lunes, 22 de febrero de 2016

LECCIÓN 3: EL PODER DEL PERDÓN

02/09/2015                       El Camino del Corazón Lección 3.  Jeshua-Jayem                                @cursorecargado


LECCIÓN 3

EL PODER DEL PERDÓN

Ahora comenzamos.

Te saludo a ti, mi amado y santo amigo. Si busco entre los idiomas del mundo, no puedo encontrar las palabras que puedan comunicarte el Amor que siento por ti. No puedo encontrar las palabras que puedan comunicarte el Amor que Dios tiene por todos nosotros. Si busco entre los idiomas del mundo, no puedo encontrar un concepto, una palabra, una idea, una filosofía o un dogma que pueda contener en verdad el Misterio que está más cerca de ti que tu propia respiración y que está esperando a que lo descubras.

Si busco a través de toda la Creación, si busco a través de las muchas mansiones que existen dentro de los dominios de la Creación de mi Padre —y la Creación es infinita— por mucho que lo intente, no puedo descubrir nada que pueda verdaderamente describirte a ti. No puedo encontrar nada que sea de un mayor valor que tú. En verdad, no puedo descubrir nada que pueda hablar más elocuentemente del Amor que Dios es que tu misma existencia. Por lo tanto, en verdad, te contemplo constantemente, y me maravillo ante el Esplendor Radiante del Amor de mi Padre. Es a través de ti que yo he llegado a descubrir todo lo que Dios es.

Cuando caminé en este plano sobre la tierra como un hombre, comencé a darme cuenta que el mayor regalo que jamás podría recibir vendría a mí, solo cuando eligiera rendir cada percepción que yo pudiera evocar acerca de ti, de mi hermano o de mi hermana, que pudiera poner un velo sobre la Verdad que es verdad siempre acerca de ti.

Cuando tenía nueve años de edad, comencé a despertar exactamente como te lo estoy describiendo. Cuando mi padre (José) me llevó a sentarme ante los ancianos mientras él me leía la Torá, algo empezó a impulsarme adentro de mí. Algo comenzó hablarme a mí, y comencé a darme cuenta que en el fondo de todas las percepciones que yo pudiera crear de los demás, había algo Radiante y Resplandeciente esperando por ser descubierto[1].

Comencé a sentirme muy diferente de mis compañeros. Empecé a preocuparme por las cosas internas. Cuando escuchaba hablar a los ancianos, a menudo me sentía como si estuviera flotando lejos de donde ellos estaban. Imágenes vinieron a mí, pensamientos vinieron a mí, y sentimientos vinieron a mí que yo no podía entender, que yo no podía asimilar adentro de mi ser.

Pero algo comenzó a impulsarme. ¿Cómo podría descubrir como ver solamente a ese Brillante Resplandor? ¿Sería posible para mí ver a mis hermanos y hermanas como mi Padre ve a Sus Hijos? Descubrí que la manera de ver con los Ojos de Cristo comienza con la aceptación de que yo, como un creador —creado a imagen y semejanza de Dios[2]— literalmente elijo cada experiencia y la atraigo hacia mí mismo, así es como yo he creado los velos a través de los cuales veo a la Creación.

Comencé poco a poco a cambiar mis puntos de vista. Incluso comencé a ser visto como alguien que se estaba revelando en contra de las enseñanzas de mis ancianos maestros Esenios. Porque comencé a alejarme del esfuerzo por alcanzar a Dios, del esfuerzo por la perfección, y comencé a cultivar adentro de mí mismo el proceso de permitir (de aceptar).

Descubrí que si observaba a mis percepciones, a mis sentimientos, a mis comportamientos exactamente cómo eran sin ensombrecerlos con mis propias interpretaciones —si podía enseñarme a mí mismo a abrazar [a aceptar] las cosas con inocencia— los velos comenzaban a disolverse de mi mente.

Porque cuando tenía nueve años de edad, ya había aprendido a tener miedo de pensar, de hablar o de actuar de una manera que no estuviera en conformidad con la sabiduría prevaleciente en ese tiempo —incluso dentro de la comunidad Esenia, que ya se había vuelto más bien rígida. Ya había mucho dogma. Y el dogma siempre lleva a discutir por nada.

Comencé a descubrir que si contemplaba a todas las cosas con inocencia, una Luz comenzaba brillar a través de las cosas que estaba contemplando. Y entre más descansaba en esa inocencia, la Luz brillaba más.

A medida que fui creciendo en edad, descubrí que los viejos maestros que hablaban de la necesidad de “Perdonar hasta setenta veces siete”[3] sabían de algo muy profundo que se había perdido incluso dentro de las tradiciones Judías y Esenias de mi época.

Porque perdonar significa “elegir liberar a los demás de las percepciones que has proyectado sobre ellos”. Es, por lo tanto, un acto de perdonarse uno a sí mismo sus propias proyecciones. A medida que comienzas a perdonar —incluso hasta setenta veces siete— cada vez que perdonas, te llevas a ti mismo cada vez más profundo hacia adentro en la purificación de tu propia consciencia. Comienzas a ver cuán profundo has estado coloreando y, por consiguiente, como has estado afectando a todas tus relaciones, por medio del simple acto de no estar consciente del poder de la proyección.

Por lo tanto, aprendí —y lo aprendí muy bien— que perdonar es la llave esencial para sanar. Lo opuesto del perdón es el juicio, y el juicio siempre crea separación y culpa. El juicio evocará una sensación de culpa en aquél que ha sido juzgado, a menos, por su puesto, de que esté perfectamente despierto.

Pero más que eso, cada vez que juzgas a algo o a alguien, has literalmente evocado la culpa adentro de ti mismo. Porque hay un lugar adentro de ti, que todavía, reconoce la perfecta pureza de tu hermano y de tu hermana, y que ve muy claramente que todas las cosas dentro del ámbito humano o bien son la extensión del Amor o bien un pedido a gritos de ayuda y de sanación.

Cuando juzgas, amado amigo, te has salido fuera de alineación con lo que es Verdad. Has decretado que los inocentes no son inocentes. ¡Y si tú juzgas que alguien no es inocente, ya habrás declarado que eso es verdad con respecto a ti! Por lo tanto, la práctica del perdón, cultivará en ti la cualidad de consciencia en la que finalmente llegarás a perdonarte a ti mismo. Ya que de hecho son los perdonados los que recuerdan a su Dios.[4]

Queremos compartir contigo amado amigo el poder del perdón. Como cultivarlo, como refinarlo, para que llegues a comprender la profundidad del perdón que te podría ser revelada cuando perdonas hasta setenta veces siete y también como llegar a sacar a relucir de adentro de ti aquello que todavía no ha sido perdonado, sino quizás olvidado. En esta lección, también hablaremos de que es la percepción y de que es la proyección.

Amado amigo, estas cosas son de suma importancia crítica. Porque cualquiera que entre en los así llamados “caminos espirituales” debe eventualmente afrontar y ocuparse de su profunda necesidad de perdonar, que es una expresión del deseo profundo del alma de ser perdonada. Porque no hay nadie que camine en este plano que no haya sido tocado por el veneno del juicio.

Amado amigo, mientras hablamos de estas cosas, no dejes que la seriedad se adentre en tu mente. Porque en verdad, todo lo que estamos haciendo es describirte lo que necesitas hacer —y puedes hacer— para liberarte de la carga pesada de la ilusión que parece causarte como que sintieras una pesadez en tu semblante y como si sintieras que no estás seguro en el mundo. Podrías pensar que esto es como si agarraras tu reostato y lo subieras un poquito al iluminarte (al aligerarte) —quitándote la carga de culpa y de juicio.

Por lo tanto, en verdad, comprende bien que el perdón es esencial. Lo que no perdones en los demás, no te será perdonado a ti. Pero no por un Dios que está sentado afuera de ti, porque Él nunca juzga. Lo que no has perdonado en los demás o en el mundo es un reflejo de lo que llevas adentro de ti como una carga que no puedes perdonarte a ti mismo.[5]

Hay un dicho interesante en tu mundo: “lo que juzgas en otro está en ti”[6]. ¿Tú crees que tú serías capaz de juzgar a otro si no hubiera algo adentro de ti que provoca que se active adentro la creencia de que sabes exactamente lo que el otro se trae entre manos? Y que es por eso que los juzgas. A veces juzgas con severidad porque le tienes miedo a esa energía en ti mismo. O te recuerda lo dañino que has sido cuando has actuado desde esa energía.

Pero cuando te hayas perdonado a ti mismo, ten por seguro, que vas a saber lo que significa caminar en este mundo pero sin ser de este mundo[7]. Vas a ser capaz de sentir la energía o las actividades que cualquier otra alma libremente pueda elegir. Discernirás esa energía, comprenderás esa energía, y verás a través de ella sin dejar de ver la Faz de Cristo delante de ti.

No reaccionarás, que literalmente significa “actuar otra vez, como lo hiciste en el pasado”. En vez de eso, incluso si estas siendo perseguido (o para hablar de una experiencia personal, si estás siendo clavado en una cruz), habrás cultivado la habilidad de amar. Y en todas las situaciones, sin importar lo que los demás estén haciendo, tu primera respuesta será entrar dentro de la silenciosa quietud interna y meramente preguntarle al Espíritu Santo:

¿Qué quieres que diga?
¿Qué es lo más apropiado para esta otra alma en este momento?

Porque cuando el perdón ha purificado a la mente, al corazón y al campo emocional de tu propio ser, descubrirás que tú existes solo para extender el Amor.

Tú eres el Salvador del mundo. En cada situación, tu papel es preguntarle al Espíritu Santo como puedes servir a la expiación, a la corrección, a la curación que necesita todavía ser adquirida dentro de otra alma. Incluso si alguien te odia, no responderás a la defensiva, sino con curiosidad, con inocencia, atestiguando con inocencia. Incluso si tus manos están siendo atravesadas por clavos, te digo verdaderamente que aun así es posible entrar en el silencioso santuario del corazón para preguntarle al Espíritu Santo:

¿Qué quieres que diga o haga que pueda servir a la sanación
del corazón de mi hermano o hermana?

Todo lo que estaremos compartiendo contigo, no solo en esta lección, sino en este curso, tiene como su meta final tu completa Consciencia Crística y el cumplimiento pleno de lo que tu propia alma desea — el perdón.


EL PERDÓN, EL PUENTE HACIA EL ALMA DE TU HERMANO Y HERMANA

No hay nada de lo que puedas ser consciente en la energía de otro que no hayas conocido en ti mismo primero. No hay nada que otro pueda decir o hacer, o incluso que imagine que es capaz de decir o de hacer que no lo hayas conocido tú también. Otra vez, lo que juzgas en otro está en ti. Cuando percibes que otro expresa hostilidad o miedo, la única manera en que puedas reconocerlo es porque tú has estado ahí.[8]  

El mismo hecho de que en tu mundo alguien puede asesinar el cuerpo de otro y que tú puedas reaccionar con el conocimiento de que eso es un comportamiento inapropiado, esto es debido a que como alma, tú conoces las energías involucradas en el intento de asesinar a otro. Si eres honesto contigo mismo, probablemente pudiera salir a la luz que, el año pasado en al menos cincuenta veces entraron a tu mente pensamientos asesinos. Puede que ni siquiera te hayas detenido a pensar en ellos durante más de una fracción de segundo, pero la energía ha entrado adentro del campo de tu consciencia, y la has conocido y reconocido.

¿Quién entonces es menos que tú? ¿Quién entonces es digno de tu juicio? Nadie. ¿Quién entonces es igual que tú? Todos. ¿Y quién entonces es digno de tu amor? Todos.

El perdón es el puente que te conecta con el alma —la esencia— de tu hermano o hermana. El perdón es ese puente que cuando lo cultivas te permitirá ver claramente, no solo las energías que los demás estén expresando, sino que literalmente serás capaz de ver que acontecimientos parecieron cultivar en esa alma la creencia de que debía actuar de esa manera para sobrevivir, para vivir —que son aquellas percepciones que la llevó a sentirse justificada en sus comportamientos inapropiados. Lo verás tan claramente como si alguien hubiera pintado un cuadro delante de ti.

Entonces verás y sabrás hábilmente que decir y que hacer para gentilmente ayudar a los demás a corregir las percepciones erróneas de sí mismos y aprendan el camino del auto-perdón. Y cuando esa hora llegue, ten por seguro, que caminarás sobre este mundo, pero sin ser de él. Llegarás a ser y te convertirás en lo que yo me convertí. Serás el Salvador del mundo.

  
EL VELO DE LA PROYECCIÓN

¿Qué es la proyección? La proyección tiene lugar cuando primero niegas algo adentro de ti mismo. La proyección es un acto en el que psíquicamente tratas de arrojar fuera de tu propiedad todo lo que has juzgado que es despreciable o indigno de ti —algo que no deseas. Por consiguiente lo proyectarás. Lo echarás afuera, lo expulsarás y aterrizará sobre quienquiera que resulte estar cerca. La proyección es el efecto de la negación del primer axioma que te hemos dado. Es la negación de la Verdad que dice:

Nada de lo que experimentas ha sido causado por algo fuera de ti.

La proyección es el intento de insistir que la realidad es distinta a como Dios la hizo. Que tú no eres poderoso, que eres una víctima de las circunstancias, que estás en un mundo que puede realmente hacerte cosas a ti y que causa que tomes decisiones que de otra forma no hubieras tomado. Eso es siempre negación. Y es una mentira.

Nuevamente, la proyección es la negación del primer axioma de la Verdad, y la has dominado muy bien con maestría. Cuando proyectas sobre otro, entonces creerás que tu ira y tu odio están justificados.

Hay mucho de eso en el sistema legal, de hecho el sistema legal meramente significa que se toma el acto de la proyección y la necesidad de juzgar y se las hace aceptables socialmente, de forma que no tengas que ocuparte de atender a tu hermano o a tu hermana quienes han estado clamando por tu ayuda. En vez de eso, justificas el castigo, no obstante que el castigo es solo el demente intento de convencer al que castiga que la oscuridad, la maldad —como sea que quieras llamarlo— no está en él mismo, sino que está allí afuera.

Imagina entonces, a una sociedad en la cual la visión legal prevaleciente fuera simplemente que tu hermano o tu hermana son un aspecto de ti mismo. Y que si vas ayudarte a ti mismo, debes ayudarlos a ellos —y que cada petición de ayuda y de sanación encuentre perdón, amor y apoyo. Puedes imaginar, por un momento, ¿cómo sería vivir en una sociedad así? ¿Cuán diferente sería del mundo que ves?

Si te gustaría que las cosas fueran diferentes, debes comenzar contigo. Porque la manera de sanar al mundo no es buscar cambiar lo que está afuera, sino primero cambiar lo que está adentro. Cuando ese cambio haya ocurrido, te convertirás en un conducto para esa energía que sabe cómo usar tus dones, y ubicarte exactamente en las situaciones correctas. Y un gran Poder trabajará efectivamente a través de ti —el único Poder que sabe cómo sanar tu mundo.

Hay muchos a los que les gusta marchar por la paz pero atacan con ira a aquellos que hacen la guerra. Pero si quieres crear la paz en el mundo, debes estar en paz adentro de ti mismo.

La proyección es el acto de tratar de deshacerte de aquello que ya no quieres que sea tuyo adentro de ti. Es el efecto de negar a la Verdad. La proyección colorea a tu hermano o hermana con las mismas energías con las que te juzgarías a ti mismo. ¿Cómo podrías romper el patrón de la proyección? ¿Cómo podrías permitir que se construya el puente del perdón? Es realmente algo muy simple, pero requerirá de tu compromiso.  


DESPERTAR REQUIERE VIGILANCIA Y DISCIPLINA

Te he dicho muchas veces que el mundo que ves no es nada más que el efecto de los pensamientos que has mantenido adentro de la mente. Por lo tanto, despertar requiere el actuar con vigilancia y disciplina. La disciplina de cultivar una manera de vivir en la cual observas a tus propios pensamientos, en la cual escuchas a las palabras que están saliendo de tu boca, en la cual observas a los sentimientos que están siendo evocados dentro del cuerpo, a la reactividad que parece que se adueña de ti, y ver a todas esas cosas como algo inocente y auto-causados.

La próxima vez que el mundo te refleje algo a ti que te cause ira o que te induzca a juzgar, detente exactamente donde te encuentres y observa, no con el criterio de tu juicio, sino con inocencia y honestidad:

Oh, veo que estoy juzgando a alguien. Eso tan solo es una nube interesante que está pasando
a través del cielo de mi consciencia. Me pregunto si yo sería capaz de hacer otra elección.

Ahora bien la mente te dirá: “Pero esta persona acaba de entrar a la fuerza en mi casa y se robó mi equipo de sonido estéreo. ¡Por supuesto, que tengo razones para juzgarlo! Tengo razón de sentir ira”.

Pero te digo, la ira nunca está justificada. Eso no significa que no vas a experimentarla. Pero deja de engañarte a ti mismo creyendo que hay algo de valor en ella. Cuando alguien acaba de entrar a la fuerza a tu casa y se ha llevado tu equipo de sonido estéreo (o cualquier otro ídolo que ames…hmm), ¿Por qué mejor no comprendes que tuviste el poder en ese momento de recordar que todos los acontecimientos son neutros? Ellos meramente te proveen de las oportunidades de elegir el Amor.

¿Qué pasa si literalmente elijes la manera “demente”, según el mundo, de contemplar a aquél que acaba de cometer ese acto como a un hermano o hermana que está clamando por ayuda y curación? ¿Qué pasa si eliges mirarlos como seres que no saben cómo vivir en este mundo sin ser del mundo, que desconocen la manera de auto-perdonarse, que desconocen la Verdad de la Luz que vive adentro de ellos, y que no reconocen el gran poder que tienen de crear lo que ellos quieran de una forma que sea inofensiva para los demás? ¿Qué pasa si elijes contemplarlos con compasión en vez de reaccionar?

Esto comienza de forma simple. Y para establecer las condiciones. Quiero recordarte que el tiempo se te ha dado para que lo uses de manera constructiva. Esto quiere decir que cuando te levantes en la mañana, te des cuenta de que estás en una escuela. No tienes que conducir hacia ninguna parte; ¡ya estás allí! 

El Universo literalmente te está ayudando al asistirte en el proceso de tener las experiencias que te traerán las cosas para que elijas verlas de forma diferente; y que por consiguiente, descubras el gran poder adentro de ti —la libertad adentro de ti de elegir lo que desees percibir y de inducir solo lo que desees sentir. Aun incluso si unos clavos te están atravesando las manos, finalmente tú eres liberado en el poder de elegir el Amor, y por lo tanto, de vencer a este mundo.

Habiendo dicho esto, comprende que cada uno de tus días es una bendición y un regalo, si los utilizas desde el compromiso total de despertar. Tu día está repleto de un millón de oportunidades que te llevarán a descubrir más profundamente la Verdad. Por lo tanto, nunca sientas que el propósito de tu vida debe ser otro distinto de aquél en el que estás involucrado. Recuerda lo que hablamos antes:

Estás creando literalmente todo lo que elijas
y nada te es impuesto a la fuerza.

Ahora bien vamos a llevar ese pensamiento solo un poquito más profundo por un momento. Esto literalmente significa que si has decidido que quieres despertar, que ya has atraído hacia ti mismo a cada experiencia que en verdad puede servirte mejor en tu despertar. Los amigos, los familiares y las personas con las que te has relacionado son con quienes mejor puedes en verdad ganar en experiencias que son suscitadas a través de la relación contigo. Esto significa que justo aquí y justo ahora ya estás demostrando el poder que estás buscando —el poder de verdaderamente elegir despertar, y de ordenarle a la totalidad de la Creación de servirte en ese despertar.

Por lo tanto, cuando te despiertes cada mañana, mira a tu alrededor. ¿Quién es esa persona que está durmiendo al lado tuyo? Es tu compañía perfecta. Es el mensajero de Dios. Porque justo detrás de tu experiencia, hay algo mucho más profundo que está ocurriendo. Porque tu mente que está descansando a la derecha de Dios, desde la primera vez cuando dijiste como alma: “Quiero despertar, quiero ir a casa”, el Padre respondió a tu oración y comenzó a enviarte este pensamiento a través de tu Espíritu y a través de tu alma a la consciencia de tu mente:

Yo sé cómo dirigirte a casa.
Renuncia a esta profesión y comienza esta otra.
Múdate desde esta localidad a esa localidad.

Comienzas a sentir toda clase de impulsos. Comienzas a leer diferentes libros. Comienzas a hacer diferentes cosas. Conoces a alguien y te enamoras. ¿Todo por accidente? ¡Difícilmente!

El mismo pensamiento que tú tratarías de reivindicar como propio mediante el cual has creado el mundo de tu propia experiencia personal también es, literalmente, el resultado de tu oración por despertar. El Padre está creando —te está ayudando a crear— justamente esas experiencias como los pasos fundamentales, las piedras angulares que te llevarán desde donde te encuentras hasta donde está Dios.

El resultado es que tu ordinaria vida diaria es el más perfecto áshram en el que jamás pudieras estar. Es la Ciudad Santa hacia la cual es sabio hacer una peregrinación cada día, lo cual significa traer consciencia y compromiso a lo que exactamente estás experimentando. De estar agradecido por ello, de bendecirlo, de abrazarlo, de aceptarlo, de estar vigilante y atento:

¿Qué está enseñándome este momento?

Habiéndote dado esto como base y conocimiento fundamental, recuerda que no experimentas para nada lo que llamas un “momento ordinario”. En cada momento, están ocurriendo cosas extraordinarias. Están ocurriendo cosas extraordinarias puesto que la totalidad del Universo está conspirando, que significa “respirar juntos”. El Universo está conspirando contigo para despertarte y sanarte. ¡Confía en él! ¡Ámalo!

Que estas cosas sean verdad —y te aseguro que lo son— significa que tu vida, la misma vida que estás viviendo, es igual en poder, majestuosidad y efectividad que la de cualquier vida que jamás se haya vivido. Esto significa que tu propia vida es igual a la que yo viví. Porque te está trayendo a casa, como mi vida fue mi camino de regreso al hogar a Dios.

Para aprovechar lo que he compartido anteriormente, el tercer axioma o principio podría ser encapsulado de esta manera:

No vivo ningún momento ordinario.
Con cada respiración, mis experiencias son las piedras angulares
establecidas ante mí por Dios para guiarme a casa.

Traeré consciencia a cada momento
y le permitiré que me enseñe cómo perdonar,
cómo abrazar, cómo aceptar, cómo amar y por consiguiente cómo vivir plenamente.

En tus momentos ordinarios, unas mil veces al día, ¡serás confrontado con muchas oportunidades de ser perturbado! [risas] ¡Hmm! Y en ese mismo momento, es que tú estás siendo bendecido con la oportunidad de elegir paz, para que recuerdes cultivar percibir a tu hermano o a tu hermana con una percepción que nazca de la Mente de Cristo, no de la mente egoica.

El perdón, entonces, puede ser practicado diligentemente. Y no necesitarás ir muy lejos. No necesitarás hacer una peregrinación a alguna ciudad lejana. No necesitarás ir a sentarte en una cueva en algún lugar de las montañas para descubrir el camino a Dios. Está todo alrededor de ti, porque tú solo puedes estar donde has decretado estar. Has decretado estar ahí porque tú, como alma, verdaderamente quieres nada más que despertar. Tu vida, justo como se está desarrollando momento-a-momento, está destinada para ti.

Si esto es verdad, y yo te aseguro que lo es, el camino a Dios solo lo puedes encontrar en tu disposición o en tu voluntad de abrazar y vivir completamente la propia vida que está dentro de ti y que está desarrollándose a través de ti en cada momento. Para vivir sin miedo, para seguir adelante, para de hecho confiar y abrazar el propio poder y la majestuosidad que es la semilla, la sal y la tierra[9] desde la cual se está desarrollando la experiencia de tu vida. ¡Esto es precioso! ¡Esto es extraordinario! ¡Esto es bendito! ¡Y te es dado a ti por Dios!

¿No abrazarías la bendición y santificación de tu vida para mantenerla santa y reconocer, de hecho, que tu vida es digna de tu respeto? No importa lo que los demás piensen. Lo que importa es lo que pienses.

Amado amigo, ¡tu vida —tu vida— es tu camino a casa! Si tú no vives tu vida plenamente, ¿cómo vas a llegar a casa? Por consiguiente, no le temas a tu grandeza. No le temas al poder que viene de abrazar tu vida y de reclamar su valor. ¡Vívela completamente con cada pedacito de pasión que consigas! ¡Abraza cada segundo de ella! Cada momento que dediques a lavar tu plato y tu taza después del desayuno, contempla a todas esas cosas y di:

¡Mi Dios! ¡Esta es mi vida!
¡Este es mi camino de regreso a casa!
¡Y voy a vivirla!

Precioso amigo, en este camino tú vas a llegar a perdonarte a ti mismo de los juicios que hayas hecho. ¿Por qué quién de entre ustedes no ha conocido este sentimiento: “Dios, mi vida en verdad no vale mucho. Nunca seré como el fulanito de tal ese que anda por las calles. Nunca tendré suficiente dinero. No seré famoso, no voy a ser conocido por muchas personas. Cuándo lograré conseguir que mi trabajo sea tan importante como el de esa persona?”. ¡Y así sucesivamente!

Pero te digo, cada vez que te has juzgado a ti mismo, te has debilitado a ti mismo. Cada vez que te has juzgado a ti mismo o a otro, has caído montaña abajo hacia un desfiladero, cuando tu deseo es estar en la cumbre.


CÓMO SANA EL PERDÓN

Para comprender estas cosas, miremos más de cerca el perdón. ¿Cómo funciona? ¿Qué ocurre realmente cuando perdonas?

Tú eres un conducto de energía. En la medida en que el conducto se encuentre en perfecto estado de funcionamiento, la energía puede fluir tan radiante que el conducto en realidad se vuelve transparente. Es decir, que ya no está bloqueado. No hay ninguna barrera o límite a la Luz.

Cuando juzgas, es como si te contrajeras e hicieras más pequeñas las paredes del conducto, como si se acumulara herrumbre en las tuberías. Y el flujo va disminuyendo y se hace cada vez menos.

Cuando perdonas los juicios, es como si la herrumbre en las tuberías se disolviera. Es como si las paredes de los tubos que están transportando el líquido de Amor de Dios comenzaran a expandirse y se volvieran más y más delgadas y más transparentes.

El juicio es contracción.

El perdón es expansión, paz, confianza y fe.

El perdón le permite a la espaciosidad dentro de ti crecer. Porque cuando observas al ladrón que ha entrado a la fuerza dentro de tu casa y le dices: “Te perdono”, estás decretando lo opuesto de lo que has aprendido. Estás decretando que no te pueden quitar nada de valor. Estás decretando que el juicio es lo opuesto de lo que desea, y que el juicio causaría que sientas lo opuesto de como desea sentir. Estás decretando tu poder de percibir de forma diferente. Estás, por consiguiente, curándote a ti mismo.

Si alguna vez quieres volver a casa, vas a tener que ser muy, pero muy divinamente egoísta. Vas a tener que ser tan egoísta que no vas a tolerar el juicio en ti mismo —de nada ni de nadie. Porque vas a empezar a reconocer que cada uno de esos actos te catapultan al otro lado del universo de donde deseas estar.

El juicio causa que la propia estructura celular se descomponga. Si pudieras ver esto, nunca juzgarías de nuevo. Cuando juzgas, incluso las células de tu cuerpo enloquecen. Vibran de una manera completamente disonante. Hay contracción. Los fluidos no se mueven a través de las células. Los nutrientes no llegan a ser transportados o entregados a las células. El material de desecho no se procesa correctamente. Todo se obstruye, y hay enfermedad. Por lo tanto, amado amigo, comprende muy bien que el juicio no es algo que debas tomar a la ligera. ¿Deberías, entonces, juzgarte a ti mismo, si notas que has estado juzgando? No. Eso es un juicio en sí mismo. Solo el Amor puede curar. Por lo tanto, cuando te das cuenta que has juzgado, simplemente di:

¡Ah, sí! Es esa energía.
Reconozco a esa nube que acaba de pasar a través del campo de mi consciencia.
Pero puedo elegir de nuevo.

¿Así que cómo funciona esto? Si en tu “ordinaria” vida diaria —que sabemos que no es ordinaria en lo absoluto. Detectas que has estado juzgando a alguien o a algo, reconoce que todavía el juicio sigue contigo. Es algo presente, incluso aunque podrías haberlo promulgado hace cinco minutos, o hace cincuenta y cinco años o hace diez vidas atrás. Cuando lo notas o cuando te haces consciente de él, lo has hecho una cosa muy presente. Así que está justo allí en frente de ti para ser deshecho. Y esto es en lo que necesitas enfocarte:

Voy a elegir de nuevo.

¿Has tenido la experiencia de mirar atrás en tu vida, y de repente recordar una escena en la cual ahora sabes que actuaste egoístamente desde el ego, ya que fuiste manipulador, astuto o hiriente? O reconoces: “Dios mío, realmente estaba juzgando a esa persona. Oh, si solo pudiera regresar y deshacerlo”. ¿Has tenido ese sentimiento?

Te digo que, si puedes, porque todo está presente. No existe tal cosa como el pasado o el futuro, solo existe el ahora.  Así que cuando tienes ese pensamiento o ese recuerdo, viene a ti por una razón específica. Porque tú como un alma, estás aprendiendo acerca del perdón y como deshacer los efectos de tus elecciones previas. Y es por eso se te presentan, todavía otra vez, para que hagas una nueva elección.

Cuando ese viejo recuerdo venga, quédate con él. Obsérvalo. Reconoce como el juicio funcionó en ese tiempo. Y luego dile a la persona o al evento:

No te juzgo.
Me extiendo perdón a mí mismo por lo que he creado.
Te abrazo, y te amo. Te libero para que seas tú mismo.
Te bendigo con la bendición de Cristo.

Entonces observa como esa imagen o memoria comienza suavemente a disolverse en la Luz, hasta que no queda rastro de ella. Y con eso ha sido hecho.  

Inmediatamente la mente dice: “Pero cuando le di una patada a ese muchachito en las canillas cuando tenía cuatro años solo para verlo gritar… él ya no está aquí”. ¿Él no está aquí? El cuerpo no está aquí, pero el cuerpo no es el alma.

Todas las mentes están unidas. Esto significa que donde extiendas perdón dentro de la consciencia, dentro de tu campo emocional a otros —independientemente de que ellos estén físicamente presentes o no— les estarías extendiendo exactamente a ellos lo que les extenderías como si estuvieran presentes físicamente delante de ti.

Incluso si lo estuvieran, ellos todavía tendrían que recibirlo, ¿no lo recibirían? Ellos todavía tendrían que tomar su decisión—de bien sea de aceptar tu perdón o bien sea que se queden con tu juicio. Y eso es asunto de ellos, no tuyo.

Comprende que, estás tratando con la consciencia. Tú no eres un ser físico, eres Espíritu. Y estás íntimamente conectado con todas las mentes y en todos los tiempos. Por consiguiente, perdonar a otro puede ocurrir en cualquier momento en el que decidas que puede ocurrir. Cualquier persona de la que creas que alguna vez te haya ofendido puede ser perdonada por ti en este mismo momento. En cualquier momento en el que hayas juzgado a alguien y, por consiguiente, en el que te hayas juzgado a ti mismo, puedes deshacer eso en este preciso momento, simplemente al hacer una elección diferente


LA REACTIVIDAD INDICA LA NECESIDAD DE AUTO-PERDÓN

Puedes estar seguro, que continuarás proyectando sobre las demás personas lo que permanezca sin sanar y sin perdonar adentro de ti mismo. Cada vez que reaccionas ante otra persona, estás dando una señal de que hay una especie de energía que se ha presentado a tu consciencia que no has perdonado adentro de ti mismo. Si alguien hace una crítica y te saca de tus casillas cada vez que esa persona se pone a criticar, puedes estar seguro que, no has sanado esa parte de tu propio ser —esa parte de tu propia experiencia cuando tú has criticado a los demás.

Ya sea que se esté produciendo ahora, o si parece ser que es un patrón que has logrado interrumpir y que actualmente ya no aplicas más, todavía no te has perdonado a ti mismo por haberte identificado con esa energía.

Utiliza tus experiencias ordinarias de cada día para observar lo que te saca de tus casillas. Te daremos una técnica muy simple para hacer esto. Si permaneces con ello, te revelará la energía que está necesitando de tu perdón.

La técnica es bastante simple. Mientras andes atendiendo los asuntos de tu día a día, de tu vida cotidiana, observa cuando te sientas como si estuvieras contraído. ¿Tienes los músculos del cuerpo tensos? ¿La respiración es poco profunda? ¿Tu voz se acelera o se hace más alta cuando hablas acerca de cierta energía de alguna otra persona? Esa es una señal de que necesitas de sanación adentro de ti mismo. Cuando reconoces que aún continúan ese tipo de señales —en otras palabras, es que la vida se te ha presentado con la oportunidad de ser perturbado— eso es una señal de que hay algo que requiere de sanación. Por consiguiente, si te sientes perturbado asúmelo como una bendición.


EJERCICIO DE SANACIÓN

Hazte consciente de lo que tú crees que te está perturbando y recuerda el primer axioma:

Yo soy la fuente de mi experiencia.
Me estoy sintiendo perturbado.
¿Qué hay en mí que requiere ser sanado?

Comienza a respirar profundamente y rítmicamente. Deja que el cuerpo se afloje y se relaje, y pregúntate:

¿Qué hay en la energía de esta persona que está realmente causando mi reacción?

Lo verás de inmediato:

“Oh, ellos son tan criticones. La crítica me saca de mis casillas.”

Luego pregúntate:

¿Cuándo le he hecho esto a otra persona?
¿Dónde he sido crítico con los demás?

Y podrías replicar de inmediato:

“Bueno, he sido crítico porque ellos son críticos.”

Los recuerdos regresarán, recuerdos que serán desagradables, si los estás juzgando. Déjalos regresar. Continúa respirando y relajándote. Observa a esa energía de ser crítico. Hónrala. Ámala. Porque es tu creación. Son tus creaciones regresando a ti, que tú podrías abrazarlas y transformarlas. Solo permanece con ellas. Obsérvala:

“Ah, ser crítico, sí, yo puedo ser crítico. Fui así en el pasado. Conozco a esa energía muy bien”.

Contempla a la escena en tu memoria en la que has sido el que ha estado criticando. Contémplala con profunda honestidad y sinceridad, y dite a ti mismo:

Me perdono por ser crítico.
Me perdono el juicio a mí mismo.
Elijo enseñar solo Amor.

Observa a esa imagen disolverse y desaparecer de tu mente. Trae a tu consciencia de regreso al momento justo presente en el que esa persona te sacó de tus casillas. De nuevo, no necesitas decirles nada en lo absoluto, aunque podrías. Pero dentro de ti mismo, perdónalos porque ellos permiten que esa energía de ser crítico haga temporalmente un hogar en sus mentes. Y simplemente pídele al Espíritu Santo que reemplace tu percepción con la Verdad. Pídele ver la Luz de la inocencia dentro de ellos.

A medida que cultives esto, te volverás muy, pero muy bueno en esto. Serás capaz de hacerlo tan rápido como el tiempo que toma chasquear los dedos. Y una vez que empieces a ver la Luz en ellos, pregúntale al Espíritu Santo:

¿Esta energía de crítica qué está ocultando en ellos?
¿Qué están ellos realmente pidiendo a gritos?

Entonces sentirás compasión. Porque te será revelado el por qué están heridos adentro. He aquí que, en vez de ser reactivo hacia ellos, podrías sentir compasión. Tu elección de las palabras y tu propio comportamiento podría volverse tan diferente de lo que nunca hubieras jamás imaginado. Porque a través de ti fluirá exactamente lo que les servirá a ellos.

Cuando yo estaba siendo clavado en la cruz, había una persona que alzaba el mazo para golpear el clavo. Y cuando alzó el mazo, sus ojos se encontraron con los míos por solo un momento. Yo hice exactamente lo que te estaba describiendo. Por aquella época yo era un maestro haciendo esto, así que lo hice muy rápido. Me pregunte a mí mismo:

“¿Alguna vez le he querido atravesar un clavo a alguien?”

Y recordé mis pensamientos asesinos. Me perdoné a mí mismo y regresé mi atención hacia aquél, y pedí solo ver la Luz en él. Y pregunté:

¿Esta acción qué está reflejándome?
¿Qué está ocultándose adentro de él?

Y vi el alma de aquél, y amé su alma. Y sentí compasión por él. En ese momento —recalca mis palabras— en ese momento de cruce de miradas, ¡aquél hombre lo entendió!

Debido a que mí energía era diferente, esa energía creó el espacio en el cual esa alma pudo hacer un nueva elección. Esa alma vio repentinamente la totalidad de su experiencia, y se dio cuenta de que si permitía que ese mazo cayera sobre el clavo, sería su decisión de elegir continuar siendo nada más que una alfombra para la percepción de las demás personas. Y en ese instante, esa alma decidió continuar un camino que lo llevaría a dirigir la soberanía de su maestría, y nunca más fue un peón de ningún gobierno, grupo, facción o de nadie. Él dejó caer el mazo de sus manos —él era un soldado Romano— se puso de pie, se alejó y desapareció.

Ese hombre ha llegado a ser un maestro que es conocido literalmente por miles de seres. Él no está en forma física. Este hombre visita a muchos, a muchos maestros. Este hombre de hecho encarnó la perfecta maestría y, por lo tanto, trascendió el mundo. Y todo esto comenzó como resultado de deseo de enseñar solo Amor. Ahora, tenemos una gran amistad.

Como ves, puede que no sepas cuan poderoso es tu elección por la sanación. Puede que no veas cuan profundo y hondo esto te afectará a ti, mientras continuas siendo un creador —y continuarás por siempre. Posiblemente nunca puedas saber que frutos nacerán de ese árbol en la vida de otro. Pero debido a que todas las mentes están unidas, cuando eliges sanar a través del perdón, literalmente creas el espacio en el cual el otro puede también sanar su vida.

No dejes que ningún momento se desperdicie. No veas nada como algo ordinario. Y no veas a las percepciones que te enseñan a justificar al mundo que está dentro de ti. Sino que mantente totalmente comprometido a desenterrar y a sacar de raíz cualquier cosa que no sea como el Amor de Cristo. No pienses que yo soy el único que puede amar de esta manera —porque no es verdad. Estás aquí para amar como yo aprendí a amar. ¿Por qué? Porque eres ese Amor. Todo lo demás es solo una cortina de humo.

El perdón es necesario. El perdón es una habilidad y un arte que te pagará dividendos, sobre dividendos, sobre dividendos. Nunca dejará de pagarte dividendos. ¡En cada momento en el que eliges perdonar, te has literalmente ahorrado miles de años de sufrimientos! ¡Guao! Lo afirmo tan literalmente como uno puede hacerlo. En pocas palabras, cada acto de perdón es un milagro que te acorta la necesidad de experiencias en esta dimensión.

Cuando te encuentras a ti mismo en una situación que tú crees que es muy grande, esto es debido a que algo grande finalmente ha subido a la superficie para ser sanado dentro de ti de manera que un mayor poder pueda irradiar a través de ti. ¿Por qué? Porque has alcanzado el punto en el que estás listo para ello. Para que más de Cristo pueda ser vivido.


CULMINANDO TU DÍA

Es muy, pero muy importante dejar que cada día le baste su afán[10]. Cuando culmines tu día, siempre en verdad termínalo. No te tomes cuatro horas de ritual. Puedes hacerlo con una respiración. Mientras vas tomando una respiración profunda al recostar tu cabeza sobre la almohada, contempla el día completo, abrázalo, acéptalo en tu consciencia, y mientras dejas que el aliento vaya saliendo, silenciosamente dite a ti mismo:

Libero y perdono a este día. Ha sido perfecto. Y está hecho.

Déjalo ir. Déjalo ir. ¿Por qué? Si no lo dejas ir, lo llevarás contigo. ¿Has tenido esa experiencia? y por tres semanas vas a estar lamentándote: “Oh, Dios mío, ¿Por qué tome esa decisión hace tres semanas? Si tan solo hubiera tomado otra decisión, esto no hubiera pasado, y aquello otro no hubiera pasado”. Eso es probable que sea verdad. Pero el punto es que ahora tres semanas después, estás todavía dándote con eso por la cabeza llevando el pasado contigo. Y te estás perdiendo la gloria del presente. Esto lo has escuchado unas mil veces porque es verdad.

La consciencia es una cosa sutil y poderosa. No puedes hacer otra cosa, sino crear. Recuerda que la meta de este camino es aprender a crear deliberadamente con maestría. Por lo tanto, contempla a las cosas del día y di:

Es muy bueno. Y ha culminado.

Cada noche cuando recuestes la cabeza sobre la almohada y sepas que vas a retirarte a dormir, sé cómo Dios en la historia Bíblica de la Creación, en la que está escrito que al séptimo día, Dios descansó[11]. En esencia, Dios había culminado, dentro de esa historia. Ten esa misma cualidad al final de cada uno de tus días.

Si estás cargando con alguna especie de reacción emocional porque alguien dijo o hizo algo, o por algo que tú dijiste o hiciste, practica el perdón antes de irte a dormir. Si no lo haces, mantendrás la energía de la experiencia del conflicto durante tus estados de sueño. Y la comunicación entre tú y el otro, quien no ha sido perdonado todavía, se seguirá manteniendo hasta que el perdón esté completo dentro de ti.

Esto es muy importante. El tiempo no debería tomarse frívolamente. Juega con él, sí, pero juega con él a partir del discernimiento conscientemente, a partir de la claridad, a partir del reconocimiento de que no existe un pensamiento inerte. Cada pensamiento crea un mundo de experiencias para ti. Y tú eres digno de experimentar el Cielo.

Tendremos mucho más que decir acerca del perdón a medida que comencemos a sondearlo en profundidad mientras practicas perdonar hasta setenta veces siete. Esto te llevará cada vez más profundo dentro del mecanismo de la propia consciencia —que es propiamente el mecanismo de la creación. Pon el perdón en lo más alto de la lista de las prioridades hasta que sepas que tú ya estás perfectamente perdonado. Sé, por lo tanto, vigilante para evitar que niegues lo que todavía necesite del perdón dentro de ti. Porque lo que niegues, lo proyectarás. Y cada proyección es una herida que te hace daño a ti mismo. Por supuesto, eso también le hace daño a los demás, pero principalmente a ti mismo.

¡Así que! dejemos que esto sea suficiente por ahora. Hay mucho de lo que se ha dicho en esta lección que es necesario que lo leas nuevamente y nuevamente otra vez hasta que la mente comience verdaderamente a captar que importante y cuan poderoso es el perdón. Llegarás a un punto donde absolutamente te vas a deleitar cuando vayas a través de tu día expresando el perdón, como una ola que se emite a sí misma desde el océano de tu consciencia, incluso si el cuerpo no está haciendo nada. El perdón, en sí mismo, se convierte en una deliciosa energía para vivirla a lo interno.

Por lo tanto, amado amigo, perdónate a ti mismo muy bien y habrás perdonado a Cristo. Cuando Cristo es perdonado. Cristo surgirá y se levantará y hará un hogar en tu corazón, en tu mente e incluso en las células de tu cuerpo. Sabrás lo que significa caminar en este mundo pero sin ser de este mundo. Y cuando te veas en el espejo dirás:

Mira que ahí apareció el Salvador.

No será la arrogancia egoica la que lo dirá, sino el reconocimiento de lo que es Verdad siempre:

Yo soy el Hijo de mi Padre y fui enviado a traerle Luz a este mundo.

Mantente, por lo tanto, en paz. Practica muy bien el perdón, hasta que sea como respirar. Descubrirás un Poder que tú no sabías que podría existir, y una libertad cuyo sabor es más dulce que la miel. Te perdono. No porque te haya juzgado, sino porque conozco la bendición que el perdón me trae a mí. El perdón fue algo que perfeccioné como hombre. Igualmente perfecciónalo dentro de ti, y conocerás la gloria de Cristo.  

Que la paz sea con ustedes, amados amigos. Amén.



[1] Lucas 2:46:47, “Y aconteció que después de tres días le hallaron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que le oían estaban asombrados de su entendimiento y de sus respuestas”. Biblia de las Américas. (N. del T.)
[2] Génesis 1:26-27, “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.…” Biblia de las Américas. (N. del T.)
[3] Mateo 18:21 al 22, “Entonces se le acercó Pedro, y le dijo: Señor, ¿cuántas veces pecará mi hermano contra mí que yo haya de perdonarlo? ¿Hasta siete veces? Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Biblia Américas (N. del T.)
[4] Mateo 5:8, “Bienaventurados los de limpio corazón; porque ellos verán a Dios”. Biblia Reina Valera Gómez. (N. del T.)
[5] Mateo 7:2-3, “No juzguéis para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá”. La Biblia de las Américas. (N. del T.)
[6] Se tradujo “It takes one to know one” por “lo que juzgas en otro está en ti”. (N. del T.)
[7] Juan 17:16 “Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.” Biblia de las Américas. (N. del T.)
[8] Mateo 7:3-4 “¿Y por qué miras la mota que está en el ojo de tu hermano, y no te das cuenta de la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo puedes decir a tu hermano: ‘Déjame sacarte la mota del ojo, cuando la viga está en tu ojo?’” Biblia de las Américas. (N. del T.)
[9] Mateo 5:13, “Vosotros sois la sal de la tierra;...” Biblia Reina Valera Gómez. (N. del T.)
[10] Mateo 6:34, “Así que, no os congojéis por el día de mañana; que el día de mañana traerá su fatiga: basta al día su afán.”  Biblia Reina Valera Gómez 1909. (N. del T.)
[11] Génesis 2:2-3, “Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho”. (N. del T.)

Nota:

1era revisión, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 08/04/2016).
2da revisión, se hicieron algunas pequeñas correcciones a la traducción (el 28/09/2016). 


Nota del traductor

El traductor de este libro procede de Venezuela. Esta es una traducción no oficial. Se le recomienda a los lectores adquirir la traducción oficial en www.shantichristo.com también pueden obtener otros materiales complementario en la Fundación Shanti Christo. La traducción es casi literal para no alterar en nada el mensaje original de Jeshua ni la estructura del texto, es la intensión de Jeshua permitir que cada frase se retenga dentro del corazón, que cada idea llene la mente y el cuerpo con su frecuencia o vibración real. Ya que así fue diseñada cada palabra, la estructura de cada frase, la cadencia y el humor. Se ha evitado el uso de términos que pudieran desconcertar a los lectores de los otros países de habla hispana. La mayoría de los pronombres de la segunda persona del singular y del plural se han traducido por “tú/tu/ti/te/tus” incluso cuando está claro que Jeshua le habla a un grupo de personas. 


La Fundación Shanti Christo acaba de poner a disposición la traducción al español de esta exquisita obra espiritual.

Te recomiendo que adquieras los libros de "El Camino de la Maestría", en la página web: www.shantichristo.com/ 



Esta traducción no oficial fue realizada por Oscar Ruiz, 



El Camino de la Maestría

se compone de tres libros:


1er  Libro   "El Camino del Corazón"

       de la Lección 1 a la 12


2do Libro  "El Camino de la Transformación"

       de la Lección 13 a la 24


3er Libro  "El Camino del Conocimiento"

       de la Lección 25 a la 35

Recomendaciones: 
  • Cada libro debe estudiarse durante un año, y cada lección durante un mes, al final de los 3 años de estudio habrás alcanzado la Maestría.
  • Compra un diario y un bolígrafo que solo debes utilizar en El Camino de la Maestría.
  • Coloca sobre la portada de tu diario una imagen que represente para ti, tu idea más elevada del Amor.
  • Anota todas tus experiencias, todo lo que sientas, guarda el diario y el bolígrafo en un lugar donde no colocarás nada más, ese será tu lugar sagrado.

2 comentarios: