LECCIÓN
9
TODOS
LOS EVENTOS SON NEUTROS
En verdad, una vez más, saludos
cordiales para ti, amado y Santo Hijo de la Luz Divina, vengo en lo adelante a
permanecer y a morar contigo como tu hermano y tu amigo quien te contempla y que
no ve nada más que el Rostro de Cristo en ti. Cristo es el primogénito del
Padre. Es decir, Aquél que es el único, el unigénito, y no fabricado. Cristo es
la creación de Dios. Cristo es el Santo Hijo de Dios. Cristo es como un rayo de
luz de sol, que irradia por siempre desde la Santa Mente de lo que he llamado Abbá, el Padre.
Por lo tanto, vengo a morar y a permanecer
contigo en perfecta felicidad, en perfecta libertad, y en perfecta realidad.
Vengo a unirme con esa parte de ti que permanece por siempre en perfecto conocimiento,
en perfecta paz, en perfecta sabiduría, y en perfecta unión con tu Creador.
No vengo a hablar de cosas que no conozcas.
No vengo a usar palabras que no habiten ya dentro de ti. No vengo con una
sabiduría que tú ya no contengas. No vengo con un Amor que sea más grande que el
que ya florece en los silenciosos espacios de tu propio corazón. No vengo a ponerme por encima de ti.
Vengo solamente a caminar como alguien igual a ti a tu lado.
Vengo porque te amo. Vengo porque soy tu
amigo. De todas las cosas que yo podría haber elegido hacer con el poder
ilimitado de consciencia que me fue dado equitativamente a mí por mi Padre, como
igualmente te fue dado a ti, de todos los lugares, dimensiones y mundos en los
que yo podría haber residido en este momento, de hecho en verdad, elegí venir a
permanecer contigo para cerrar la
brecha que pareciera que aún te separa de mí.
En realidad, todas las dimensiones de la
Creación residen en un espacio mucho más pequeño que la punta de un alfiler. En
realidad, todas las dimensiones de la Creación son tan vastas e inmensas que
nunca podrías medirlas. En realidad, no existe ninguna brecha entre donde tú te
encuentras y donde yo estoy. Es por esto que no puedo estar más alejado de ti
que a la distancia de un pensamiento. Pero, oh, amado amigo, el poder de un
pensamiento es el poder de crear universos, y dentro de esos universos crear
aún más universos, y dentro de esos universos crear mundo tras mundo, tras otro
mundo, tras otro mundo, tras otro mundo.
En esta tu experiencia actual de vida en
la que momentáneamente tu atención pareciera que está enfocada en tu mundo
único, en la que compartes algunas cosas en común con muchos otros seres. Tienes
lo que en tu mundo se llama una realidad
consensuada —diríamos una experiencia
consensuada— que ha nacido a partir
de la realidad universal. Amado amigo,
incluso aun cuando permanezcas en tu consciencia en este momento, tú eres el
creador del mundo que experimentas. He incluso haces esto de formas muy
ordinarias. Cuando estás de pie, cara a cara con alguna persona y si por una
fracción de segundo, alteras la posición de tu cuerpo desde la cual la observas
—tomando una nueva posición, una nueva perspectiva— en esa fracción de segundo,
has creado para ti mismo una nueva experiencia.
Cuando observas a un amigo, y la mente
se dirige desde la neutralidad —que es desde donde siempre comienza cada
experiencia— hacia un pensamiento como este:
“Esta es mi amiga María. Este es mi amigo, San Germain. Este es mi amigo,
Pedro. Esta es mi amiga Johana. Este es mi amigo, Nathanael”. Cualquiera
sea el nombre que utilices, cuando tienes un pensamiento como ese, ya has
comenzado a cambiar la experiencia.
Literalmente eres un creador en ese
momento. Porque cuando nombras a cualquier cosa, la defines de acuerdo a los
factores que hayas incorporado al nombre que utilices. Cuando contemplas a un
campo de energía que surge del misterio de la Tierra y pronuncias la palabra “árbol”,
instantáneamente habrás atraído a tu experiencia manifestada todo lo que alguna
vez tú hayas decidido asociar con el campo de energía que has llamado “árbol”.
De esta manera, tu experiencia es totalmente única. Nunca antes de eso fue así;
nunca jamás volverá a ser así. Nada podrá repetirla. Esta es la razón por la cual
la Creación es por siempre nueva.
Sí, claro que tú puedes estar parado al
lado de un amigo mirando a un árbol asintiendo con la cabeza y luego decir: “Por supuesto, que eso es un árbol. Sí, veo
las ramas. Veo las hojas”. Pero tan pronto como lo has nombrado, habrás hecho
que surjan todas las asociaciones que hayas atraído hacia ti mismo, de tu
experiencia con ese campo de energía que has llamado “árbol”. Ten por seguro
que, aquellos a los que en tu mundo llaman ecologistas y a los que han etiquetado
como leñadores definitivamente verían cada uno de ellos una experiencia
diferente, aunque ambos utilicen la misma palabra “árbol”. ¿Cuál experiencia sería
la correcta, y cuál sería la errónea? Esto no sería aplicable.
En esta lección, queremos abordar el
tema acerca de una de las piedras
importante que tú debes arrojar en la cristalina, y calmada piscina de tu consciencia.
Que simplemente es esta:
Todas las redes de relaciones, todos los campos de
energía, son “absolutamente neutros”.
Lo que crea la experiencia es la manera,
la forma en la que tú decides como vas a ver (interpretar) a esa red de relaciones,
a ese campo de energía. El efecto de
esta decisión (de esa interpretación) es también completamente neutro.
¿Pero cómo puede ser eso? Porque cuando
un leñador ve a un “árbol” y no ve más que a la ganancia que puede obtener de
él, los bosques desaparecen. Y cuando un ecologista ve a un “árbol”, el árbol permanece
y los poderosos búhos y las aves tienen un lugar donde hacer su hogar. Ciertamente,
¿es qué acaso no estamos aquí nosotros para perpetuar, para darle continuidad a
la misma realidad, a la misma experiencia que han tenido todos los seres
humanos? ¿No se produce una pérdida cuando el bosque desaparece? Escucha bien y
con mucha atención:
Todos los eventos son neutros. “Tú” eres el que le
da el valor que tienen.
Ahora, ¿eso significa que uno debe volverse
insensible, inconsciente y ciego ante sus acciones? Por supuesto que no, porque
parte del despertar significa darse uno cuenta de la interconexión que tiene uno
mismo con la red de todas las relaciones. Significa despertarse haciendo una reverencia
ante el misterio que es la Vida. Pero también significa liberarse del juicio que
pudiéramos tener con respecto a otro ser que podría ver el árbol de una manera
diferente. Pues como te habrás dado cuenta, el cuerpo que has cristalizado a
partir del campo de energía infinita tiene un solo propósito. Ser un medio de
comunicación.
Por lo tanto, deja que tu percepción primordial,
que la principal luz que te guíe en tu experiencia de la tercera dimensión sea
esta:
¿Qué
elijo comunicarle al mundo
con
cada gesto, con cada respiración, con cada palabra que hable,
con cada decisión que tome?
Porque de manera incesante, mientras el
cuerpo dure, estarás comprometido en el proceso de comunicarte con el mundo, al
poner de manifiesto ante el mundo, lo que has elegido valorar, lo que has atraído
a tu experiencia e imbuido de valor. Esto significa que de forma incesante, tú
te dedicas a enseñarle al mundo lo que crees que tiene la mayor verdad, lo que
tiene el mayor valor para ti.
Cuando un ecologista observa a un
leñador, se exaspera y juzga al leñador, o viceversa, entonces el cuerpo se
utiliza para comunicar el valor de ese juicio. Esto crea miedo y contracción.
El resultado de que muchas, pero muchísimas mentes elijan valorar que tienen el
derecho de juzgar, produce el efecto de eso que llamas tu mundo, en el que todo parece estar expresando conflicto, lucha,
eso que tú llamas “encontronazos” —el conflicto, el Armagedón de ideas opuestas
que se enfrentan unas contra otras. Y justo en el fondo de todo eso, todos los
eventos han permanecido completamente neutros.
Incluso si los bosques de tu planeta fueran
completamente arrasados, esto sería un evento neutro. ¿Por qué? Porque si todos
los árboles fueran arrasados, si el mismo planeta físico que llamas la Tierra
muriera, disolviéndose de nuestra vista, la Vida
continuaría. La Vida simplemente crearía mundos nuevos. Lo hace todo el tiempo.
Tú lo haces todo el tiempo.
Por lo tanto, los eventos que
experimentas son siempre neutros. Aquello que ves que ocurre en el mundo que te
rodea permanece neutro hasta que tú tomas
la decisión de lo que ello será —para ti.
Al nombrarlo, entonces, lo defines. Cuando lo defines, atraes hacia ti mismo a
todo lo que has asociado a eso.
Es por esta razón que una vez enseñé que
es muy sabio perdonar hasta setenta veces siete[1]. Es
por una razón muy interesada. Si alguien te hace algo "malo" y tú gastas tu
energía tratando de convencerlos de que ellos te han hecho algún "mal", de que tienes
el derecho de estar enojado y de atacarlos de cualquier forma, estarías atrayendo
hacia ti mismo —incluso hasta en las células del cuerpo— a la energía del
conflicto, el juicio, la guerra, la muerte, la enfermedad, la infelicidad y la
separación —así de rápido, ¡instantáneamente!
Pero si perdonas hasta setenta veces
siete, entonces en cada uno de esos momentos de perdón, atraes hacia dentro de
tu campo de energía aquello que te recuerda el Amor incondicional, la paz
perfecta, el poder que trasciende todo lo que surge en el mundo. Atraes hacia ti
mismo a la realidad de Cristo. Y todo ello depende de nada más que de las
piedras que arrojas en tu mente.
CONTEMPLA
CON INOCENCIA AQUELLO QUE VALORAS
Entonces, ¿dónde has puesto la línea
divisoria? Dónde has dicho:
“Permitiré la neutralidad de todos los eventos en ‘este’
ámbito, pero no en este ‘otro’ ámbito”.
“Si algunos de mis amigos se divorcian o se separan,
bueno eso estaría bien, veré eso como algo neutro. Pero si mi pareja me deja,
eso ya no sería neutro. Si el padre de mi amigo les dejara en herencia tres
millones de dólares a sus hijos, bueno, eso estaría bien. Eso es un evento
neutro. Pero si mi padre dona sus tres millones de dólares a obras de caridad y
me hace a mí un lado y no me toma en cuenta, eso ya no sería un evento neutro”.
“Si los ríos de un país que está en el otro lado del
mundo de donde yo me encuentro, se contamina porque la consciencia de una
comunidad permitió que una fábrica se construyera sin cumplir con las normas
ambientales, bueno, eso está ocurriendo en el otro lado del mundo, eso es un
evento neutro. Pero si la construyen en mi patio trasero, ya no sería neutro”.
Siempre es muy sabio observar amorosamente
para ver, para que te des cuenta, dónde has puesto la línea divisoria, para ver
aquello que vas a mirar como neutro y aquello a lo que te aferras como si
estuviera lleno de significado y de un valor que es incuestionable para ti. Porque
es allí donde encontrarás lo que requiere de perdón dentro de ti. Hemos
compartido contigo que la maestría es un estado de “ausencia de miedo”. Cuando
valoras algo y luego te vuelves inflexible al sostener que ese valor existe en
el evento en sí o en el objeto fuera de ti, te has asegurado un lugar en el
miedo. Y la “ausencia de miedo” estará tan alejada de ti como el oriente está del
occidente.
Observa y busca bien, entonces, para ver
dónde has colocado un valor, dónde has valorado algo y has insistido en que ese
valor es inquebrantable. Cuántas veces en cada uno de tus días has dicho:
“¡Oh, amigo! Si mi perro se muriera yo no sería
capaz de soportarlo. Eso sería el final para mí”.
O si has dicho:
“Si los bancos quebraran... ¡oh, Dios, yo no sería
capaz de soportar eso!”
Ten cuidado con lo que decretes. Observa
muy bien para ver dónde estás como enredado, involucrado emocionalmente con el
valor que has puesto sobre algo o sobre alguien. Cualquier relación de cualquier
tipo, ya sea la relación con tu pareja, la relación con tu cuerpo, la relación
con tu gato o tu perro, la relación con tu cuenta bancaria, la relación con tu
gobierno —mira en todas tus
relaciones.
Porque tú has hecho de las relaciones lo
que son. ¿Dónde uno podría experimentar la libertad? salvo dentro de una consciencia
que ha aprendido a transcender la contracción del miedo. Y el miedo es el
resultado de tu apego a los valores que has puesto en los eventos que
experimentas, que se componen de los acontecimientos, personas, lugares y cosas.
Todos estos son en realidad solo eventos (neutros).
Cada red de relaciones viene a ti de
forma perfectamente neutra. Tú la decretas al nombrarla y definirla. Cuando alguien
llega hasta ti con ira y tú reaccionas, reconoce que primero tú decidiste que esa
persona tiene ira, y con ello has atraído hacia ti mismo a todas las
asociaciones que alguna vez decidiste valorar respecto a lo que significa la
ira.
Y, sin embargo, en ese preciso momento,
tú tienes el poder de ser testigo, de atestiguar al campo de energía que está circulando
a través del cuerpo, la mente y el habla de esa otra persona, y ver eso como
una danza de energía, un misterio que surge de alguna fuente invisible, de
alguna red de relaciones que no se ve. Podrías mirar a ese evento, a esa red de
relaciones con curiosidad y asombro si la definieras de una manera diferente.
Esto es verdad con respecto a todas las
cosas que surjan. Incluso aquellas cosas que han sido llamadas las grandes
enfermedades que parecieran que amenazaran a la vida del cuerpo en tu mundo, incluso
esas cosas pueden ser contempladas con total neutralidad. Pero si las defines
de una manera específica, habrás atraído hacia ti mismo el temor de ese evento,
que vendría además con todas las asociaciones que has aprendido del mundo y de
tus propias experiencias.
El mensaje de esta lección es simple,
pero es muy importante. Se basa en todo lo que hemos compartido previamente
contigo. Tú eres un creador, y no puedes dejar de crear. La pregunta, entonces,
sería:
¿“Qué” vas a crear en cada momento?
Mucho más allá de toda la gran emoción
de la magia de crear eventos u objetos en la realidad de la tercera dimensión, también
están las cualidades que tú creas,
como la paz, lo ilimitado, el perdón, la compasión y la sabiduría. Estas
también son creaciones.
La compasión no la vas a encontrar flotando
por ahí en el universo hasta que la manifiestas
y la cultivas dentro de tu propia
consciencia. La Consciencia de Cristo no podría decirse que verdaderamente existe
—para ti— hasta que la creas adentro de ti mismo. Tu unión con Dios ni
siquiera existe —para ti— hasta que
decides abrirte a la experiencia de vivirla. Así como una comida que nunca has
probado, bien podría decirse que no existe para ti hasta que viajas a ese país,
la compras y la introduces en tu cuerpo. O como debería decirse en estos
tiempos modernos, hasta que vas a la tienda de comestibles y la buscas en la
sección del gourmet internacional. ¡Hmm!
No puede decirse que algo existe —para ti— hasta que hayas probado la experiencia de vivirlo. Así que cuando oigas
hablar de la iluminación, cuando oigas hablar de unión con Dios, cuando oigas
hablar de Amor incondicional, deja de asentir con la cabeza pensando que sabes
lo que significan estas cosas, y dirige tu atención hacia tu interior. ¿Habitas
y permaneces en la experiencia vivida
de estas cosas? Inmediatamente sabrás la respuesta.
Si tu respuesta es:
“No. Yo he oído hablar de la iluminación y he tenido
algunos destellos, pero realmente no sé lo que es porque no la he sentido
completamente en mi experiencia de vida”.
De inmediato sabrás que debe haber algo
que has valorado que no es la
iluminación y en la que tú insistes que permanezca alojada en tu consciencia.
¿Qué es? Búscala, encuéntrala y decide si todavía la deseas.
Nosotros hemos percibido que hay muchas personas
en el mundo a las que les gusta caminar por todas partes como si estuvieran en un estado de paz con
sonrisas en sus rostros. Tal vez llevan la Santa Biblia en la mano o algún otro
texto parecido. Llevan algún ícono religioso sobre su cuerpo para crear la
apariencia de alguien que está en paz. Pero por dentro, no están en paz. Cuando
ellos encienden su televisor y ven cómo el leñador ha talado otro árbol, por
dentro le responden llamándolo “ignorante”, “estúpido” o “limitado”.
En ese momento, le han expresado al
universo la verdad que ellos han elegido vivir:
“Yo no soy alguien que quiere saber lo que es la
paz. Yo no soy alguien que esté interesado en el perdón. Yo no soy alguien que
esté interesado en la sabiduría. Estoy interesado en el juicio y en lo ‘muy superior’
que me siento en mi cuerpo a través del acto de juzgar a los demás como si
ellos fueran inferiores a mí”.
En pocas palabras, es el momento de
renunciar a la hipocresía, a la actuación fingida. Es el momento de que
empieces a verte a ti mismo desde la perspectiva de un absoluto e incesante
creador. Comienza a observar, a darte cuenta de aquello que exactamente estás
creando en cada momento de tu experiencia. Trae la cualidad de la inocencia
infantil a lo que realmente estás experimentando, no a lo que le dices a todo los
demás que tú estás experimentando. Es el momento de ser honesto con los efectos
de las ondas de las rocas o de las piedras que has arrojado en el campo de tu
consciencia como si fuera un gran campo de juego.
Porque un creador que ha llegado a entender
su infinito poder de crear y que entiende que esto va a continuar sin fin, por
siempre —que los efectos que ha estado generando momento tras momento, momento
tras momento, son de hecho los que van a construir sus mañanas— gustosamente entregaría la energía de la
negación. Y se dirigiría a observar a cada momento de su experiencia de forma
que pueda discernir que elección debe haber hecho para lograr los efectos que
actualmente está experimentando.
Cuando te llega una cuenta, una factura,
y tu cuerpo se estremece temblando y comienzas a preocuparte y te contraes
porque no hay suficientes monedas de oro (de dinero) en la chequera para pagarla,
un creador consciente se detiene, hace
una pausa y observa todo lo que está experimentando en el campo del cuerpo, en
el cuerpo emocional y en los pensamientos que sostiene en la mente.
El creador comienza a darse cuenta, comienza
a notar la forma en la que está viendo a los objetos a su alrededor, en el
mundo a su alrededor, con el fin de comenzar a preguntarse asombrado:
“¿Qué pensamiento debo haber arrojado a la piscina
de mi mente para crear el efecto de la falta de monedas de oro (de dinero)?
¿Y es ese el pensamiento que quiero seguir arrojando
en mi mente de forma que pueda crear efectos similares a esos en mis mañanas?”
Aquí está el portar a la sabiduría. No hagas
creaciones de forma inconsciente para luego darte media vuelta y marcharte como
si no importaran. Sino que en vez de eso aprende de forma incesante de tu propia
creación. Porque de esta manera comienzas el proceso de disolver la creación de
un ser no-iluminado y comienzas a construir la creación de un Cristo —aquí y
ahora, en este momento.
EL
PODER DE TUS PENSAMIENTOS
Nunca, jamás creas que tus pensamientos son neutros. Dije antes que
los eventos son neutros, pero tus pensamientos no lo son. Porque tus
pensamientos, literalmente, están imbuidos con el poder de la creación. Tus
pensamientos no crean de forma neutra. Es decir, cada pensamiento reverbera una
cualidad de vibración que se propaga afuera de ti, toca las orillas de las
costas de la realidad manifestada, y regresan a ti. Eso es lo que experimentas
como los acontecimientos positivos y negativos de tu vida.
Ahora bien, es una gran verdad —por
favor escucha esto cuidadosamente— que en cualquier momento mientras transcurre
tu experiencia, a medida que experimentas la reverberación, el regreso de las
ondas que has enviado hacia afuera, en ese mismo momento no eres víctima de lo
que has creado. Debido a que en cada uno de esos momentos tú permaneces tan
perfectamente libre como lo eras cuando la primera vez que arrojaste la piedra
en el estanque que creó en primer lugar la onda. Tú eres libre de elegir cómo
vas a experimentar el efecto de esa onda.
Y si experimentas eso (el regreso de la
onda) con libertad incondicional, con aceptación incondicional, con Amor, con
perdón, con neutralidad e inocencia, tú, literalmente, desactivas los efectos
de esa onda en la piscina de tu consciencia. Y entonces, en ese momento, te vuelves
instantáneamente libre para empezar a crear, de una nueva manera, las ondas que
experimentarás en el futuro. Y es por eso que nunca eres una víctima de la
creación de nadie, ni especialmente de tu propia creación.
No es que la vida ha llegado a ser tan
compleja porque has creado todos esos impulsos y ahora estás atrapado en ellos.
En cualquier momento que lo entiendas,
que lo captas, tú podrías dejar de reaccionar como si fueras una víctima, y contemplar
simplemente a las ondas que están regresando a ti y que habías enviado hacia afuera
de ti mismo y expresar:
Esto ha llegado a mi campo de experiencia como un
impresionante misterio.
¡Esto quiere decir que yo soy un ser increíblemente
poderoso!
Por lo tanto, voy a contemplar amorosamente a esta
onda.
Sí, ya sé que necesita manifestarse.
Pero a medida que lo hace, voy a ser lo suficientemente
sabio para ver lo transparente que es,
para ver la falta de efecto que realmente tiene. No cambia lo que soy.
No añade nada a mi vida. No toma nada de ella. No me
quita nada.
Simplemente es una experiencia llamada vida pasando
por el campo de mi consciencia.
Si la contemplo amorosamente, si la abrazo, si la
acepto, puedo transmutarla, y por lo tanto, ya me estaría comprometiendo en el
proceso de creación de un tipo totalmente diferente de onda vibratoria que va a
crear mis mañanas.
Esto significa que mientras el poder de
tus pensamientos no es neutro, los eventos que llamamos efectos, que son los
efectos de esos pensamientos que pueden ser neutros o no neutros, dependiendo
de cómo se utilice el poder muy primordial de la consciencia. Estamos tratando
de compartir contigo cuan infinitamente libre
tú eres.
Hay muchos en el mundo que enseñan una
doctrina ilusoria que denominan el karma
—que postula que aquella onda que envías ahora, debes experimentarla tarde o temprano, y que de la forma cómo vas a
experimentarla está directamente relacionada con la cualidad de la onda que enviaste.
Eso no es verdad. Eso te convertiría a
ti en una víctima.
Si estás hecho a imagen y semejanza de
Dios, y yo te aseguro que lo estás, no eres una víctima del mundo que ves. No
puedes, en realidad, ser víctima ni de nadie, ni de nada, en ningún momento
porque tu realidad es que tú estás hecho a imagen de Dios. Si realmente
pudieras ser una víctima, significaría que Dios no crea a semejanza de Sí Mismo.
¿Puede acaso un salmón provenir de un roble? ¿Puede una nebulosa salir del
vientre de una mujer? ¿Puede acaso una frambuesa crecer en el estante de una
tienda de comestibles? No. Lo semejante
engendra lo semejante.
Por lo tanto, ¿por qué llegaste a creer que
Dios —Quién no es más que Amor, Poder y Creatividad Ilimitada— podría alguna
vez engendrar algo que fuera pequeño, diminuto e impotente? Eso jamás podría
llegar a ocurrir. Dios no puede ser una víctima. Por lo tanto, la Creación de
Dios permanece sin ser una víctima.
Todos los eventos permanecen neutros, y
todo lo que el ecologista y el leñador están haciendo es usar el poder de la
consciencia para crear momentáneamente “la creencia” de que son esto y no aquello. Valorizan o ponen un valor de su elección sobre un evento
de energía que ellos llaman “árbol”. Y por medio del valor que han puesto sobre
él, atraen a la cualidad de la experiencia que tendrán en el campo de la consciencia.
Eso es todo lo que ha estado pasando.
La energía que hizo al árbol es eterna
por siempre. Puede cambiar de forma, pero la Vida permanece. Por lo tanto, no
lamentes la extinción de una especie, sino que confía en la Gran Inteligencia
que en primer lugar le dio surgimiento. Porque todavía esa Gran Inteligencia sigue
ocupada creando universos aún mayores. Es por eso que la pérdida no existe.
¿Cómo se relaciona todo esto con tu
experiencia diaria? A medida que nos adentramos en las lecciones que siguen, esto
que hemos visto será muy importante,
porque te permitirá tener una base, unos fundamentos sólidos sobre los cuales puedas
seguir construyendo y avanzar.
CINCO
MINUTOS AL DÍA — LA BASE DE LA MAESTRÍA
Si estás listo para asumir la total
responsabilidad de haber sido creado a imagen de Dios y que, por lo tanto, eres
un eterno creador, empieza ahora a
utilizar algo del tiempo de cada día, sin dejar pasar un día en el que te sientas contigo mismo. No con tu pareja, no con tus padres, no con la
televisión, no con tu equipo deportivo favorito, no con tu actriz o actor
favorito, no con tu religión favorita, no con tu dios, maestro, o salvador favorito,
ni siquiera conmigo. Siéntate contigo
mismo.
Siéntate
contigo mismo y empieza a reconocer que eres Uno con Dios.
Entiende que el mismo cuerpo que parece
tener un corazón en su interior y que está latiendo la Vida para ti, ese mismo cuerpo
es el efecto de las decisiones y elecciones que has hecho. Que incluso la misma
silla en la que estás sentado es el resultado de atraer a esa red de relaciones
que es única en tu campo de consciencia llamado el universo físico. En este
momento estás teniendo una experiencia que nunca has tenido antes. ¡Estás sentado en una silla ahora! El
evento es completamente neutro. Y nada de lo que estás experimentando en tu consciencia
existe o procede de ninguna fuente fuera de ti mismo.
Date a ti mismo cinco minutos para que practiques
elegir la forma cómo vas a experimentar sentarse en una silla. ¿Vas a hacerlo
con una mente llena de preocupación, o con una mente llena de paz? ¿Con una mente
que está pensando en todas aquellas cosas que podría estar haciendo en este
momento, o con una mente que se maravilla
por la forma cómo se siente el peso del cuerpo cuando está presionado contra el
asiento de una silla? ¿Con una mente que ha estado creando tensión por la forma
como la respiración fluye a través del cuerpo o con una mente que crea soltura y
comodidad?
Cinco minutos de práctica sentándote en
una silla como un infinito creador de exactamente aquello que estás
experimentando en tu campo emocional. Tan solo eso. Incluso hasta puedes jugar sobre
cómo se sentirá el sentarse en una silla
como un Cristo. ¿Cómo se sentirá? Voy a dejar que elijas si deseas
experimentarlo o no. Cinco minutos de cada día. ¡Hazlo sin falta! Estate contigo
mismo, y decide cómo vas a experimentarte a ti mismo ¡ahora!
Porque como ves, el tú que se sienta en la silla con todo lo que está pasando en tu
consciencia —que es cualquier sentimiento y sensación que estés sintiendo en
todo el cuerpo, lo que sea que esté ocurriendo en tus relaciones primordiales,
cómo se está digiriendo la comida en el cuerpo, todo sobre ello, todo el ámbito
de tu experiencia— es el efecto de la forma en la que ya has estado tú un
millón de veces, y de la forma como te has sentado a estar contigo mismo en mil
sillas diferentes.
Utiliza el proceso mismo de sentarte en
una silla como un símbolo de preparar a la mente para arrojarle unas piedras, a
partir de las cuales reverberarán las vibraciones u ondas que regresarán a ti
de nuevo.
Es mucho más fácil enviar ondas y experimentarlas
—lo cual estarías haciendo de igual modo— cuando estás regresan a ti de una
manera que trae dicha, de una manera que te trae paz, alegría, diversión, risa,
juego y lo ilimitado, en lugar de tener que estar constantemente dándote cabezazos
contra algo que luego más bien tendrías que transmutar o de lo cual después tratarías
de escapar.
Así que comienza con cinco minutos, en los que reconoces que puedes crear cualquier experiencia que desees, como un sentimiento que inunda toda tu consciencia, como una cualidad de pensamiento que tú permites que siga repitiéndose en la mente.
PRÁCTICA
DE CINCO MINUTOS COMO CRISTO
Tú puedes sentarte en una silla como un Cristo
Despierto —¡ahora!:
¡Yo y mi Padre somos Uno!
¡Es un día hermoso!
He manifestado una forma física que está sentada en
una silla
en un rincón de una diminuta dimensión de la Creación.
¡Qué asombroso es este momento!
Creo que simplemente me sentaré aquí y sentiré el
corazón latiendo en el cuerpo
y la respiración que fluye a través de él.
Ah, ahí escucho el sonido de un pájaro.
Me alegro de haber atraído eso hacia mí mismo.
Me gusta la manera como la comida está
siendo digerida en este cuerpo.
¿Qué hermosos pensamientos podría pensar justo ahora?
¿A quién podría enviarle Amor sin mover un dedo?
¡Soy ilimitado por siempre!
¡Soy libre! ¡Soy libre! ¡Soy libre!
¿Crees que te gustaría tener esa
experiencia durante cinco minutos? ¿Por qué no comenzar hoy?
Porque hay muchos de ustedes que en el plano
físico, siguen buscando algún tipo de magia que les traerá el Reino de los
Cielos. No puedes ofrecértelo a ti mismo.
Solo puedes hacerte consciente del Cielo y de cómo lo estás utilizando para
crear las ondas que envías desde ti mismo.
¿Conoces este dicho de tu mundo: “Dondequiera que vayas, ahí estás tú?”. Tú eres la creación de Dios. Tú estás en el
Cielo ahora. El Cielo no es un lugar.
El Cielo es
el estado de poder creativo ilimitado e infinito,
porque es el reflejo de la Santa Mente de Dios.
¿Por qué no ser alguien que practica ser
la presencia del Cielo? Si esto te parece demasiado increíble o como que es
algo que está mucho más allá de ti, entonces simplemente juega con ello durante
cinco minutos al día.
Confía en mí, que yo no voy amarte menos,
si por las otras veintitrés horas y cincuenta y cinco minutos decides jugar a
fingir que sientes que eres poca cosa, que eres indigno, sin amor, carente de
amor, indigno de ser amado, que eres el azote y la plaga de la Tierra y que la
vida está constantemente victimizándote. Adelante sigue con eso. Yo no voy nunca
a interferir con tu libre elección. Puede que yo no venga a llamar a tu puerta,
excepto en esos cinco minutos. Pero tú seguirás siendo libre de utilizar el
tiempo de la forma que quieras.
Por tan solo cinco minutos,
experiméntate a ti mismo como Cristo, quien ha cristalizado un cuerpo como un medio
de comunicación y como un recurso de enseñanza-aprendizaje temporal, que está sentado
en una silla en un rincón totalmente neutro de la Creación, porque tú quieres tener la experiencia de
sentarte dichosamente en paz en tu perfecto conocimiento de tu unión con Dios
en este momento. Incluso hasta podrías encontrarte a ti mismo atreviéndote a
tener pensamientos como éste:
Bueno,
ya que soy un creador infinito,
¿qué
me gustaría crear para mis mañanas?
Si durante esos cinco minutos, alguien
toca la puerta y es el cobrador, ¿eso qué importa? Esa es la experiencia de un alma
que piensa que es un cobrador y que tú eres una mala persona que él debe
acorralar y atrapar. Déjalo que tenga su experiencia. Siéntate con calma,
escucha los toques en la puerta y permítete a ti mismo entretenerte con los
hermosos mundos que estás creando para tus mañanas.
Este es el camino recto y estrecho que
lleva a la Vida[2]. Este es el ojo de la
aguja a través del cual debes pasar[3].
Porque no es suficiente con solo abrazar la idea de que:
“yo soy el creador de todo lo que experimento”.
Debes además elegir ponerla activamente en práctica. Y eso comienza
con la práctica de cinco minutos al día —eso es todo. Cuando sientas que puedes cumplir con eso durante cinco minutos,
entonces puedes hacer que sean diez, y luego doce, y luego quince, y luego
veinte.
Tal vez tú respondas:
“¿Tú me quieres decir, que si yo quiero durante veinte
minutos podría pasar un rato como si yo fuera un Cristo encarnado, totalmente
en unión con Dios, totalmente libre para empezar a crear diferentes ondas que
nunca he experimentado antes, sabiendo que van a regresar a mí y que se convertirán
en mi experiencia manifestada?
¡Por supuesto que sí, sin lugar a dudas! ¿Pero
veinte minutos? Pienso incluso que si pudiera lograrlo, eso tan solo sería una
pequeña fracción del tiempo de un día”.
Amado amigo, si tuvieras la fe como la
de una minúscula, pequeña, y diminuta semilla, sabrías que a partir de esa poquita
y diminuta fe, tú vas a crear al poderoso roble cuyas ramas te darán refugio del
sol abrasador y que darán comodidad y bienestar a muchos[4]. ¡Veinte
minutos es una eternidad cuando se trata de la creación de tus mañanas!
Si crees que las otras veintitrés horas
deben ser tomadas para experimentar los efectos de lo que has creado hace mucho
tiempo, es decir, de las ondas que regresan, que así sea. Juega con ello. Permítete
transmutar esos momentos. Por ejemplo:
“Oh, aquí voy a responder a ver quién está tocando la
puerta. Sí, es el cobrador. Hola, entre. Tome un vaso de agua. Ya sabes, tienes
toda la razón, no pagué esa factura. ¿Quieres saber por qué? Sabes, qué tonto
fui, en realidad hace tiempo yo decidí crear la experiencia de ser alguien que
solamente puede crear escasez. Es por eso que no tengo dinero en mi chequera en
este momento. Esto parece como una maldición, ¿no es así?”.
“Oh, muy bien, así que tú me vas a reportar, me vas a
denunciar ante las autoridades, y ahora yo no voy a poder tener ningún crédito
con nadie en el planeta. Bueno, adelante, si eso te hace feliz. Yo tengo otras
cosas que hacer. Estoy ocupado creando un nuevo mañana”.
“Y sé que todo lo que está a mí alrededor me lo van
a quitar de todas formas ya que todo lo que nace en el tiempo en el tiempo
termina. Mi casa desaparecerá, mi automóvil desaparecerá, mi ropa desaparecerá
y mis amigos desaparecerán. Todo lo que he experimentado en el tiempo está
cambiando de todos modos, así que adelante y quítame eso, llévatelo ahora. Esto
simplemente acelerará el proceso”.
No hablo de esa forma jocosa e irónica.
Hablo desde la perspectiva de alguien que es un Cristo Despierto, que ya sabe cómo dar nacimiento a universos
para crear aquello que es santo, bueno y hermoso. Sé que este es el camino. Es el único
camino. Suelta el valor que le has dado a tus experiencias, incluso la que has
tenido con el cobrador, y más bien pasa tu tiempo decidiendo qué piedras vas a arrojar
en el campo de tu mente. Porque tú vas a crear como resultado de lo que elijas
pensar hoy. Y lo que valores hoy, se te manifestará mañana.
Yo aprendí a valorar lo ilimitado.
Aprendí a valorar el Amor. Aprendí a valorar la “ausencia de miedo”. Sí, mi
método para lograr eso fue muy único, y no te recomendaría que siguieras mis
pasos. ¡A menos, por supuesto, que te guste el drama de ser clavado en una cruz
y luego ser levantado delante de todos tus amigos con el fin de aprender a
trascender el miedo en tu mente!
Aprendí a valorar la ininterrumpida comunicación
con cada alma en todas las dimensiones de la Creación. Aprendí a valorar
solamente a mis pensamientos amorosos. Y di nacimiento o hice crecer a un Cristo
a partir de la misma semilla de consciencia que existe por igual en cada uno de
ustedes.
Por consiguiente, en este momento, mira
a tu alrededor en el lugar donde te encuentras. Contempla a los objetos que veas.
Contempla a las personas que veas alrededor de ti, si hay alguna. Nota
cualquier sonido que pueda estar llegando a tu campo de consciencia. Nota
cualquier imagen o idea que puedas tener de lo que tú eres o de lo que es el
mundo. Estas son todas ilusiones efímeras y temporales. Ellas pasarán[5], y
comenzaron a desvanecerse desde el momento en que fueron creadas.
Por lo tanto, en verdad, amado amigo, Observa todo lo que hay a tu alrededor, y
decide qué valor tiene para ti. ¿Vas a verlo como algo que debes tener en tu existencia? ¿O vas a
elegir verlo como algo que juguetonamente has atraído hacia ti mismo; como algo
que aprecias momentáneamente y que podría irse mañana y que tu paz no se vería
afectada? ¿De qué manera vas a ver el mundo?
Cinco minutos —uno por cada dedo de la
mano— en los cuales decides sentarte como Cristo en medio de tu reino, tu
creación. En los que tú decides que
pensamientos vas a tener y que, por tanto, determinarán la forma de ver todo lo
que está en el campo de tu consciencia y a cuáles pensamientos tú les permitirás comenzar a generar las
ondas que vas a enviar y que van —no
hay manera de escaparse de esto— a regresar
a ti.
PLANTANDO
LA SEMILLA QUE PRODUCE EL RESULTADO DESEADO
En verdad, había una vez un agricultor
que salió a sembrar una semilla en su terreno[6].
Pero antes de ir a plantar la semilla, él seleccionó la semilla con mucho cuidado. Los otros agricultores salieron
apresuradamente porque pensaron:
“Oh, mira, es el momento de comenzar la siembra.
Todo está perfecto. Las condiciones son las adecuadas. Tenemos que darnos prisa
y sembrar”.
Y ellos compraron cualquier tipo de
semilla que pudieron obtener y salieron a extenderlas por todo el terreno, y
comenzaron el arduo trabajo de hacer lo que tenían que hacer. Ten la seguridad,
de que ellos obtuvieron lo que cosecharon. Pero el agricultor sabio esperó, y
mientras él se reía de sus colegas, seleccionó cuidadosamente cada semilla. Esperó
hasta que pudo sostenerlas en la mano y dijo:
“Oh, me gusta la vibración de ‘esta semilla’. Ésta
se siente muy bien. ¡Oh sí! Ya hasta puedo ver la hermosa planta que va a
surgir de esta semilla. El fruto de esta semilla será lo más dulce del valle”.
Y él recolectó sus semillas. No hizo
caso al paso de las fechas del calendario. No prestó atención a las condiciones
climáticas cambiantes. Él sabía que cuando llegara el momento la semilla sería
plantada, y que de ello brotaría la flor de esas semillas. ¡Él lo sabía! Él no pensó en las opiniones de
sus colegas. Disfrutó el proceso de amar a las semillas que él había tomado como
propias.
Luego el agricultor salió y echó la
semilla en el terreno de su granja, que es semejante al terreno de tu propia
consciencia. Él plantó las semillas, las apisonó, las nutrió, las regó, y así las
fue cultivando con una sonrisa en su rostro.
Y sí, las semillas de los vecinos
parecían que ya estaban brotando por todo el terreno. Pero eso a él no le
importaba, pues sabía que estas
semillas las que él había seleccionado, le traerían a él una cosecha eterna, pero que no son de ese tipo de semillas
que una vez que brotan del suelo, entonces lo que dan es una especie de fruta
mediocre y que luego se muere. Porque él había seleccionado las semillas que
constantemente le brindarían, en cada temporada, la mejor de las frutas[7]. Él
las amaba, las nutría, y las cultivaba.
Mucho después de que los otros
agricultores se habían desanimado y cansado, ya que habían experimentado la
sequía, y en aquellos lugares donde las semillas dieron fruto vinieron luego los
insectos y los dañaron de tal forma, que así no serían adquiridos por la gente
en el mercado. El agricultor sabio se convirtió en el más grande de los
agricultores en todo el valle. La gente quería venir de todas partes del mundo
a dar un mordisco, a tomar un pequeño bocado, del fruto que provenía de su
jardín.
Sin embargo, el sabio agricultor
simplemente se deleitaba continuamente en amar y nutrir a estas semillas, y en
cultivar diariamente a la tierra en la que fueron plantadas. Nunca apartó su
consciencia de su perfecta unión con esas semillas. Ni una sola vez se olvidó
de que él fue quien creó su granja
como resultado directo de su cuidadosa selección de aquellas semillas que iba a
plantar en su suelo. Y mientras que algunos se maravillaron de su buena
fortuna, y que otros estaban envidiosos de su buena suerte, el agricultor
siempre supo que no hubo ninguna magia involucrada.
Él simplemente siguió los pasos de
sabiduría que Dios le dio:
“Toma Mi Fruto y plántalo en tu consciencia. Que
sepas que eres Uno Conmigo, y que el Fruto de lo que experimentas es el
resultado de las semillas que plantas en tu propia consciencia. Que sepas que
no puedes dejar de experimentar el resultado, el fruto, de las semillas que
plantas. ‘Nada’ brota en la vid de tu experiencia por accidente”.
“Por lo
tanto, crea Conmigo, Mi Hijo. Crea a semejanza de Mí Mismo, al saber, ‘al saber’
que eres un creador, un agricultor, un sembrador. Y que tú, de hecho,
cosecharás la ‘cualidad’ de las semillas que siembres”.
“Así
como tú, Amado Hijo, eres la cosecha de la semilla que una vez Yo sembré,
cuando por primera vez tuve la idea de ti en Mi Santa Mente. Y en ese momento,
tú surgiste como un rayo de luz de
sol, hecho a Mi Imagen. Te tuve como el pensamiento de Amor en la forma. Y Yo
te concedo a ti todas las cosas buenas”.
“Por lo
tanto, contémplate a ti mismo como Yo te veo a ti. Abrázate a ti mismo como Yo
te abrazo. Acéptate cómo eres —un creador que crea sin fin”.
“Y del
mismo modo como Yo me senté en Mi Trono —como
dicen que dijo el Dios de Toda la Creación, que esto realmente significa es estar
en el centro de Todo Lo Que Es— y Te contemplé a ti como un pensamiento ‘amoroso’,
así también elije tú solo permitir que entren pensamientos amorosos en tu
consciencia”.
“Elije solo permitir que pensamientos amorosos se
expresen en tus palabras. Elije solo permitir que pensamientos amorosos se
traduzcan en tus gestos, en tus elecciones y tus acciones”.
“Y por
consiguiente, crea como Yo te creé a ti —aquello que extiende la dicha y la
felicidad por siempre, aquello que extiende lo santo, lo bello y lo bueno por
siempre. Para eso es para lo que tú eres. Así es como Yo te pensé a ti cuando
te creé. Y eso es lo que permanece eternamente”.
“Por lo tanto, únete a Mí, al extender tu creación,
como Yo te he extendido a ti. Puesto que has manifestado un cuerpo físico,
acepta las enseñanzas de mi Hijo, y deja que el cuerpo se siente en una silla,
en la que podrás pensar, como la Mente de Cristo durante cinco minutos”.
“Y comenzarás a engendrar a una eternidad que
refleja el Resplandor del Cielo, tal como tú reflejas Mi Resplandor cuando Yo te
contemplo como el Alma ilimitada que tú eres”.
De hecho, en todo el valle solo había un
agricultor que era sabio. ¿Vas tú a
elegir unirte a la alianza comprendida por todos los agricultores apresurados?
¿O vas a elegir establecerte como el agricultor que sabe cómo crear sabiamente,
y con fe, que descansa en perfecta certeza, y que simplemente se sienta a
esperar a que las ondas del Cielo vengan y reemplacen a las ondas del infierno,
que una vez tú creaste inconscientemente?
Cada uno de ustedes es un ministro. Tú
no puedes dejar de dar tu ministerio al mundo en cada momento. Por lo tanto,
comienza tu ministerio de Consciencia Iluminada ¡ahora! Y absolutamente te prometo esto, de manera irrevocable:
¡Tú
experimentarás todo lo que yo he conocido y mucho más!
Experimentarás la completa victoria
sobre la muerte. Experimentarás la completa ilimitación y la total abundancia.
¡Experimentarás la paz perfecta, la perfecta mentalidad milagrosa, y la
ininterrumpida perfecta comunión en felicidad con toda la Creación!
Una vez, cuando yo era un hombre, me
enseñaron a sentarme en la base de un árbol durante cinco minutos al día e imaginarme
a mí mismo como el creador de todo lo que se me ocurriera pensar, de todo lo
que pudiera visualizar, y de todo lo que pudiera sentir. Cinco minutos tomados
de las horas de juego de un niño.
Tú eres un niño que juega en su propio
reino. ¿Vas a darte a ti mismo cinco minutos para aprender a ser un Cristo que
crea en ilimitada perfección en alineación con la Mente de Dios, cuya
experiencia es siempre radiante de felicidad y libre de la limitación y el
miedo? Tú experimentarás tu creación.
Lo que la creación es, y cómo la experimentas, depende completamente de ti.
El mensaje de esta lección, que amplió el
mensaje de la lección anterior, empieza a traducir, a convertir a la Verdad en
una acción —muy simple, pero muy práctica— tan simple y tan práctica que te
será difícil encontrar una razón, una excusa, en contra de ella. Para aquellos
que están tan ocupados tratando de afrontar todas las cosas que la vida les “lanza”, incluso tú sabes que puedes encontrar cinco minutos. Y esos cinco minutos
pueden ser el principio de dar nacimiento a un universo completamente nuevo
para ti.
Hmm. ¡Qué te sientes en tu silla feliz! Y
con eso, que la paz sea contigo siempre al tomar la decisión de elegir recibir
la paz como un Cristo. En ello radica el secreto de gran parte de lo que será
compartido en tus próximas lecciones. Porque lo que yo busco específicamente lograr
con El Camino de la Maestría y con este
trabajo específico que tú conoces y llamas Shanti Christo[8],
es el nacimiento de una multitud de Cristos que habiten sobre la tierra al
mismo tiempo. ¡Esto nunca se ha había hecho antes!
Imagina un mundo con diez millones de Hijos de Dios Despiertos
—completamente despiertos— no solo como una creencia o una idea, sino que han
logrado dominar con maestría el miedo, que ya no viven en la duda en lo absoluto,
y que están ocupados creando universos que reflejan perfectamente el Reino de
los Cielos. ¡Imagínalo! —¡si te atreves!
Eso comienza ahora. Practica bien por los próximos treinta días. Si no, te
encontrarás teniendo que regresar atrás, a volver a comenzar de todos modos,
antes de poder recibir la siguiente fase de lo que va a ser compartido. La
decisión es tuya. Que la paz, sea contigo siempre. Amén.
[1]
Mateo 18:21,22 “Entonces se
le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí
que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta
siete veces, sino hasta setenta veces siete”. (N. del T.)
[2]
Mateo 7:13,14 “Entrad por
la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a
la perdición, y muchos son los que entran por ella. Porque estrecha es la
puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan”.
(N. del T.)
[3]
Mateo 19:24 “Y otra vez os
digo que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que el que
un rico (rico en pensamientos falsos) entre en el reino de Dios”. (N. del T.)
[4]
Mateo 13:31,32 “Les refirió
otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un grano de
mostaza, que un hombre tomó y sembró en su campo, y que de todas las semillas
es la más pequeña; pero cuando ha crecido, es la mayor de las hortalizas, y se
hace árbol, de modo que las aves del cielo vienen y anidan en sus ramas”. (N.
del T.)
[5]
Mateo 24:35 “El cielo y la
tierra pasarán, mas mis palabras no pasarán”. (N. del T.)
[6]
Mateo 13:3 “Y les habló
muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar” (N.
del T.)
[7]
Marcos 4:20 “Y otros son aquellos
en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la
aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno”.
(N. del T.)
[8]
Shanti Christo Foundation
es una organización fundada por Jayem para la difusión del mensaje de El Camino de la Maestría. (N. del T.)
Nota:
Lección revisada, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 2410/2016).
Nota del Traductor
La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.
Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/
Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz,
El Camino de la Maestría
se compone de tres libros:
1er Libro "El Camino del Corazón"
de la Lección 1 a la 12
2do Libro "El Camino de la Transformación"
de la Lección 13 a la 24
3er Libro "El Camino del Conocimiento"
de la Lección 25 a la 35
Recomendaciones:
- Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
- Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
- Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
- Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.
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