorio en estas lecciones, la piedra angular del plan de estudios universal, debe ser siempre el cultivo de la auto-honestidad profunda. En la auto-honestidad, uno decide simplemente observar a la misma mente, simplemente al observar el comportamiento que fluye desde la mente a través del cuerpo, tal y como éste se expresa en el mundo. La verdadera auto-honestidad requiere tiempo. ¿Por qué? Debido a que el ego es el intento de sustituir la honestidad y la verdad con la deshonestidad y la falsedad.
Imagina por un momento, de que estás completamente iluminado en este momento. De que permaneces en un estado de perfecta libertad y de paz. De que eres uno con Dios. ¿Habría algo por lo que tendrías que ser deshonesto en tu propia mente? ¿Qué rincón de la mente te fallaría para aceptar la luz?
Por lo tanto, en verdad, amados amigos, entiendan bien que el ego es el intento de sustituir la honestidad con la deshonestidad. Él es la deshonestidad en sí misma. De hecho, uno podría ir tan lejos como para decir que aquellos que buscan al diablo solo necesitan mirar al ego, en cuyo caso el ego se vuelve egocéntrico. Tu sentido de identidad se encuentra envuelto en defender y proteger la falsa imagen de ti mismo.
Mucha resistencia está impregnada en tu dominio humano, el cual es solo esto:
"No, no voy a observar con honestidad. Tengo que mantener esta imagen en la que necesito creer que es la verdad acerca de mí mismo."
Eso no es Amor, y eso no es la Verdad.
UN EJERCICIO DE AUTO-HONESTIDAD
Amados amigos, tomen un momento y simplemente cultiven la auto-honestidad profunda con solo responder a estas preguntas:
¿Alguna vez tuve un pensamiento asesino?
¿Alguna vez manipulé a otra mente con el fin de tratar de obtener lo que yo creía que necesitaba?
¿Alguna vez retiré el amor por la sutil razón de hacer daño, o tratar de hacer daño a otro?
¿Alguna vez tuve fantasías sexuales irrespetuosas?
¿Alguna vez odié al mundo?
¿Alguna vez me desprecié a mí mismo?
Y por último, pero sin duda no menos importante, porque en verdad, si lo consideras, todas esas preguntas emanan de esta:
¿Alguna vez odié a Dios?
En perfecta auto-honestidad, la respuesta a cada una de esas preguntas solo puede ser "Sí." La mente honesta mira todo lo que ha surgido dentro de ella sin juicio. Porque no puede haber honestidad mientras haya juicio.
Piensa bien en las preguntas que te hemos hecho. Después, simplemente da un paso más adelante y preguntate a ti mismo:
¿Acaso me ha ocurrido alguno de estos acontecimientos dentro de mi mente recientemente?
Nota lo que pasa ahora. Presta atención a tu mente e incluso a tu cuerpo y a la respiración. ¿Qué ocurre a medida que comienzas a acercarte a la verdad? ¿Notas un poco de inquietud, la mente se ha vuelto más activa aumentando el parloteo?
Decídete por el silencio. Decídete por la paz. Porque la sanación se produce de acuerdo a la profundidad y al grado en el que la mente esté dispuesta a aceptar lo que ocurre dentro de ella.
La negación causa la separación — del yo respecto al Ser, del yo respecto a los demás y del yo respecto a Dios. Por lo tanto, la misma paz que la mente busca a través de las creencias religiosas no es posible, mientras la mente se niegue a sí misma.
Ten la seguridad, que cuando caminé en tu planeta como un hombre, con bastante frecuencia me sentía muy frustrado con los Fariseos que se paraban en las esquinas con sus hermosas túnicas largas, profesando creencias religiosas. Ellos tuvieron su justa recompensa. Es por eso que a menudo dije:
"Guardaos de los que vienen con vestidos de ovejas, pero que por dentro son como lobos rapaces."
Porque la mente que es deshonesta está en conflicto constantemente. Separa de sí misma su sexualidad como ser humano. Separa de sí misma su ira, su tristeza, su dolor, y sus pensamientos asesinos.
Pero la mente que se ha sanado ha aprendido a volverse sobre sí misma y a aceptar cada sombra sutil dentro de la mente. Porque solo el Amor, acepta todas las cosas, confía en todas las cosas, permite todas las cosas, y por lo tanto, trasciende todas las cosas. Y ya no necesita vivir con el miedo de que esas cosas puedan pasarle a ella.
La iluminación es un estado en el que el mundo —y el mundo no está fuera de ti, el mundo es el contexto, los pensamientos, las imágenes y las percepciones que tú has atraído a ti mismo— ya no puede seguir manteniendo poder sobre ti.
Esto no significa que dejas de existir. Este ha sido el gran error de la religión en contraposición a la espiritualidad. La religión te dará un conjunto de creencias, de ideas acerca de ti mismo, de normas que tú debes alcanzar. De esta manera la mente llega a la conclusión de que,
"Si soy una persona espiritual, no puedo estar enojado. Si soy una persona espiritual, no puedo tener fantasías sexuales con respecto a mi vecina."
Todo eso es absolutamente falso.
Porque en realidad, la experiencia en tu dominio la ha creado la mente y en esta experiencia ella es consciente de todas las cosas que son diferentes al Amor. Luego, la mente se divide a sí misma y proyecta una imagen llamada ego, hacia sí misma primero, y, obviamente, hacia los demás, y esta imagen es en lo que la mente más quiere creer que es verdad.
Pero recuerda, la creencia no es conocimiento. El conocimiento, por sí solo, le permite a la mente observar lo que surge dentro de ella sin juicio, sin miedo, sin identificarse con ello. La mente observa el mundo en perfecto perdón y dice:
"Ah, tan solo tuve un pensamiento asesino. Había imaginado que golpeaba a mi jefe en la cabeza con un martillo y que veía un chorro de sangre que le salía por el cráneo fracturado. Ah, sí, bueno, eso es tan solo es otro pensamiento que surge y desaparece en este dominio. Esto no cambia la verdad de lo que soy. Y yo soy libre para extenderle amor o de golpearlo con un martillo".
La mente que es libre y está en paz ya no está en conflicto dentro de sí misma. La mente que está sin conflictos permanece en perfecta vulnerabilidad. Ha aprendido a contemplar y a aceptar la verdad acerca de los fenómenos de la propia mente en este mundo de sueño. Está dispuesta a comenzar a ser honesta y cultivar la honestidad profunda con respecto a todos a su alrededor. Ya no hay más fingimientos. Ya no hay más manipulación o control. No hay inconsciencia, que es la energía que es separada pero que realmente lleva la batuta, incluso aunque esa mente parece que es inconsciente de ella.
La mente en conflicto consigo misma es peligrosa para sí misma, y por supuesto, por extensión, con todos los demás en todas las dimensiones. Por lo tanto, en verdad, queridos amigos, tengan cuidado con los que vienen vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos rapaces. Cuidado con la maldad del ego dentro de tu propia mente.
¿Cómo viene a ti vestido de oveja? ¿Te minimiza los comportamientos hirientes? ¿Te minimiza lo que en verdad es simplemente una falta de auto-responsabilidad? ¿Siempre te da excusas porque tu vida no progresa en el camino de llegar a ser más y más poderoso para dar a luz a Cristo?
Aprende a cultivar la auto-honestidad. Aunque suene como una cosa simple, esto te tomará mucho tiempo, simplemente porque la mente ha utilizado su propio poder para negar sus propias creaciones erróneas. No quiere ser la dueña de ellas. No quiere aceptarlas. Quiere tanto para ti y para sí misma que hasta cree que en realidad es un ser espiritual muy elevado.
Se vestirá con la ropa de oveja del ego, de la personalidad, de la máscara, de la autoimagen, la imagen proyectada en el mundo social. Y se aferra a eso como un túnica alrededor del cuerpo, que soportar el viento frío del invierno; y se aferra a eso sin importarle qué.
Una mente así es una mente insana, y una mente insana es hiriente. Una mente insana limita el flujo de Amor a través de la cual se podría sanar este mundo.
Por lo tanto, queridos amigos, a medida que avanzamos hacia el final de El Camino de la Transformación, nuevamente apuntamos y nos volvemos hacia un punto en nosotros mismos, hacia un punto en la profundidad de la mente para aprender a observarlo. Toma la lista de preguntas que te hemos ofrecido y simplemente repite este proceso diariamente.
Así que como ves, empezamos en la seguridad de permitirte mirar muy, muy, pero muy adentro del pasado para ver si algo de eso que alguna vez fue, continúa actuando en la mente. Ahora bien estamos llegando cada vez más y más cerca de la auto-honestidad de lo que ocurre en la mente justo aquí y en este momento, por lo que cada día hazte las mismas preguntas y ve cuál es la respuesta.
De esta manera, la mente se volverá más y más transparente. Aprenderás a observar a tus pensamientos asesinos, y a todas esas horribles cosas no espirituales que tú has tratado de empujar hacia abajo en el sótano. Cada vez más, mientras te dices a ti mismo la verdad acerca de ellos, y cada vez más a medida que encuentres uno o dos amigos dispuestos a decirse la verdad acerca de sus propias mentes contigo, la mente se volverá cada vez más transparente, y tendrás cada vez menos la necesidad de ocultar algo.
Una mente que ya no está comprometida con esconderse se vuelve más transparente a sí misma, y a través de ella el poder de Cristo puede empezar a moverse —con certeza, con conocimiento, con la gracia y con compasión.
La mente ha sido siempre el problema, pero no la totalidad de la mente —solo una pequeña esquina que se ha separado con una cerca, llamada el ego. Cuando te identificaste con solo esa parte de la mente, te volviste egocéntrico. El centro de tu identidad se convirtió en el ego y eso es la fuente del problema. Francamente, es como identificarse con una espinilla en la piel, y luego defender el pus dentro de él a toda costa.
El silencio es el camino que disolverá a esa espinilla y a ese pus para siempre. El silencio llega de muchas maneras, pero el principio fundamental es la auto-honestidad profunda. El acto de transformación entonces, El Camino de la Transformación, es un proceso mediante el cual tú aplicas presión sobre la espinilla del ego y ya no te importa que pus sale porque ya tú sabes qué hacer con eso.
La auto-honestidad es el mayor acto de amor que tú podrás experimentar dentro de ti mismo —más grande que cualquier unión sexual, más grande que cualquier adulación del mundo, y más grande que cualquier experiencia mística. La aceptación de la auto-honestidad profunda, la maestría de la misma, es el mayor acto de amor que la mente puede experimentar. Porque en perfecta auto-honestidad, se trasciende el mundo, el miedo se disuelve y la iluminación está presente. Y la iluminación es el recuerdo de la inocencia perfecta en unión con Dios.
Por lo tanto, en efecto amados amigos, tú que quieres, en verdad, llegar a conocer a Cristo, no mires fuera de ti mismo. Porque el Reino está dentro de ti. La mente es tu dominio y la mente eres tú mismo. Esta tiene ciertos componentes, tales como un componente emocional o de expresión, un componente del ego o de expresión. El ego, en sí mismo, no es incorrecto —incorrecto, bueno o malo, él simplemente es. El error —el meollo del asunto, el quid de la cuestión, es simplemente el error de identificarte a ti mismo con el ego.
Eso es lo que crea la tensión, la torsión de la cuerda que termina distorsionándolo todo. Tú dejas de juzgarte a ti mismo porque ayer tuviste un pensamiento sexual —¡Dios no lo permita! Te juzgas a ti mismo porque te sientes un tanto enojado. Te juzga a ti mismo, porque un pensamiento pasa por la mente, "¿Cuál es el punto de estar en el planeta?" Mientras te identifiques con esos pensamientos, estás en problemas.
Pero cuando los veas solo como un flujo inocente, como un movimiento temporal de energía a través de un vasto dominio llamado la mente, entonces sabrás que eres libre. Comenzarás a probar la espaciosidad y el silencio que está siempre alrededor de los bordes de todo lo que surge en la mente. Comenzarás a identificarte con esa espaciosidad, con esa paz. Y allí, la sabiduría regresará suavemente. Comenzarás, de nuevo, a recordar que fuiste creado para crear. Y la creación es extensión, no proyección. La extensión es la que inunda o extiende hacia fuera lo bueno, lo santo, y lo bello.
Ya nunca más te justificarás por no tomar acciones para extender la compasión hacia otras mentes en el mundo. Pero en vez de eso empezarás a envolverte entorno a este mundo, entorno a este planeta, incluso en torno a este universo. Y proclamarás y sabrás en lo profundo de tu ser que tú eres el santo Hijo de Dios y no te conformarás con menos que con el ¡Cielo en la Tierra!
Los problemas ya no te parecerán tan grandes o complejos, porque tú permanecerás en un estado de verdad y de conocimiento que es más grande que el mundo. Porque tú sabes que a través de ti, Dios puede hacer cualquier cosa —¡si solo diriges tu atención, y abres las compuertas y permites que suceda!
Comenzarás a entrar en el más grande lugar de poder que existe. Esto es verdaderamente lo que se entendió, incluso en tu religión cristiana, que Cristo regresó al cielo y se sentó a la derecha del Padre. El que está sentado a la derecha es el general en jefe, aquél que hace que todo suceda. Sentarse a la derecha de Dios es permitir que tu mente permanezca en la mente-derecha. Y con la mente-derecha no ves separación entre tú y tus hermanos y hermanas, lo que significa que no ves ninguna separación entre tú mismo y el mundo.
Llegar al Cielo ya no es más una atracción. Lo es traer el Cielo a este mundo. Traer luz a la oscuridad es lo que importa. Con el deseo constante de traer más luz a tu propia oscuridad es la manera en la que tú vives, momento a momento, deseando muchísimo más luz, muchísimo más luz y muchísimo más luz:
¿Qué necesito para soltar, para dejar ir?
¿Cuán profundo puede llegar mi auto-honestidad?
¿Cuán amplio puede mi compasión por la vida extenderse?
¿Qué acciones debo tomar actualmente en este mundo?
¿Qué estoy defendiendo?
¿A qué le tengo miedo?
¿Estoy dispuesto a llegar a ser tal poderoso conducto para Cristo que me tome la responsabilidad de la expiación y que le diga Jeshua que se haga a un lado?
Porque la mente-derecha sirve solo la Voz de Dios. Ya no tiene ningún interés en defender la voz del egocentrismo.
Por lo tanto, amados amigos, por los próximos treinta días, practiquen la auto-honestidad. Utilicen las preguntas que les hemos dado para cada día. También, simplemente siéntense con un bloc de papel y un lápiz y pregúntense:
¿Qué pensamientos han pasado por mi mente el día de hoy?
Si lo desea, puedes dibujar una línea a lo largo del papel por el centro hasta abajo y por un lado colocas los pensamientos de amor, y en el otro lado los pensamientos de desamor —recuerdas que esos son solo tus propios juicios— y observa que surge.
Verdaderamente en realidad, en el dominio y dimensión física, nadie está sin pensamientos de desamor. ¿Por qué? Debido a que la mente es un gran espacio a través del cual los pensamientos, como las ondas de radio, pasan constantemente. Siendo muy francos, y esto lo hemos hablado contigo antes, al final tú no sabes muy bien quien está haciendo los pensamientos. Tú solo eres consciente del pensamiento que surge en tú mente. El ego dice:
"Yo soy esto. Yo no soy aquello. Este pensamiento debe ser mío. Ese pensamiento debe ser tuyo”.
En verdad, todos ustedes están nadando en el mismo mar, y no hay más un pensamiento que surge y desaparece. Tú tiene el poder de discernir y seleccionar qué pensamientos tendrán valor para ti. Pero es imposible alejar de ti los que has decidido juzgar como pensamientos no espirituales. ¿Te puedes imaginas que llegues a ser tan libre que cuando surja un pensamiento de asesinato, este te hace reír y le dices la verdad? "Ah, cuando te inclinaste sobre la mesa y te comiste la papita frita de mi plato, vi en una imagen que yo tomaba una enorme hacha y te cortaba la mano y hacía que te comieras tus propios dedos. ¡Ha, que pensamiento!"
Porque es el aceptar y permitir con perfecta auto-honestidad lo que le devuelve a la mente la cordura. Es la negativa a ser honesto lo que crea el conflicto y la tensión en la mente y esto es a lo que llaman locura. Y la locura es un estado en que la mente no está en paz, y Cristo no puede entrar allí.
Muchos de ustedes vienen de una tradición que llaman Catolicismo. Dentro de ella hay una práctica llamada la confesión. Esta es realmente la idea de la práctica, aunque, por supuesto, ésta ha sido utilizada para establecer la culpa —este no es el punto. La confesión significa que estás dispuesto a ser honesto. El sacerdote estaba destinado a ser una representación, un símbolo, de Dios o de la Mente de Cristo. Para que te sientes en tu cajita (el pequeño habitáculo del confesionario), que es realmente el símbolo de entrar en tu propia privacidad interior —y le digas la verdad a tu Yo Superior, al Ser que te ama de todos modos, a la Mente de Dios, que acepta todas las cosas y trasciende todas las cosas.
Ahora bien, en verdad, esa Mente no te dirá que debe rezar 947.000 "Ave Marías" y barrer las calles de la ciudad como penitencia. Se limitará a decirte:
Hijo Amado, ya estás perdonado.
Porque tú has regresado a la cordura simplemente por medio de confesarle, a lo más profundo de tu Ser, lo que ha surgido y desaparecido en la mente inferior —la mente asociada con el cuerpo en el campo de la temporalidad. Es como si solo fueras a la profundidad del océano, y en el silencio de la misma, le dices:
"Sí, yo estaba justo ahí en la punta de la espuma de la ola y era parte del inmenso caos que había ahí. ¡Qué hay con eso!"
Y el océano continúa siendo lo que siempre ha sido.
La falta de honestidad en uno mismo lleva a la falta de honestidad en la relación. Y la falta de honestidad en la relación crea la tensión y el aspecto de la separación y de la culpa, que es la misma némesis que el alma está tratando de superar. La auto-honestidad entonces —el retorno a la paz perfecta— requiere, al final, el cultivo de la vulnerabilidad para:
En mi perfecta vulnerabilidad, encuentro mi perfecta seguridad.
Los vulnerables son los mansos, los que han regresado a su propia inocencia y saben que las opiniones y los juicios de los demás no pueden hacerles daño. Viven simplemente siendo honestos con ellos mismos, sin pretensiones, sin imágenes, ya no les concierne ese mundo, el mundo demente.
Se vuelven cada vez más en el conducto a través del cual el poder y el Amor de Dios comienza a trabajar. Y a través de ellos, se alcanzan a otras mentes. Sin ellos saberlo, se convierten en un ser viviente, en un conducto que camina (tanto como el cuerpo dure) a través del cual la gracia se transfiere a otras mentes. Y en presencia de uno de ellos, otras mentes se sanan espontáneamente.
Otras mentes son atraídas a un ser así, no porque ellos estén haciendo algo, no porque ellos se perciban a sí mismos como grandes, sino porque saben que solo Dios es grande. Ya no hay un yo que ellos estén tratando de defender. Todo se vuelve simplemente un contexto en el que ellos pueden ser usados por el Espíritu Santo para llevar a cabo la expiación. Ellos caminan por el mundo, siendo desconocidos por el mundo, sin ser vistos por el mundo. Parecen muy comunes y ordinarios. Ellos solo se limitan a hacer lo que el Amor les pide que hagan.
Tú estás dando a luz a Cristo. Nada puede evitar que esto ocurra ahora. Simplemente confía en cada momento. Entrégate en cada momento. Acepta tu compromiso con la Realidad.
Enséñate solo amor a ti mismo, amando a lo que habías odiado y juzgados, por medio de aceptar y permitirte a ti mismo sentir y saber lo que está pasando a través de la mente y del cuerpo de todos modos. Acéptalo. Mira a tu humanidad ordinaria, no como un obstáculo para la paz, sino como que a través de ella la paz puede ser extendida.
Amado amigo, hay un profundo e inmenso tesoro que te espera si pones el mensaje de esta lección en práctica con pasión, incluso con celo, y con el pleno compromiso con tu propia Cristiandad para que veas que tú eres digno de la más profunda honestidad que puedas alcanzar, que puedas confesar, ¡que puedas vivir! Por último, la más profunda, honesta verdad es:
¡Yo y mi Padre somos uno! ¡Yo soy el Cristo eterno!
Amados amigos, que la paz, sea con ustedes, en este día. Diviértanse con los ejercicios que les hemos dado. Y sepan lo mucho que son amados. Amén.
La organización Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.
Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/
Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz,
El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:
1er Libro "El Camino del Corazón"
de la Lección 1 a la 12
2do Libro "El Camino de la Transformación"
de la Lección 13 a la 24
3er Libro "El Camino del Conocimiento"
de la Lección 25 a la 35
de la Lección 1 a la 12
2do Libro "El Camino de la Transformación"
de la Lección 13 a la 24
3er Libro "El Camino del Conocimiento"
de la Lección 25 a la 35
Recomendaciones:
- Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
- Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
- Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
- Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.
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